Moreno Peña, ¿el poder atrás del trono en Colima?

sábado, 23 de enero de 2016 · 13:16
COLIMA, Col. (proceso.com.mx).- La elección extraordinaria de gobernador celebrada el domingo 17, en la que ganó el candidato priista José Ignacio Peralta Sánchez, con una diferencia de casi 10 mil votos sobre el panista Jorge Luis Preciado Rodríguez, fue la más sucia y violenta de las que se tiene memoria en la entidad. Precedida por campañas negras en las que se vieron involucrados —en diferente medida— los tres principales contendientes, la jornada electoral se tiñó de sangre con el asesinato de un chofer del transporte urbano por parte de sujetos encapuchados, que desde la víspera y el propio día de los comicios operaron en varios municipios agrediendo a ciudadanos. A estos actos se sumaron la destrucción de vidrios de camiones que portaban propaganda del PAN, el robo de tres paquetes electorales correspondientes a casillas que había ganado Peralta en la elección anterior, la quema de boletas en una mesa receptora de votos, el descubrimiento de un cargamento de 14 cajas con boletas apócrifas y el envío de mensajes telefónicos para advertir a ciudadanos que no acudieran a las casillas por la supuesta presencia de hombres armados, entre otras incidencias. Fue la segunda elección, luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) decidió anular la elección ordinaria del 7 de junio de 2015, tras considerar la intervención ilegal del entonces gobernador, Mario Anguiano Moreno, a favor de Peralta Sánchez. Aquella vez, el priista se impuso a Preciado por un margen de apenas 0.17 por ciento de diferencia, equivalente a 503 votos, lo que junto con otros elementos motivó la impugnación que derivaría en la posterior nulidad del proceso. El pasado lunes 18, un día después de la elección extraordinaria, el panista Jorge Luis Preciado convocó a una rueda de prensa en la que reconoció su derrota. Aunque afirmó que enfrentó una “elección de Estado” y que existen elementos para impugnar nuevamente el proceso electoral, anunció que esta vez ya no lo hará porque “estamos absolutamente convencidos” de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no va a revertir el resultado, además de que la diferencia entre el primero y el segundo lugar, de 3.6% de la votación, no permite abrir los paquetes y revisarlos. No obstante, el presidente estatal del PAN, Jesús Fuentes Martínez, declaró el miércoles 20 al noticiero radiofónico Ángel Guardián que su partido, en los niveles estatal y nacional, todavía estaba evaluando si impugnaba por su cuenta el proceso electoral. Los datos oficiales del cómputo distrital realizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) determinaron que por partidos, el PAN obtuvo el mayor porcentaje de la votación, con 39.6%, contra 32.4% del PRI y 12% de Movimiento Ciudadano. Sin embargo, el candidato priista ganó la elección gracias a que contendió al frente de una coalición de su partido con el PVEM, PT y Panal, quienes le aportaron los votos suficientes para alcanzar en conjunto 43.2% de los sufragios. El PRD s quedó con 1.8% de los votos, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) 0.8% y Encuentro Social 0.4%. El regreso de Moreno Peña El triunfo y la eventual llegada de José Ignacio Peralta Sánchez al gobierno estatal es percibido como el retorno al poder por parte del exmandatario Fernando Moreno Peña, a través del Grupo Universidad que encabeza desde hace más de 25 años. Tras una década de marginación en las administraciones de los exgobernadores Silverio Cavazos Ceballos y Mario Anguiano Moreno –con quienes mantuvo una confrontación pública directa—, en el nuevo gobierno Moreno Peña tendrá condiciones para recuperar la influencia política que había perdido desde la muerte del gobernador Gustavo Vázquez Montes, acaecida en 2005 cuando cayó el avión del gobierno del estado. A juicio del historiador colimense Héctor Porfirio Ochoa Rodríguez, con Ignacio Peralta en la titularidad del Poder Ejecutivo estatal, el exgobernador Fernando Moreno Peña será “un poder tras el trono”. El académico no ve “elementos halagüeños” en el sentido de que el candidato ganador de la elección vaya a romper paradigmas al acceder al cargo. Considera que los compromisos de Peralta con el grupo vinculado a Fernando Moreno y con grupos de interés empresariales y mediáticos que hay a su alrededor “son tan fuertes, que va a obedecer a esos intereses”, lo que califica como preocupante porque son los que están afectando distintos ámbitos de