Sangre joven en 'La visita del ángel”, de Vicente Leñero

domingo, 17 de enero de 2016 · 13:27
MÉXICO, DF (proceso.com.mx).- Desde el jueves 14, en el Círculo Teatral de la colonia Condesa ha comenzado temporada con llenos totales el nuevo montaje del director Raúl Quintanilla a La visita del ángel, obra muy querida por su autor el dramaturgo jalisciense Vicente Leñero (1933-2014) desde que la escribió en 1980, ya escenificada por Ignacio Retes en 1981 y 1995 (ver: https://twitter.com/visitadelangel). La pieza en dos actos transcurre en el departamento capitalino de una pareja de ancianos de clase media (que actúan Gastón Melo y Conchita Márquez), cuya rutina en el ocaso de sus vidas se rompe cuando estos dos abuelos reciben la visita maravillosa de su bella nieta llamada Malú, para comer y platicar los tres juntos. (ver: https://www.youtube.com/watch?v=UnmEG9YnVnQ) [gallery type="rectangular" ids="426729,426730"] El muy joven compositor Cristóbal Maryan (El pulso del desierto) se integró con música original al equipo de esta producción teatral en proyecto comenzado hace tres años por su madre, la dramaturga María Antonia Yanes (alumna y amiga de Vicente Leñero), de Yanes Casting. --Vicente Leñero anota hacia el final de la obra La visita del ángel una sola indicación musical, cuando el abuelo coloca en su tocadiscos un LP con Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi, para oírlo… --En efecto. Gracias a la tecnología, yo bien podía tocar la obra en escena; pero luego el maestro Raúl Quintanilla sugirió algo interesante: poner una versión de Las cuatro estaciones de Frankie Valli & The Four Seasons (Jersey Boys, de Clint Eastwood), aunque en la atmósfera musical de los abuelos cuando se enamoraron. “Me pidió que de esa pieza Las cuatro estaciones tomara algún motivo e hiciera una música que sirviera para ciertos momentos de la obra, donde apuntamos a los recuerdos de los abuelos, y más que nada a la quietud en el íntimo ambiente de La visita del ángel, que se maneja con sus personajes y los objetos del departamento de los abuelos en la Ciudad de México. Mi trabajo musical en la obra finalmente quiso acercarse al minimalismo sacro del compositor estonio Arvo Pärt” (ver: https://soundcloud.com/crismaryan). Mientras que Melo y Márquez encarnan al matrimonio de los dos abuelos, la nieta Malú (“universitaria, de 19 o 20 años de edad”) es personificada por un par de actrices veinteañeras, muy guapas y talentosas: Estefaní Hinojosa y Carolina Miranda, quienes alternan funciones en el Círculo Teatral. Con ambas conversamos sobre esta puesta en escena. Dos ángeles para una “Malú”         Estefaní Hinojosa nació el 9 de septiembre de 1986 (“un día de huracán”, dice) en Monterrey, Nuevo León, donde comenzó su carrera artística. “Tuve muchas inquietudes desde niña y allá empecé incursionar en la actuación, hasta que para concretar mi sueño dejé ‘el rancho’ para venir a la capital donde he actuado en algunas obras como las de Teatro en Corto.” --¿Qué tan cercana se siente a su personaje de Malú? --Sí, sí, muy cerca… ¿Sabes qué? Empecé a leer el texto de La visita del ángel y descubrí que mi personaje Malú tiene sus propias “restas”; me identifiqué con sus mismas faltas y carencias, por lo cual ¡claro!, me dije, ‘yo también me he llegado a sentir así como Malú!’ “Por ejemplo, para mí mi abuela es la mujer que me crió, es mi mamá, digamos; entonces a mí esta identificación me conmueve muchísimo. Es más, cuando tú llamas a tus papás y apenas te preguntan ‘¿Cómo estás m’hijita?’, luego-luego se dan cuenta: ‘Ay, estás llorando…’, por sólo oír tu tono de voz. Así con los abuelos, ¡ellos sí que se ocupan de escucharme! Mi abuela sabe lo que quiero cuando apenas llego de visita y me dice: ‘¿Tienes hambre?’. Es mi caso, mis abuelos me entienden. “Su casa es un lugar seguro en donde uno tiene todo su amor y donde uno puede decir: El mundo es muy hostil afuera, pero aquí estoy como en mi casa, mejor porque aquí puedo ser yo.” --¿Qué le gusta de Vicente Leñero como escritor? --Fíjate que Leñero es una persona admirable para mí, porque él fue ingeniero civil. Luego se dedicó a la escritura y al periodismo, hizo novelas, teatro, guiones para cine, ahí están Los albañiles y Garabato que me gustaron bastante… “Para mí es una persona de una genialidad increíble. No tuve la fortuna de conocerlo en persona, ¡qué lástima que nos dejó de este mundo el 3 de diciembre hace más de un año! Porque me hubiese encantado tener la oportunidad de visitarlo para platicar con él acerca de esta obra, conocer su tono de voz, descubrir cómo habla y cómo ve la vida. “Creo que para mí es un privilegio estar en este proyecto porque Vicente Leñero es un grande, un grande para la dramaturgia mexicana.” Estefaní ha trabajado en telenovela (Las Bravo, Hombre tenías que ser, Confesiones del más allá); series (La cena, magos y conjuros, Amor a ciegas); teatro (Aplausos para la directora), y cortometrajes (Chichimeca, Al aire). Por su parte, la rubia Carolina Miranda nació el 25 de junio de 1990 en Irapuato, Guanajuato. A los 25 años, La visita del ángel es su debut teatral. “Estudié en el Cefat (Centro de Formación Actoral para TV Azteca). Había hecho mucha televisión, estuve en series y telenovelas (La isla, Las Bravo, Lo que callamos las mujeres)… Pero es la primera vez que piso un escenario de teatro. En cuanto el maestro Raúl Quintanilla me propuso: ‘Chamaca, ¿quiere venir?’