Música: "El viaje a Reims", estreno en México

lunes, 21 de marzo de 2016 · 21:27
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La ópera Il viaggio a Reims (1825), de Gioachino Rossini (1792-1868), permaneció perdida por más de siglo y medio. El manuscrito fue encontrado en 1977 en el Conservatorio de Santa Cecilia de Roma, se revisó y publicó, y finalmente en 1984 fue representada en Pésaro, dirigida por Claudio Abbado, con un elenco que incluyó a Francisco Araiza. El viaje a Reims es la última ópera en italiano de Rossini, se estrenó en el Théâtre Italien de París con el título de Le voyage à Reims ou l’Hôtel du Lys-d’Or (“El viaje a Reims o el Hotel de la flor de lis de oro”) y se compuso por encargo para los festejos de la coronación del rey de Francia, Carlos X, que se llevó a cabo en Reims en 1825. Resulta ser una verdadera obra maestra, una de las mejores óperas de Rossini, de máxima dificultad; necesita la friolera de catorce solistas: cuatro bajos, cuatro barítonos, dos tenores, una mezzosoprano, y tres sopranos. Uno de los barítonos, quien tuvo una actuación sobresaliente tanto en lo actoral como en lo vocal, fue Armando Gama, quien comentó para nosotros: “Nunca se había montado en México, no creo que fuera por pereza, ignorancia acerca del título, o meros obstáculos económicos, es que juntar al elenco y a alguien que se eche encima la tarea de dirigirlo es lo más duro de lograr antes siquiera de llegar a los ensayos. La ópera de Bellas Artes, ahora sí, se anotó un diez y esto se debió a que se lograron conjuntar a tres personas clave: Iván López Reinoso (quien a su corta edad se está volviendo uno de los mejores directores de la historia mexicana y un especialista en Rossini), Anna Bigliardi (pianista y coach, la mano derecha de Alberto Zedda, director de la Accademia Rossiniana en Pésaro), y el director escénico Carlos Corona, que aunque debutante en la ópera ha logrado darle un toque fresco y lleno de vida a esta puesta en escena. Ya lo tenía todo en mente y papel, nada de improvisaciones ni ocurrencias, incluso las acciones de los figurantes habían sido planeadas y ensayadas para que cuando los cantantes nos integráramos, todo cayera en su lugar. Esto sólo se logra cuando alguien sabe hacer su trabajo.” Por su parte, la estupenda cantante rossiniana Guadalupe Paz (Tijuana, B. C.), quien interpretó de maravilla el rol de Melibea, nos comenta: “Estrenar esta ópera en México es un gran logro, una producción digna de los teatros más importantes, se lo merece Bellas Artes, hoy por hoy no hay mejor batuta rossiniana en México que la de Iván López. Contamos con uno de los mejores escenógrafos en México, Jesús Hernández, que realizó una producción muy cuidada, ampliamente trabajada a detalle. Y la maravillosa puesta en escena de Carlos Corona, ambientada en los años cincuenta, y como dijo él: en ese tiempo después de la guerra la gente tenía ganas de ser feliz… una época además de mucho charme en la moda femenina, como lo refleja el vestuario de Jerildy Bosch, que es excelente.” Imposible por el espacio detallar la participación de todos los solistas, hay que decir que estuvieron muy bien. En el estreno hubo las típicas fallas debidas a un exceso de confianza o descuido que, en las siguientes funciones, estamos seguros no habrá. Sólo faltaría hacer esta ópera con una orquesta de época, una verdadera versión historicista y con la afinación de entonces a 432 más o menos.

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