la vida política y social del estado. Doctor en Ciencias Sociales por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Ochoa Rodríguez estima que los grupos políticos y empresariales que históricamente han estado coludidos con la corrupción en Colima “se encuentran de plácemes porque la llegada de Ignacio Peralta les garantiza impunidad; para todos ellos es magnífico lo que pasó y no va a representar ningún cambio en ese sentido, yo no tengo el mínimo optimismo al respecto”. En el ámbito federal, Peralta es aliado político del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, a quien conoció desde que ambos estudiaban en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Esa relación fue considerada clave para su designación en 2012 como subsecretario de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a la que renunció en 2015 para ser postulado candidato del PRI a gobernador de Colima. Ubicado como un tecnócrata, la carrera de Peralta en el sector público empezó en Colima en 2004, luego de que su tío Héctor Sánchez de la Madrid, propietario del Diario de Colima, lo recomendó con el exgobernador Gustavo Vázquez Montes y éste lo nombró secretario de Fomento Económico del gobierno estatal, puesto que dejó en 2009 para contender por la alcaldía de la capital del estado, donde despachó en el periodo 2009-2012. Desde su postulación como candidato a la gubernatura en el proceso ordinario de 2015, Ignacio Peralta cargó con el estigma de su vinculación, en el ámbito estatal, con el grupo de Fernando Moreno. Luego de un señalamiento hecho en ese sentido por Jorge Luis Preciado en febrero de ese año, Peralta trató de deslindarse en declaraciones radiofónicas: “Jamás he negado mi amistad y dialogo político con Fernando Moreno, pero jamás me he subordinado a él, nunca he sido parte de su equipo. Nunca hemos hecho política juntos”, dijo. A lo largo de sus dos campañas, la ordinaria y la extraordinaria, realizó otros intentos por mostrarse ajeno al grupo de Moreno Peña, pero según Héctor Porfirio Ochoa esos son “sólo discursos”, pues existen evidencias de esa cercanía. Una parte de la primera campaña de Ignacio Peralta fue coordinada por el exgobernador Arnoldo Ochoa González, uno de los fundadores del Grupo Universidad, quien es aliado político de Moreno Peña. Posteriormente, ante la anulación de la elección, Ochoa González fue colocado por el gobernador interino, Ramón Pérez Díaz, como secretario general de Gobierno, en un gabinete ostensiblemente integrado en los puestos estratégicos con personajes cercanos a Ignacio Peralta. Desde ese puesto, dice Héctor Porfirio Ochoa, el secretario general de Gobierno operó para atraer desde la federación recursos económicos a Colima con los que fue posible pagar al magisterio una serie de adeudos que había dejado el exgobernador Mario Anguiano, lo que desde el punto de vista del historiador pudo haber motivado el crecimiento notable de los votos por Peralta a través del Partido Nueva Alianza, que casi triplicó sus números en comparación con la elección de junio pasado. Moreno Peña, quien en 2009 se había mostrado públicamente en contra de la postulación de Mario Anguiano como candidato del PRI —quien fue impulsado por el gobernador saliente, Silverio Cavazos— esta vez sí brindó su apoyo decidido a Ignacio Peralta. En una extensa entrevista con el dueño del Diario de Colima, publicada el 20 de abril pasado, el exgobernador aseguró que Peralta ganaría “por 10 puntos” la elección ordinaria, entre otras razones porque “es el mejor candidato que el PRI ha postulado en las últimas cuatro contiendas”, en las que participaron los exgobernadores Gustavo Vázquez, Silverio Cavazos y Mario Anguiano. Si bien en la campaña de la elección ordinaria se mostró en pocas ocasiones, Fernando Moreno disminuyó aún más su presencia pública en la extraordinaria, luego de que el 12 de octubre sufrió un atentado a balazos mientras desayunaba en un restaurant, en un hecho que hasta ahora no ha sido esclarecido públicamente. Ello no le impidió asistir el 10 de diciembre al arranque de la campaña de Peralta, en el municipio de Comala, resguardado por un fuerte aparato de seguridad, en un acto al que acudió el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones. De acuerdo con Ochoa Rodríguez, es previsible que ante el nuevo gobierno Fernando Moreno “se vaya a mantener como un consejero tras bambalinas, no tan protagónico, pero indudablemente que sí va a ser un poder”.

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