… ¡Yo puesta y dispuesta! “Esta obra representa un brinco gigante en mi carrera. Yo llevo cuatro años como actriz, ¡realmente no es nada, soy una bebé! Y gracias a Dios no he dejado de trabajar, por ahí me han invitado a hacer cine pero son tantos proyectos que al final no termino de lograr hacer todo.” --¿Por qué el teatro? --De verdad era muy importante para mí probarlo, por la magia que tiene. Sobre todo, creo que el escritor Vicente Leñero es excelente con toda esta gama de matices que tiene para un joven, tanto en registros vocales como ritmos… Y con la dirección del maestro Quintanilla, que además es como mi gurú en la actuación, pues él me formó y me educó, para darle lo que necesita La visita del ángel a él como director y a mi público también.” --¿Qué tan cerca está usted del personaje de Malú? --Creo que todos como actores tenemos cierta cercanía o una empatía con los personajes, y siempre van a nacer nuevas cosas, de repente yo digo: “¡Ay, si yo hago lo mismo que hace Malú!”. “Pero Malú es tan rica en tantos aspectos, que cualquier joven se puede sentir identificado con ella porque es lo que nos pasa en la actualidad. De todos los problemas de Malú, algunos de ellos los tuvimos nosotros.” --¿Se lleva bien usted con sus abuelos, Carolina? --¡Uy, me vas a poner a llorar aquí…! --dice riendo. “En realidad, en mi vida sólo tuve una abuela. De parte de mi mamá. A mi abuelo no lo conocía; y con mi abuela, ella es mi todo, es mi máximo. Es la persona que no me juzga, a ella no le importa equivocarse, es como una especie de maternidad irresponsable, porque me deja hacer lo que yo quiera. “A los abuelos no les toca educarte, no les toca regañarte, solamente les toca escucharte y esto lo refleja muy bien Leñero en La visita del ángel. Incluso hay un parlamento de Malú, donde la abuela le pregunta: ‘Oye, ¿y tu mamá sabe de todo esto?’ Y la primera reacción de Malú es decir: “‘--¡Nooo!, obviamente a ella no le voy a contar porque no es como ustedes, mi mamá no entiende…’ Malú es un torbellino emocional que no para de hablar, de ángel no tiene nada más que ser la nieta y llegar a regalarles a los abuelos un poquito de vida, rompiendo sus silencios existenciales.” Marco Antonio Silva Con el “movimiento bio-expresivo de actores” en La visita del ángel participa el bailarín, coreógrafo y director de escena Marco Antonio Silva (Ciudad de México, 1953). --¿En qué consiste? –se le pregunta. --La idea viene desde mi trabajo con Julio Castillo en De la calle, por 1987, cuando él lo denominó “diseño de movimiento escénico” y así constaba en los programas de mano. (ver https://www.youtube.com/watch?v=CuW4CHceev0) “Ya trabajando en el CUT de la UNAM el año pasado con Raúl Quintanilla, en la obra El último encuentro de Christopher Hampton, inspirada en Sándor Márai, decidimos nombrar mi trabajo ‘diseño bio-expresivo’. ¿Qué quiere decir esto?”, se pregunta el fundador del Grupo Utopía Danza Teatro y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (Fonca), respondiendo: “Hay pautas de comportamiento en los personajes y posturas que se les llama bio-mecánicas. Obedecen a una serie de historias, sí, de los personajes; pero también de impulsos que obedecen a las circunstancias y las emociones, entonces mi trabajo es decirle al actor, por ejemplo: “‘—Estás sentado, pero no estás cómodo. ¿Cuál de los rasgos posibles dentro de tu historia puede significar esa incomodidad?’ El actor me da enseguida una serie de imposturas, un catálogo digamos de él, propio, y de ese catálogo yo busco rescatar las pautas que construyen al personaje. --¿Cuánta espontaneidad se les deja a los actores? --Toda la que tienen en el momento de abrirse el telón, cuando el director y cualquier tipo de cómplice en la obra pasan a un tercer o cuarto plano. Igor Stravinsky dijo: “La verdadera libertad del arte está en el rigor.” Si uno le plantea a una actriz: “Esta armadura es tu estructura, Juana de Arco, adelante…”, ella se queda con ese código puesto, pudiendo ser una versión contemporánea o futurista de La doncella de Orleáns, para que la estructura donde se va a mover su personaje esté dada por las circunstancias y por las emociones. “Ahí es donde radica la libertad del personaje, no en hacer lo que la actriz quiera; sino en lograr con su talento, su creatividad, su sensibilidad y su imaginación, una revolución dentro de ese esquema de comportamiento. Esto es parte de mi trabajo del diseño bio-expresivo en La visita del ángel.” La obra de Leñero, con escenografía de Mónica Kubli y vestuario de Cristina Souza, se presenta los jueves y viernes a las 20:30 horas; sábados a las 17:00 y 19:00 horas, y domingos a las 18 hrs. En el Círculo Teatral, de avenida Veracruz 107 casi esquina Parque España, colonia Condesa. (ver: https://www.youtube.com/watch?v=lS_xkhX4x4s)

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