La absurda guerra noticiosa con Corea del Norte

viernes, 20 de mayo de 2016 · 10:04
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Desde una bomba de hidrógeno hasta los accesorios que usa la mujer de Kim Jong-un, pasando por brutales ejecuciones, logros científicos y proezas deportivas, todo es materia de duda y exageración –a veces hasta el absurdo– debido a la cerrazón informativa y la guerra propagandística que libra el régimen de Corea del Norte. Del 6 al 9 de mayo se celebró en Pyongyang el VII Congreso del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte y, al igual que en noviembre de 2015, cuando se festejaron los 70 años de la liberación norcoreana de Japón, el régimen montó un gran escaparate para rubricar su poderío frente a propios y extraños. Y también, como el año pasado, invitó a un gran número de periodistas extranjeros para que dieran testimonio de ello. Pero los alrededor de 130 reporteros de doce países que llegaron a la capital norcoreana no tuvieron acceso al Palacio de la Cultura “25 de Abril”, donde se llevaron a cabo las deliberaciones, sino según contó la enviada de El País, Macarena Vidal Liy, tuvieron que conformarse con observar el edificio desde unos 200 metros y sólo el último día se pemitió el acceso, y apenas por 10 minutos, a unos cuantos periodistas. Aunque se trataba del primer congreso del partido en 36 años, con el objetivo manifiesto de apuntalar a Jong-un en el poder, lo que se supo sobre sus resolutivos fue mínimo: que se aprobó, desde luego por unanimidad, un plan quinquenal que dejaba atrás el “songun”, o prioridad del Ejército, para concentrarse en el “byong-jin”, o desarrollo paralelo de la economía y el programa nuclear. La nota la dio el joven líder de 33 años, cuando en su discurso ante los 3 mil 470 delegados asistentes declaró que, el suyo, sería “un Estado nuclear responsable”, que jamás usaría armas atómicas a menos que otros las utilizaran antes contra él. Hasta ahí la información oficial. El resto de la agenda para los informadores extranjeros fueron actos culturales, el gran desfile militar de clausura y visitas guiadas a sitios que debían mostrar los avances sociales y económicos del país. Pese a ello, hubo choques por el manejo de la información. La otra noticia más destacada alrededor del cónclave fue la deportación del corresponsal de la BBC, Rupert Wingfield-Hayes, quien según las autoridades norcoreanas había hecho una cobertura “poco respetuosa”. El enviado londinenese se había referido en uno de sus despachos a Jong-un como “corpulento”; y, en otro, había puesto en duda “la autenticidad” del personal médico en un hospital al que fue llevado de visita. La suspicacia del periodista no era del todo infundada. A fines del año pasado el semanario Der Spiegel narró cómo un grupo de parlamentarios alemanes que visitó Corea del Norte en junio se desconcertó cuando durante una misa en una iglesia católica de Pyongyang el oficiante “padre Francisco” lanzó una diatriba contra Corea del Sur y sus “amos imperialistas”, y exigió a sus fieles lealtad al mariscal Kim Jong-un. Cinco meses después, durante la visita de otra delegación alemana que coincidió con un breve periodo de deshielo con Corea del Sur, el panorama fue otro. El oficiante era un sacerdote católico surcoreano y el “padre Francisco” fungía únicamente como diácono. Había fieles de ambos lados de la península, y el mensaje era de concordía y unificación. Entonces saltó la farsa. El régimen formaba a funcionarios del “Frente de Unidad” como sacerdotes católicos y pastores protestantes, y también a los “fieles”, para que mostraran a los visitantes que en Corea del Norte hay prácticas religiosas y libertad de culto. En los hechos, el fundador Kim Il-sung, que provenía de una familia cristiana, acabó con los seguidores de la religión de sus padres, y cualquiera que sea sorprendido con una Biblia o haciendo proselitismo religioso es encarcelado. Aparte de este antecedente, la propia BBC ha cuestionado también los “avances científicos” proclamados por los norcorenos, y que asegura es imposible comprobar. En enero publicó una lista de ellos: una bebida alcohólica a base de ginseng que no causa “cruda”; unas pastillas para dejar de fumar, que eliminan toxinas y son anticancerígenas; un medicamento con protoporfirina, presente en la sangre de los animales, que cura todos los males hepáticos; una gaseosa que estimula las células del cerebro, mejora la inteligencia y potencia la memoria. Y, fuera del campo médico, una pintura de camuflaje que sirve para ocultar vehículos e instalaciones militares de radares enemigos. A falta de información fidedigna y los rumores que envuelven a la hermética Corea del Norte, este tipo de información prolifera por todas partes, sobre todo a través de internet y las redes sociales. Así, por ejemplo, el portal peru.com hizo en 2015 su propia lista de las “cosas increíbles” que suceden en el país asiático: Los ciudadanos norcoreanos reciben información falsa de lo mal que viven sus vecinos de Corea del Sur, para disuadirlos de huir; las “elecciones” son cada cinco años, con un candidato único y no se puede anular o dejar el voto en