MÉXICO, DF (apro).- Estrenar esta cinta a fin de año es una hermosa manera de reiniciar una hermosa franquicia. ¿Por qué? Porque el especial de Navidad de Charlie Brown (conocido en inglés como Peanuts) es el primero de la tira cómica y uno de los programas que hicieron historia en la televisión estadunidense. El especial transmitido en 1965 se volvió un programa transgresor, en cierto sentido, en parte porque a través de un discurso religioso la cadena televisiva temía que se alejaría a los patrocinadores y al público. Snoopy y Charlie Brown: Peanuts (Peanuts The Movie, EU, 2015), la película, fue escrita por el hijo y nieto de Charles M. Schulz (el creador), junto con Cornelius Uliano, lo cual indica que hubo mucho amor en el proyecto. A pesar de las buenas intenciones, una animación 3D que nos remite a la vieja animación 2D, escenas icónicas como Snoopy jugando a luchar contra el Barón Rojo, los chicos jugando beisbol y Charlie Brown consultando a su psicóloga que vende limonadas, la película está lejos de ser emotiva; funciona si uno conoce a los personajes, pero fuera de eso no hay mucho más que sea memorable. La película gira en torno a Charlie Brown, que busca enamorar a la nueva chica de la escuela, una pelirroja, mientras que por otro lado Snoopy deberá luchar contra su némesis, el Barón Rojo. No hay guiños a las películas modernas donde predominan los chistes físicos y las ediciones rápidas: la acción se desarrolla a través de diálogos existenciales, como es su costumbre; sin embargo, no consiguen despertar ese grado de reflexión, sabiduría e inocencia de los episodios clásicos; hay ingenio pero no pasa de ser una curiosidad. Ayuda que el alma de los personajes esté ahí aunque su “look” resulte extraño: no se ven como una caricatura moderna pero tampoco demasiado retro. En fin, la cinta alcanza a cumplir expectativas siempre y cuando se le vea como un homenaje, pero no posee la calidad de los grandes episodios de la caricatura original.