Ocesa, Harp, los ricos… dueños de la Magdalena Mixhuca

domingo, 6 de diciembre de 2015 · 10:14
La indignación de los ecoactivistas de la Magdalena Mixhuca, presidentes de los equipos de futbol y usuarios de ese espacio deportivo, muestran su indignación por la privatización instrumentada por las autoridades capitalinas. El dueño de la Ciudad Deportiva se llama Ocesa, “porque hace y deshace a su libre arbitrio”, dice uno de los entrevistados, y añade: “Las autoridades le están dejando todo a Ocesa, a Harp Helú, a quienes tienen el billete”. Y en cuanto al estadio para los Diablos Rojos del México, “ya están trabajando en lo oscurito” agrega otro. MÉXICO, DF (Proceso).- La madrugada del sábado 21 de noviembre, en el marco del evento denominado Corona Capital, una caravana de revolvedoras y vehículos con maquinaria pesada irrumpieron en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca. Los vehículos cruzaron la pista del recién remozado Autódromo Hermanos Rodríguez, ante los azorados asistentes al evento. Los usuarios, presidentes y líderes de las ligas de futbol, celosos guardianes de las instalaciones deportivas, no sabían que, sin previo aviso, el gobierno capitalino había dado el banderazo inicial de la construcción del nuevo estadio de beisbol de los Diablos Rojos del México en esa zona del oriente del Distrito Federal. Sin embargo, esa nueva sede comenzó a cimentarse sin la autorización de la delegación Iztacalco, perímetro donde se encuentra la Ciudad Deportiva. El jueves 26, la demarcación liderada por Carlos Estrada Meraz informó a Proceso que “no ha emitido ninguna autorización”. La Dirección General Jurídica, de Gobierno y Protección Civil, así como la Dirección General de Obras y Desarrollo Urbano de Iztacalco sólo tienen conocimiento de que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) solicitó la opinión de esa jurisdicción. En esta demarcación política recae la responsabilidad de otorgar la autorización respectiva para todo trámite normal de construcción en terrenos localizados dentro de la delegación. Prueba de ello es que la Seduvi le ha solicitado su parecer, aun cuando al gobierno de la Ciudad de México le asista la facultad para autorizar licencias de construcción. Ubicada en el perímetro de Iztacalco, la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca era administrada por la delegación, según una resolución emitida en los tiempos en que Andrés Manuel López Obrador estaba al frente del gobierno capitalino. Sin embargo, con Miguel Ángel Mancera Espinosa, el complejo pasó a depender del Instituto de Deporte del Distrito Federal (Indeporte). Hasta el cierre de edición, la delegación Iztacalco tampoco ha recibido el proyecto ejecutivo del estadio de beisbol, estudios de impacto ambiental ni uso de suelo; tampoco los permisos de construcción ni los demás requisitos que establece el marco jurídico. Las desavenencias En abril de 2015, el portal www.contralínea.com.mx publicó que, con respaldo absoluto, pero sin contrato ni estudios ambientales, el Gobierno del Distrito Federal bajo la administración de Mancera Espinosa entregó un terreno de 75 mil metros cuadrados al magnate Alfredo Harp Helú para la construcción del estadio beisbolero, lo que implica la destrucción masiva de la flora y la fauna en ese entorno. Según la información, el director del Indeporte, Horacio de la Vega, señala que el permiso “está dado y los planes de construcción (están) en curso”, aunque admite que no existe ningún contrato firmado. Sólo hay “una presentación con imágenes elaboradas por la fundación del magnate, asegura por su parte la oficina del jefe de gobierno”, destacó el portal. La nueva morada de la novena de beisbol es una paradoja. Si bien el inmueble forma parte de la transformación del vetusto recinto deportivo, la obra ha generado malestar, inconformidad y rechazo entre usuarios, vecinos y presidentes de las ligas de futbol. Ello se quejan porque, dicen, el estadio será edificado sobre una superficie de siete hectáreas y media que Mancera Espinosa prometió al empresario Harp Helú por medio de un comodato que puede extenderse por un largo periodo. Los usuarios y representantes de ligas de futbol comentan que el proyecto ya afectó seis canchas de futbol y el pequeño estadio de hockey sobre patines, según la zona que ya fue delineada y separada del resto del predio con