Rinde la UNAM homenaje a Miguel León-Portilla por su 90 aniversario

lunes, 22 de febrero de 2016 · 22:32
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El historiador Miguel León-Portilla “es uno de los íconos universitarios más conocido y reconocido”, dijo el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Enrique Graue y le deseó “que por nuestra raza siga hablando su espíritu por muchos años más”. Desde las 10 de la mañana hasta las 14:30 horas de este lunes, el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario de la UNAM celebró los 90 años de vida del historiador, filósofo y académico de la máxima casa de estudios del país, el ilustre nahuatlato Miguel León-Portilla. A la ceremonia asistieron sus discípulos, así como arqueólogos, historiadores y autoridades universitarias y una menuda y devota comunidad estudiantil. Además, estuvieron presentes los exrectores Francisco Barnés, Juan Ramón de la Fuente, José Sarukhán Kermez y Guillermo Soberón. Cuando el autor del icónico libro Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista llegó al recinto cultural, fue ovacionado con cataratas de aplausos. Ahí, su esposa e historiadora Ascensión Hernández Triviño y su hija Marisa, de la misma profesión, lucían felices. El especialista en lengua y literatura náhuatl, así como de contenidos de códices indígenas, tomó la palabra y muy emocionado dijo: “Para mí es un día que seguramente será inolvidable entre los muchos, espero, que tenga todavía… Antes que nada, voy a agradecerle a nuestra Universidad. En ella tuve maestros excepcionales como Ángel María Garibay, quien me encaminó y gracias a él pude hacer muchas cosas…” Luego, se refirió a Agustino Fernández, a quien llamó “el iniciador de la antropología moderna en México; un hombre extraordinario”. Vida de felicidad El maestro Miguel León-Portilla continuó su listado para detenerse en sus antepasados: “Conocí a maestros del exilio como Juan Comas y Santiago Genovés… ¡Tuve el privilegio de conocer a tanta gente! Mi vida ha sido muy feliz, estoy en paz con la vida. La vida ha sido generosa conmigo. Mi vida ha transcurrido en familia: mis padres fueron muy tradicionales y a mí con dos hermanos más, ya fallecidos, nos sacaron adelante. “Luego, con el paso del tiempo conocí a Ascensión Hernández Treviño, mi esposa aquí presente, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas. ¡Una trabajadora incansable que me acaba de dar pruebas de un cariño ahora que estuve a punto de entregar los tenis por una pulmonía que me tuvo tres semanas en el hospital” Ella, como un ángel, ha cuidado de mí todo el tiempo. Te lo agradezco mucho, Chonita.” Luego, presentó a sus dos nietos y contento, agradeció el homenaje. Enseguida, una orquesta filarmónica interpretó Las mañanitas, al tiempo que en el teatro se proyectaban imágenes de su niñez. Por supuesto, anunció que actualmente se realiza la traducción al idioma mandarín de Visión de los vencidos. El estruendoso ¡Goya!  No se hizo esperar. Anécdotas con el maestro El rector Enrique Graue dijo que no sólo se celebraba el cumpleaños del investigador emérito de la UNAM y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, “sino que también nos congratularnos que Miguel León-Portilla haya existido; estamos aquí sólo algunos de los que lo queremos y admiramos, porque existe un número mucho más amplio pero no están en este recinto pues no los invitamos, ¡no cabríamos en ningún espacio!”, justificó. El médico oftalmólogo Graue (nacido en 1951) contó una anécdota que vivió hace años con el también defensor de los derechos indígenas: “Nuestro maestro tenía una catarata. Entonces, inicié los preparativos que hace cualquier cirujano para intervenirlo. Se suponía que el anestesiólogo debía prepararlo, así que en lugar de encontrar un paciente listo para operarse, ¡él estaba sentado en la camilla conversando y autografiando La visión de los vencidos! Y siguió: “Para la UNAM, (el autor) representa lo mejor de los valores universitarios. Es un académico ejemplar, apasionado de nuestra cultura y lengua autóctonas; gran maestro e historiador de historiadores”. Ana Carolina Ibarra (1949), catedrática responsable del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, se refirió al motivo de orgullo que significa que el centro que dirige “sea su casa, donde fundó la revista Estudios de cultura náhuatl y un importante Seminario de Cultura Náhuatl”, el cual en 2007 cumplió 50 años. Luego, describió a León-Portilla como “un artista del lenguaje noble y expresión cuidadosa”. Incluso, lo designó reverencialmente como “Gran señor Tlamatini”, que en náhuatl significa “el que sabe”. Reconocimiento a su labor La directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Teresa Franco González Salas destacó “la sed de conocimiento” del estudioso Miguel León-Portilla por el humanismo hispánico en México, aunque “también siempre abierto a nuevos proyectos, no me acostumbro a la portentosa energía suya”. Resaltó: “Cada vez que aparece un nuevo ensayo