Las 'guerreras” de la Yihad

viernes, 11 de marzo de 2016 · 12:35
Cada vez más mujeres europeas, sobre todo francesas, abandonan sus patrias para incorporarse al Estado Islámico en Irak o Siria. No todas vienen de hogares pobres, desintegrados o de fe musulmana. Las hay de una amplia gama de edades, preparación escolar o nivel económico. Las mueve el afán de pertenecer a un califato que creen llamado a gobernar el mundo y son fácilmente enganchables por el bombardeo, vía internet, de propaganda idealizada y romántica del yihadismo. Pero la realidad es distinta: el EI las quiere esencialmente para parir y criar a futuros yihadistas, y atender y apoyar a sus esposos combatientes. Según los escasos testimonios de quienes han logrado escapar, la poligamia, los matrimonios forzados, el encierro y el rigor de la ley islámica es todo lo que encuentran. PARÍS (Proceso).- El fenómeno es preocupante: en 2014 unas cien mujeres salieron de Francia para unirse a las filas del Estado Islámico (EI). En 2015 unas 140 más las alcanzaron. Según el Ministerio del Interior, las mujeres representarían 44% del total de jóvenes franceses que actualmente están en Siria e Irak. A principios de 2015 la Oficina Europea de Policía señaló la presencia de 550 mujeres occidentales en el “califato” proclamado por Abu Bakr al-Baghdadi el 29 de junio de 2014. Los especialistas en terrorismo islámico subrayan, sin embargo, que las cifras son aproximadas, pues sigue habiendo reclutamientos no registrados por las autoridades. Edwin Bakker y Seran de Leede, investigadores del Centro Internacional de Contraterrorismo (ICCT), organismo independiente con sede en La Haya, publicaron en abril pasado un informe en el cual sintetizan toda la información disponible sobre el tema en Europa; particularmente en Francia, país más afectado por el yihadismo femenino. Como los otros expertos consultados por la corresponsal, los del ICCT insisten en la diversidad de perfiles de las yihadistas europeas y de sus motivaciones. En 2014 la edad promedio de las reclutas oscilaba entre 20 y 30 años, pero desde 2015 crece el número de muchachas de 15 o 16 que se fugan de sus casas para ir a Siria. No todas ellas pertenecen a familias desfavorecidas de fe musulmana. Cada vez hay más jóvenes francesas y europeas de “pura cepa”, de clase media, que crecieron en un ámbito católico o ateo. Recalcan Bakker y De Leede: “Existen dos estereotipos dominantes de la mujer que viaja a Siria: el de la víctima crédula y dócil y el de la agitadora fanática y dominante. Pero las investigaciones demuestran que la realidad es más compleja y es imposible establecer tipologías precisas de mujeres yihadistas. “Hay más adolescentes, pero sigue habiendo adultas con hijos que viajan a Siria e Irak; muchas como acompañantes de sus parejas. Muchachas con problemas escolares se codean con mujeres con alto nivel de educación. Se detectaron mujeres con infancias difíciles, pero también resaltan casos de jóvenes que crecieron en un ámbito familiar armonioso. Unas se notan impresionables y vulnerables, otras dan prueba de fuertes convicciones.” Los dos investigadores insisten en que las múltiples páginas de internet abiertas por el EI, en las cuales se expresan las yihadistas, así como sus cuentas en Facebook, Twitter y Tumblr, son una fuente importante de información. Lo mismo piensa Géraldine Cassutt, quien estudia el papel de las mujeres en el movimiento yihadista para su tesis de doctorado en la Universidad de Friburgo. La joven académica logró establecer contactos en internet con fundamentalistas radicales que viven en Siria o hacen proselitismo desde Europa. “Es difícil saber realmente lo que pasa en la mente de estas mujeres –dice en entrevista–. Pero sigo convencida de que en numerosos casos su decisión de irse a Siria es más madura de lo que se cree, aun cuando se trata de jóvenes. No todas se van por capricho o porque les lavaron el cerebro en la web. “Muchas adolescentes se sienten atraídas por un modelo de sociedad que les parece más sencillo que el suyo, en el cual todo se ve más organizado, facilitado, con referencias claras, fuertes y sólidas. Quieren vivir su fe sin obstáculos y afirman que no lo pueden hacer en Francia, por ejemplo, donde se les prohíbe llevar el velo islámico integral. Se afirma a menudo que los métodos para reclutarlas se parecen a los de las sectas. Me parece simplista. En realidad se les vende un proyecto de vida a estas mujeres. La yihad es más racional de lo que se cree.” Precisan los especialistas del ICCT: “Solidarizarse con los musulmanes ‘oprimidos en el mundo y exterminados por el régimen de Bashar al-Assad’ es la razón principal por la cual las mujeres, como sus pares masculinos, se van a Siria. Consideran que su deber ideológico y religioso es apoyar la yihad y cumplir misiones humanitarias. Muchas jóvenes yihadistas están convencidas además de que su entrega a la ‘guerra santa’ les asegurará un lugar privilegiado en el paraíso.” Enfatiza Cassutt: “No sólo creen que tendrán acceso al paraíso, sino que también 70 miembros de su familia podrán gozar una ‘paz