barreras de láminas metálicas desde el lunes 23 de noviembre. Con esas acciones, dicen, el gobierno capitalino busca la privatización de la Ciudad Deportiva. Comentan que con motivo del Gran Premio de Fórmula Uno, Mancera otorgó a Operadora de Centros de Espectáculos, S.A. de C.V. (Ocesa) –la empresa de Alejandro Soberón que ostenta la concesión de la mayor parte del recinto–, un par de canchas de futbol, la 35 y la 36, para que se expanda. Hoy, añaden, Ocesa tiene poderes ilimitados en la Ciudad Deportiva, mientras ellos tienen cada vez más dificultades para ingresar, como sucedió las dos semanas previas al Gran Premio de Fórmula Uno, celebrado el domingo 1. Lo mismo sucedió el sábado 21 y el domingo 22, cuando se les prohibió usar las instalaciones con motivo del evento denominado Corona Capital, otro evento con el sello de Ocesa. Las desavenencias se iniciaron en agosto pasado cuando el Indeporte, transformado en una “ventanilla al servicio de los empresarios” ordenó el cierre de los sanitarios, lo que obliga a usuarios y visitantes a orinar y defecar a la intemperie, con los consabidos riesgos para la salud. Los afectados alertan sobre la intención del Indeporte de concesionar también esos módulos a particulares, como ya lo hizo su titular, Horacio de la Vega, con la zona de estacionamiento. E insisten en que los problemas hidrosanitarios se agravaron la víspera del Gran Premio de Fórmula Uno, pues las tuberías de agua potable sufrieron daños severos que tardaron en repararse por la falta de planos de la Ciudad Deportiva. Con respecto al suministro de agua tratada para el mantenimiento de las canchas, hace más de un año que se interrumpió a causa de la elevada deuda de la delegación Iztacalco a la empresa que tiene la concesión. La demanda vecinal El estadio de los Diablos Rojos del México, cuyo costo estimado es de 60 millones de dólares, será cubierto por el empresario Alfredo Harp Helú. Las obras se iniciaron días después del Gran Premio de Fórmula Uno, evento que no se realizaba en México desde hace 23 años; su retorno fue posible gracias al millonario desembolso de los gobiernos federal y capitalino, aunque las beneficiadas fueron algunas firmas privadas. El 2 de diciembre de 2014, Mancera organizó una presentación para hablar sobre el proyecto del estadio de beisbol y exhibió una maqueta a los asistentes, entre ellos el dueño de la franquicia y responsable de la inversión: Harp Helú. “La Ciudad de México está relanzando el beisbol. Parecía que era algo que quedaría rezagado y que la prioridad era el futbol”, argumentó Mancera, quien nunca ha ocultado su proclividad por el llamado “rey de los deportes”; incluso anunció que las obras iniciarían en marzo de 2015 y terminarían en enero de 2017. Sin embargo, Roberto Manzur, presidente ejecutivo de la organización Diablos Rojos, precisa al reportero que el inmueble estará hasta marzo de ese año y comenzará a funcionar a principios del mes siguiente, cuando inicie la temporada de la Liga Mexicana de Beisbol. Confirma también que el estadio será una donación de Harp Helú a la Ciudad de México. Arguye también que, por su costo, la obra amerita que el gobierno capitalino le otorgue al empresario la directiva del equipo de beisbol un comodato no menor a 50 años. El pasado 5 de agosto, vecinos de la Ciudad Deportiva promovieron una demanda de nulidad contra el decreto publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 9 de junio de 2014, que despoja a la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca de la categoría de “área de valor ambiental de bosque urbano”, otorgada el 27 de septiembre de 2006. La idea era impedir la tala de árboles y evitar que siguieran repartiéndose los espacios deportivos a particulares. Pero las autoridades no atendieron los reclamos. Por el contrario, Mancera e Indeporte abrieron las puertas a los empresarios en el complejo deportivo. De entrada, el gobierno capitalino autorizó que se derribaran más de 2 mil 500 árboles con un doble propósito: acondicionar el área para la expansión de Ocesa, en particular el autódromo Hermanos Rodríguez, y preparar el terreno a los Diablos Rojos en ese espacio otrora concebido para la práctica del deporte de carácter social. Jornadas de resistencia Grupos como la Asociación de Ecoactivistas, encabezada por Elías García, afinan detalles para organizar jornadas de