o se reeditan los libros en los que muchos de nosotros nos formamos, nos reencontramos con la inconfundible voz de Miguel León-Portilla: la narrativa certera, esa oralidad que le viene de su amor por la narrativa de los otros.” La funcionaria adelantó que está por salir una reedición ordenada y comentada por León-Portilla de los Códices Matritenses, de Bernardino de Sahagún. Andrés Lira González (1941), titular de la Academia Mexicana de la Historia, recordó el ingreso del historiador a esta institución “puma” en los años 70 y su función como titular de dicha instancia entre 1996 y 2004. “Nos beneficiamos de su entrega como investigador y expositor”, rescató. El escritor sinaloense Jaime Labastida (1939), encargado de la Academia Mexicana de la Lengua, también rememoró el ingresodel investigador emérito en el Sistema Nacional de Investigadores (SIN) a esta organización en 1969, y cómo se entregó al rescate de la poesía indígena. “Ha puesto a la luz los restos de una literatura”, dijo y lo ubicó como “un arqueólogo del pensamiento y de la palabra”. “Nahuatlato por excelencia” En el desarrollo de las mesas redondas que formaron parte del homenaje, Patrick Johansson Kéraudren (Rouen, Francia, 23 de octubre de 1946) de la IIH-UNAM, se refirió a su maestro como El nahuatlato por excelencia: “Es preciso señalar que Miguel León-Portilla tiene el don de lenguas,porque lee, habla y escribe español, inglés, francés y náhuatl. Lee y habla alemán, italiano y portugués. Y lee latín y griego. “Dominar la lengua náhuatl le permitió reconstruir los pensamientos de los antiguos indígenas”, subrayó el especialista francés, quien emprendió un vivo recuento de su profesor. Rodrigo Martínez Baracs (1954), del INAH, se refirió a la importancia del homenajeado en su carrera como historiador: “Escribe y ofrece información muy rigurosa… Sacó a la luz pública la cultura de antiguos los indios y la filosofía náhuatl, los rescató de sus lenguas escritas en náhuatl”, dijo. Luego, rememoró que en 1959, León-Portilla publicó Visión de los vencidos, “donde dispuso imágenes y traducciones de fuentes nahuas traducidos por su maestro Garibay y él mismo”. Con ese título “llamó a la provocación”, dijo, “pues esa expresión Visión de los vencidos no gustó mucho a algunos, pero en ese volumen no dejó de afirmar que hubo conquistados y conquistadores (dos visiones), fue un llamado de atención para reflexionar sobre las fuentes nahuas”. La doctora filósofa Juliana González Valenzuela, emérita de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, alabó la labor filosófica de León-Portilla: “Sé hizo la pregunta de si había o no un saber filosófico en los nahuas. ¡Y resulta que sí…!”, aseguró y remitió al libro que el historiador escribió en 1956: La filosofía náhuatl, estudiada en sus fuentes. Mesas de sabiduría Leonardo López Luján (1964), arqueólogo del INAH, señaló cómo el también autor de Los antiguos mexicanos, a través de sus crónicas y cantares ha abordado la arqueología en sus estudios y cómo fundó en el IIH la sección de Antropología, donde ahora hay un centenar de especialistas. Recordó que también recurrió a destacados arqueólogos –como Eduardo Matos Moctezuma, quien fue el moderador de esa primera mesa– para sus estudios. En la Mesa II, Teresa Uriarte, de la Difusión Cultural de la UNAM, habló de la pasión que tiene León-Portilla por la Etnohistoria de Baja California. El humanista León-Portilla fue la temática de Ambrosio Velasco, del IIF-UNAM, quien lo ponderó como “un humanista criollo”, a la par de Sor Juana Inés de la Cruz y Luis de Góngora, entre otros. Vicente Quirarte, del IIB-UNAM, se refirió a su faceta de escritor: “Gracias a los trabajos de León-Portilla tenemos oportunidad de conocer la poesía de los antiguos mexicanos, no sólo como hecho arqueológico, sino que propone una historia del México antiguo a partir de la poesía”. Como maestro, lo analizó Francisco Morales, de la FES Acatlán-UNAM, quien retomó la trayectoria didáctica de quien fuera director del Instituto Indigenista Interamericano en los años 60. Señaló que al escritor indígena Librado Silva, ya fallecido, y a él León-Portilla los ayudó mucho “cuando nadie nos escuchaba” por sus escritos en náhuatl, “ni siquiera en la propia SEP”. También León-Portilla fue expuesto en su papel como editor. José Rubén Romero Galván, del IIH-UNAM, narró cómo el filósofo se hizo cargode la revistaEstudios de Cultura Náhuatl, fundada junto con Garibay en  la UNAM, de 1957 hasta la fecha. En ese tiempo, dijo, se han reunido estudios de un sinnúmero de investigadores y se ha dado cuenta “de los avances en conocimiento en historia y antropología y ha llegado ahora al número 50 (de investigadores) también se dedicados a cuestiones indígenas”. Al final, Miguel León-Portilla sopló las velas de uno de varios pasteles y lo partió. De nuevo, y con plena satisfacción del sabio vencedor, el maestro agradeció su festejo por 90 años, desbordado de felicidad.

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