blanco, so pena de castigo; si una persona es condenada, también lo es toda su familia y se les deporta a campos de trabajos forzados; sus líderes tienen poderes sobrenaturales y, por ejemplo, pueden controlar el clima; etc. Si bien estas afirmaciones tienen una base de verdad, hay otras totalmente inverosímiles y que no obstante se dan por válidas. En el 2014 circuló un video en el que supuestamente la televisora estatal norcoreana anunciaba que Corea del Norte jugaría la final del mundial de Brasil contra Portugal. Y, además, que había llegado con golizas a Japón, Estados Unidos y China. Pero ni China ni Corea del Norte participaban en ese torneo de futbol y, aunque en forma diferida, la televisión norcoreana había estado transmitiendo los partidos. Muy pronto, además, quienes vieron el video en Corea del Sur se dieron cuenta de que la presentadora hablaba con un acento igual al de ellos y utilizaba expresiones y anglicismos exclusivos de la parte meridional de la península. Emitido en Youtube por Korea News Backup, a pesar de ello el video se hizo viral entre los internautas e inclusive fue recogido por medios anglosajones, hispanos y hasta chinos, como una prueba del aislamiento extremo y la manipulación mediática a que eran sometidos los ciudadanos norcoreanos. “No se dejen engañar por esa ridícula parodia”, twiteó la periodista Jean H. Lee, quien recordó que efectivamente Corea del Norte llegó a la final en 1966 y 2010, y fue “una gran noticia” en el país comunista. Al parecer, por muy absurdas que sean, no sólo los ciudadanos inacutos de otros países, sino también periodistas y políticos se dejan engañar por estas informaciones falsas, la mayoría provenientes de los servicios de inteligencia o medios de propaganda de Corea del Sur, que para darles credibilidad suelen mezclar hechos reales con elementos de ficción. Desde que Kim Jong-un ascendió al poder, por ejemplo, han circulado noticias de que en la cúpula del país comunista se realiza una purga, mediante la cual el joven líder busca deshacerse de los leales a su padre para colocar a sus propios cuadros. La purga, se entiende, incluye la ejecución de los defenestrados. Pero nadie ha podido confirmar si ha sido así. The New York Times consignó que un viceministro, un general y el jefe del ejército, Ring Yong Ho, habían sido expulsados por diferencias aparentemente “baladíes” con el nuevo líder, pero en ninguno de los tres casos pudo ratificar su ejecución, pese a que la especie salió del Servicio Nacional de Inteligencia (NIS, por sus siglas en inglés) de Corea del Sur. El NIS es la principal fuente de información sobre lo que ocurre en Corea del Norte y afirma que al menos 70 oficiales de alto rango han sido ejecutados desde que gobierna Jong-un. Pero Nick Robins, de The Huffington Post, dice que hay que tener ciudado con estas cifras, porque no pocas veces el NIS ha tenido que desdecirse. De ahí salió que el ministro de Defensa norcoreano, Hyon Yong Chol, había sido ejecutado con un cañón antiaéreo. Luego el organismo reculó y dijo que no había sido así y que, en realidad, ni siquiera estaba seguro de que Yong Chol estuviera muerto. El caso más sonado ha sido el del tío de Jong-un, Jang Song Thaek, quien fue públicamente acusado de “traición a la nación” y condenado a muerte. Según la versión que corrió, fue arrojado “para que lo devoraran 120 perros”. Al parecer, Song Thaek sí fue ejecutado, pero lo de los perros se derivó de un post satírico en las redes chinas, que luego se difundió por el mundo. Otro ejemplo que cita Robins, y que se publicó en el Chosun Ilbo de Corea del Sur, el Asahi Shimbun de Japón y el New York Times, fue que Jong-un había ordenado la ejecución de una docena de componentes de la orquesta nacional Unhasu –en la que su mujer, Ri Sol-ju, había sido cantante– por haber hecho un performance de contenido sexual. Pero luego de que una de las supuestas ejecutadas apareció con vida en la televisión estatal, el gobierno norcoreano acusó a estos medios de difamación. Y hablando de Ri, la joven y bella esposa de Jong-un, ella también ha sido críticada por aparecer en público vestida a la moda y con accesorios de marca occidentales, que en el mercado cuestan miles de dólares. El problema es que no se sabe si los artículos son originales o imitaciones de las que entran por la frontera china. El NIS “cree factible” que sean auténticos. En este juego de desinformación de una y otra parte, hasta la detonación de una supuesta bomba de hidrógeno por parte de Pyongyang en enero fue puesta en duda. La Casa Blanca, apoyada en dictámenes científicos, dijo que los primeros análisis no eran “consistentes” con un artefacto de esta naturaleza, aunque sí algún otro dispositivo de carácter nuclear. En cualquier caso, la prueba desató una reacción condenatoria en cadena en las principales capitales del mundo y los organismos internacionales, que la calificaron como una provocación y una amenaza a la seguridad de todo el planeta. Pero, la verdad, es que a la mayoría de los líderes mundiales se les percibió más enojados que preocupados. Es parte de la propaganda.

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