resistencia para conseguir que la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca recobre su status de “área de valor ambiental de bosque urbano”, así como su reforestación. García lamenta que Mancera e Indeporte estén terminado con un importante pulmón en la zona oriente de la ciudad. Se queja también del silencio del gobierno capitalino ante las demandas de los usuarios, presidentes de las ligas de futbol y a los ecoactivistas de Ciudad Deportiva. Dice que el 16 y el 23 de noviembre, personal de la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal y la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del DF lo dejaron plantado, aunque las reuniones semanales estaban programadas. García ha intentado contactar a Pedro Bello, director de Gestión Social del Gobierno del Distrito Federal, para que le explique su ausencia en esos dos encuentros. “Queremos saber cuál será el destino que el Gobierno del Distrito Federal le dará a la Ciudad Deportiva”, dice. Hasta el viernes 27 ninguna autoridad ha comunicado a los ecoactivistas sobre el inicio de las obras del estadio de beisbol. Dice también que el martes 24, al consultar al administrador del lugar, Pedro Martínez, éste le respondió que la Dirección Jurídica de Indeporte le avisó que la organización Diablos Rojos del México empezaría la construcción del estadio. “Seguiremos insistiendo con las autoridades con la idea de reanudar las mesas de trabajo para conocer el destino que se les dará a los 28 millones de pesos que entregó Ocesa, y que están por ahí volando, para recuperar los espacios dañados por las obras ocasionados durante la remodelación del autódromo”, asegura García. Según él, Mancera “deja en claro que está invadiendo la Ciudad Deportiva porque prometió que se le iba a dar el uso para la cual fue creada; es decir, para el deporte popular”. Y se lanza contra él: “Reprobamos la actitud de Miguel Ángel Mancera y del Indeporte. Ellos deben atender a los usuarios de la Magdalena Mixhuca y no servir a intereses de particulares. Y reprobamos la posición de la Sedema por validar este tipo de acciones, cuando su función es vigilar las áreas verdes. En lugar de proteger la Ciudad Deportiva, están privilegiando a los empresarios”. Y anticipa que su grupo llevará sus protestas y denuncias a diversos puntos de la ciudad. El propósito, dice, es “que los ciudadanos conozcan el tipo de gobernantes que tenemos. También convocaremos a un cambio de actitud de los vecinos y usuarios para que le exijan a las autoridades el respeto a la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca y más áreas verdes”. El presidente de Equipos Unidos de la liga de futbol en la Ciudad Deportiva, Manuel Vázquez, asegura que el gobierno de la Ciudad de México “nos aplicó el clásico madruguete con el comienzo de las obras del estadio de beisbol. Las maquinarias empezaron a tirar su material sobre el área señalada, mientras las ligas de futbol afectadas buscan su reacomodo en la Ciudad Deportiva”. Los presidentes de las ligas de futbol y usuarios de la Ciudad Deportiva redactarán un documento y lo llevarán al palacio legislativo de San Lázaro. Ojalá, dice, algún diputado impulse un punto de acuerdo y pida que el Indeporte les respete sus horarios en el uso de los campos de futbol; también insistirán en que el recinto deportivo recobre su categoría de “área de valor ambiental y bosque urbano”. “Nos están parando una chinga de perro bailarín, pues ya están trabajando el estadio en lo oscurito”, afirma Manuel Vázquez. Dice que el dueño de la Ciudad Deportiva se llama Ocesa; “porque hace y deshace a su libre arbitrio. Esto tiende a privatizarse, a desaparecer la esencia de la Ciudad Deportiva para la clase más necesitada, porque ya se la están dejando todo a Ocesa, a Harp Helú, a quienes tienen el billete”. Es posible, dice, que se forme un movimiento similar al ocurrido en octubre pasado en el poblado de Nahatzen, Michoacán, donde sus habitantes retuvieron al alcalde y al director de Seguridad Pública, a quienes acusaron de extorsionar y secuestrar a la población. “Es lo que tenemos que hacer, porque esto ya es una guerra”, sostiene el entrevistado. –¿Pedirían la salida de algún funcionario en particular? –Del mismo jefe del gobierno de la Ciudad de México, que sigue sin escuchar nuestras demandas.

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