eterna’ gracias a ellas. Y es esa perspectiva la que ayuda a algunas a soportar la separación de sus familiares y amigos”. Hay muchas otras razones que incitan a las mujeres a dejarlo todo en Francia o Europa: fracasos profesionales o sentimentales, problemas de identidad e integración, rebelión contra los padres o la sociedad de consumo, aspiración a una nueva vida o la ilusión de una gran aventura en un país desconocido. Contactos matrimoniales Melanie Smith, investigadora del Centro Internacional de Estudio de la Radicalización, del Kings’ College de Londres, analiza por su parte la dimensión “romántica” de la decisión de jóvenes de unirse a la Yihad. Hay “yihadistas celestinas”, que administran verdaderas agencias matrimoniales en la web. Ponen en contacto a mujaidines (combatientes) con jóvenes europeas que no tardan en dejarse seducir. “Muy pronto sueñan con casarse con un hombre valiente, ‘un héroe de película’ dispuesto a sacrificar su vida por una ‘causa noble’. Es por lo menos el ‘romance’ que les venden los videos de propaganda. En unos aparecen guerreros apuestos y viriles que cabalgan en medio de paisajes desérticos blandiendo con orgullo banderas negras del Estado Islámico. En otros se ven los mismos hombres venerando a sus esposas totalmente veladas, dignas y modestas… “Estar casada con un combatiente asegura, además, ‘prestigio social’ y ventajas materiales en el califato. Más notoriedad y comodidad aún brinda el hecho de ser viuda de un mártir”, recalca Smith en entrevista. Varios expertos matizan esa visión “idílica” de la viudez y afirman por el contrario que el EI obliga a las viudas a casarse con otro combatiente y a hacerlo cuantas veces enviuden. Susan Schroter, experta del Centro de Investigación sobre el Islam Global, de Frankfurt, afirma a su vez, que lo que parece entusiasmar a las europeas, además de encontrar su alma gemela, es sentirse parte de “un gran movimiento que va a cambiar el mundo”. Creen que van a contribuir a construir un nuevo Estado “puro”, exclusivamente regido por las leyes de Alá, en el cual serán respetadas y honradas. Todos los investigadores coinciden: si bien el EI se complace en difundir en internet fotos de yihadistas totalmente tapadas con velos negros y armadas hasta los dientes, no existen, hasta la fecha, batallones de mujeres combatientes parecidos a los que se crearon en el Kurdistán. No se tiene tampoco registro de mujeres utilizadas como kamikazes. En cambio se crearon dos brigadas policiacas femeninas cuya misión es vigilar que las mujeres acaten las estrictas reglas de la “decencia islámica”. Una, la brigada al-Khansa, opera en la ciudad iraquí de Mosul; la otra, la Umm al-Rayan, en Raqa, Siria. Las dos están formadas esencialmente por milicianas occidentales que tienen fama de ser implacables. Persiguen a las mujeres con ojos demasiado maquillados o velos no suficientemente largos y amplios, a las que no llevan guantes o se atreven a salir sin acompañamiento masculino. También intervienen en puestos de control, desde que se detectaron opositores al EI disfrazados de mujeres. Ross Frenett, experto del londinense Instituto para el Diálogo Estratégico, analizó el itinerario y sobre todo las intervenciones en internet de centenares de yihadistas, con atención especial a 11 de ellas, oriundas de Austria, Francia, Gran Bretaña, Holanda y Canadá. “La violencia del lenguaje de las mujeres y su entrega a la causa de la yihad nada tienen que envidiar a las de los hombres. Muchas juegan un papel importante de propagandistas de los ataques terroristas en sus países de origen y además manifiestan abiertamente su deseo de participar en la guerra, los atentados e inclusive en las acciones suicidas, si lo exigen las circunstancias”, subraya Frenett en un informe publicado a finales de enero de 2015. Los investigadores del ICCT citan un largo texto de referencia, Womens’ Role in Jihad (El papel de la mujer en la yihad), elaborado por el propio EI, en el cual define detalladamente lo que espera de las mujeres. También subraya que por el momento se les enseña a manejar armas con fines de autodefensa, pero que no se descarta su participación en los combates y acciones violentas si peligra la Ummah (comunidad de los creyentes del Islam). Las terroristas Por lo menos tres mujeres intervinieron de una forma u otra en los atentados terroristas que enlutaron París en enero y noviembre de 2015. Las investigaciones en curso tratan, entre otras cosas, de determinar con precisión la naturaleza de su participación. La primera de esas mujeres, Hayat Boumedienne, de 28 años, es ahora viuda de Amedy Coulibaly, el terrorista que mató en París a una mujer policía el 8 de enero de 2015 y a cuatro rehenes en un supermercado kosher el día siguiente. La segunda se llama Hasna Aitboulhacem. Tenía 26 años y era prima de Abdelhamid Abaoud, considerado coordinador de los atentados en París del pasado 13 de noviembre. De la tercera sólo se maneja el nombre: Kahina. Tiene 18 años y es viuda de Samy Amimour, uno de los tres terroristas que mataron a 90 espectadores del Bataclán y quien fue muerto