MÉXICO, DF (apro).- En los años 60, el gobierno de Estados Unidos capturó a un espía ruso llamado Rudolf Abel. Por cuestiones legales, el susodicho no podía ir derechito a la silla eléctrica, sino a juicio, y por lo mismo era necesario que tuviera un abogado defensor. Claro, sólo por mero trámite, porque la evidencia en su contra era abrumadora. El gobierno se lo consiguió, no un penalista como debía haberlo hecho, sino uno de seguros (Jame B Donovan)… por no dejar. El resultado fue totalmente incómodo pero, a la larga, provechoso ya que la historia se convirtió en un hermoso acto de derechos humanos, que Spielberg plasmó de manera magistral en una cinta que nos hace sentir que con determinación todo es posible. Y que en medio de lo peor, hay esperanza. En Puente de espías, Abel es interpretado magníficamente por Mark Rylance, mientras que Donovan por Tom Hanks, quien también lo hace de manera estupenda. Donovan, un exitoso abogado de seguros, es asignado por sus jefes a la defensa del espía, en contra de toda la sociedad y su familia, que lo ven con ojos de traidor. Todo comienza por curiosidad y también por ego; sin embargo, poco a poco, el lado humano de Donovan va apoderándose de sus acciones, de tal manera que está dispuesto a defender al enemigo de su nación puesto que “todos merecemos un juicio justo”. Donovan encuentra muchas irregularidades en el proceso, suficientes para que Abel quede en libertad, y sin embargo los jueces no están dispuestos a conceder tanto. Donovan consigue que Abel vaya a la cárcel en lugar de una sentencia de muerte, con la esperanza de que algún día los rusos capturarán a un espía estadunidense y podrán hacer un intercambio. Ello ocurre, y es entonces que Donovan se convierte en la persona ideal para negociar el intercambio. Puente de espías nos confronta con nuestras pasiones patrióticas y una legalidad que aprisiona y a veces dista de ser justa. En medio de una cacería de brujas, las paranoias y el miedo nos hacen buscar culpables para linchar, la razón y el amor por la humanidad deben prevalecer. Puente de espías es una de las mejores películas en la filmografía de Spielberg.