por las fuerzas especiales francesas. El 2 de enero de 2015, una semana antes de los primeros atentados, Boumedienne viajó a España, luego a Turquía y entró a Siria. Dar-al-Islam, revista de propaganda del EI publicada en francés, desplegó una entrevista con ella en su edición de febrero de 2015. Ahí se dirigió a sus correligionarias: “Hermanas mías, tienen que ser bases de retaguardia seguras y consejeras fiables para sus esposos, padres y hermanos. Deben brindarles descanso y tranquilidad”. Las autoridades judiciales francesas lanzaron una orden internacional de detención en su contra por su eventual complicidad en la planeación de los atentados perpetrados por Coulibaly. Fue precisamente el apoyo logístico que Hasna Aitboulhacem brindó a Abdelhamid Abaoud lo que le costó la vida. Esa joven recién convertida al Islam radical murió junto con su primo y otro terrorista el pasado 18 de noviembre, cuando las fuerzas policiacas asaltaron el departamento que ella les había conseguido en Saint-Denis, cerca de París, y donde los dos hombres planeaban nuevos atentados. Kahina conoció a Amimour en un suburbio parisino. Buena alumna, dejó el bachillerato para alcanzarlo en el califato en 2014. Vivieron en Raqa primero y luego en Mosul, ambas ciudades bajo control del EI. La joven se quedó en Irak mientras Samy fue a Francia a reunirse con los demás terroristas que atacaron París en noviembre pasado. Un mes después de los segundos atentados, los servicios de inteligencia descubrieron una serie de correos electrónicos de propaganda que la joven enviaba a una amiga suya. En uno proclamaba: “Estaba al tanto de lo que iba a hacer desde el principio. Lo exhorté a que se fuera a aterrorizar al pueblo francés que tiene las manos manchadas por tanta sangre (…) Ya nada va ser como antes (…) Mi marido me da tanta envidia. ¡Me hubiera gustado tanto estar junto con él para activar mi cinturón de explosivos!” El proselitismo cibernético de las yihadistas preocupa cada vez más a las autoridades. Son omnipresentes en las redes sociales y las páginas web del EI en las que, como Kahina, cantan loas a los “terroristas mártires” que se inmolaron recientemente en París, Estambul, Jalalabad, El Cairo, Homs… Instan cada vez más a sus “hermanos y hermanas” a que abran “campos de batalla” en sus propios países si no pueden llegar a Siria o Irak. Además, la fiscalía antiterrorista de París sigue investigando a Camille, una joven de 23 años detenida el pasado 21 de diciembre bajo sospecha de haber planeado un atentado kamikaze junto con su marido, un franco-chadiano. La policía, que hasta la fecha calla los apellidos de la pareja que ostentaba convicciones musulmanas radicales, encontró en su departamento un falso vientre de embarazada adaptado para esconder explosivos y escapar a detectores de metales. Un examen de la computadora de Kahina reveló que había pasado días enteros en internet visitando sitios dedicados a los kamikazes y a la fabricación de bombas. La realidad El EI requiere yihadistas preparadas en numerosas esferas, en particular en el ámbito médico. Son, sin embargo, tareas mucho más tradicionales las que les corresponden a la mayoría de las mujeres en ese califato. Su deber es esencialmente parir y criar a futuros yihadistas, y atender y apoyar a sus esposos mujaidines. Myrna Nabhan, politóloga belgo-siria radicada en Bruselas, dice a este semanario: “El matrimonio es la única forma de llegar al califato para las mujeres occidentales. Si no tienen ya un esposo yihadista, les toca comprometerse vía internet con un hombre antes de viajar a Siria o Irak. De allí la importancia de las páginas web del EI que actúan como agencias matrimoniales. Se multiplican incluso casos de matrimonios por Skype. “Llama la atención, además, el fenómeno de la ‘emigración yihadista familiar’: familias enteras dejan Europa para ir al califato en una lógica de implantación comunitaria duradera. Eso constituye una grave amenaza para el tejido social sirio e iraquí.” Sigue explicando: “Al principio el EI no estaba a favor de la incorporación de las mujeres, pero mientras más se iba acercando el momento de crear su propio Estado, más resultó indispensable integrarlas al proceso. Además, proyectar la imagen de ‘participación voluntaria’ de todos los segmentos de la sociedad en su lucha y feminizar el movimiento yihadista son elementos esenciales de propaganda de esa organización, que se aferra, sin embargo, a su concepto de ‘complementariedad’ de géneros y rechaza toda noción de igualdad”. Según los escasos testimonios de mujeres que han logrado escapar del califato, la poligamia, los matrimonios forzados, el encierro y el rigor de la sharia (ley islámica), ya habrían empezado a afectar a yihadistas occidentales, sin hablar de las sirias y las iraquíes que quedaron atrapadas en las zonas controladas por el EI. Pero huir del califato es muy difícil. Prueba de ello: hay sólo 22 mujeres entre el grupo de 235 yihadistas detenidos a su regreso a Francia, y actualmente investigados por la fiscalía antiterrorista.

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