La pasión fotográfica de Toledo

domingo, 2 de octubre de 2016 · 10:31
El sábado 16, con la muestra Universo en el sur, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de Oaxaca cumplió 20 años. Fundado por Francisco Toledo, alcanza hoy un acervo cercano a los 90 mil documentos. En este recuento histórico se narra la profunda relación del artista juchiteco con el mundo de la imagen. OAXACA, OAX. (Proceso).- Antes de decidirse por la pintura, Francisco Toledo quiso ser fotógrafo. El catálogo de una exposición de Manuel Álvarez Bravo que tuvo en sus manos lo deslumbró. El artista zapoteco remueve sus recuerdos: “Ese catálogo me hizo ver que la fotografía era un arte, que no solamente eran recuerdos de familia, o recuerdos de lugares donde uno estuvo, sino que había toda una creatividad atrás. “Entonces le pedí a mi familia que me compraran una cámara y empecé a fotografiar a mis amigos, paisajes, azoteas, encueradas en las azoteas…” Desgraciadamente –se lamenta–, “no guardé ese material”. Su pasión por la fotografía, pero sobre todo su espíritu altruista, lo llevó a darle forma a una ocurrencia, a un flashazo mental. Y junto al colectivo de fotógrafos Luz 96 decidió crear el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB). Esa ocurrencia acaba de cumplir 20 años con la apertura de la exposición –el sábado 17– Universo en el sur, bajo la curaduría de Alejandro Castellanos con un grupo de estudiantes del taller “Aprendiendo con la imagen”, cuya temática se basa en cinco perspectivas: el arte, la etnografía, el género, el paisaje y los movimientos sociales de Oaxaca. Entre los artistas de esta muestra se encuentran Jorge Acevedo, Manuel y Lola Álvarez Bravo, Lee Friedlander, Romualdo García, Tony Gleaton, Graciela Iturbide, Josef Koudelka, Mary Ellen Mark, Eniac Martínez, Man Ray, Sebastiao Salgado, Frederick Starr, Vida Yovanovich y Edward Weston. El Centro Fotográfico se fundó el 17 septiembre de 1996. El colectivo Luz 96 estaba integrado por Cecilia Salcedo, Jorge Acevedo, Vittorio D’nofri, Juan Carlos Reyes y Domingo Valdivieso. Toledo decidió bautizarlo como Manuel Álvarez Bravo por la admiración a su obra. Paradójicamente, el artista plástico conoció al fotógrafo en una exposición donde éste quiso comprarle un cuadro. Pero Toledo le planteó hacer un trueque: “Le propuse un intercambio: la colección que se tiene en el acervo José F. Gómez de fotografías de don Manuel, es resultado en parte de ese intercambio.” En dos décadas, el Centro Fotográfico ubicado desde 2005 en una casona de M. Bravo 116 y García Vigil (Centro Histórico), ha realizado 243 exposiciones, entre ellas de algunos legendarios oficiantes de la imagen como Dona Ferrato, Joan Fontcuberta, Allan Frame, Alberto García-Alix, Charles Harbutt, Graciela Iturbide, Joan Liftin, Mary Ellen Mark y Walter Reuter. Imposible olvidar aquel 17 de septiembre de 1996, día de la apertura en su primera sede ubicada en la calle de Murguía, también en el centro de la capital. Fue una gran fiesta. Don Manuel estuvo tomando fotos. En Oaxaca ni por asomo campeaban los proyectos destructivos como el del centro de convenciones que el gobierno actual pretendió levantar en el emblemático Cerro del Fortín y que Toledo consiguió frenar. El espacio cultural cuenta con cerca de 5 mil libros especializados en fotografía que pueden ser consultados en la biblioteca del IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca), así como un acervo con más de 90 mil documentos de imagen al alcance de los investigadores. Este museo es el único que el artista conserva, ya que no lo entregó a la federación en enero pasado cuando donó las dos sedes del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) al Instituto Nacional de Bellas Artes, todo por un peso. La directora del Centro Fotográfico, Adriana Chávez Aragón, evoca la colección, iniciada cuando se crea la Casa de la Cultura de Juchitán y el artista consideró necesario, para formarla, comprar e intercambiar obra. Al primer intercambio entre Toledo con sus piezas por fotografías de Manuel y Lola Álvarez Bravo, siguieron donaciones de Graciela Iturbide al igual que de Héctor García, Henri Cartier-Bresson y Roberto Doniz. Los cerca de 90 mil documentos están divididos en tres fondos: -Obras de unos 200 autores de los más conocidos. -Imágenes de Roberto Doniz, quien al morir donó su colección a Toledo –cerca de 70 mil–, están catalogadas en carpetas de paisajes, mujeres solas, niños muertos. -El último es de Ignacio Sanabria, de Nochixtlán, cuya obra no ha sido muy estudiada, sólo se ha catalogado. Con la prensa Son las 11:26 del viernes 2 de septiembre. El día es soleado y a Francisco Toledo se le nota feliz. No quiere dar entrevista pero accede a tomarse fotos en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, ubicado en la calle de Murguía, donde se realiza una conferencia para dar a conocer los festejos. Es una casa colonial donde residió Francisco Toledo y su familia hasta 2005 y donde también habitó el general Mariano Jiménez Figueroa (1829-1892), quien se estableció en este recinto durante su gestión como gobernador de Oaxaca. Aunque no quiere llamar la atención, su sola presencia atrae a fotógrafos, camarógrafos y periodistas. Antes de emprender la huida accede a posar en el patio de espejos de agua. Luego sube a un barandal de hierro forjado y posa junto a una fotografía. Su pose es igual al de una joven de la foto: pensativa. ¿Será por el informe de Enrique Peña Nieto?, se le pregunta. –Esa pregunta ni se hace, si ya sabemos cómo está el país. Está mal, mal, mal. Con su cabello entrecano desaliñado, desatendida barba y bigote esboza ligeras sonrisas cuando le piden tomarse una fotografía con la directora de ese espacio cultural. Y arranca risas y flashazos cuando en instantes olvida sus pinceles, sus lienzos o sus trazos para asumirse como fotógrafo. Al tener en sus manos una cámara, su primer impulso es colocársela en el hombro derecho. Luego prepara la lente y toma la foto de la directora. Casi a tirabuzón se le arrancan algunas respuestas sobre el IV informe de gobierno; de la visita del candidato presidencial de Estados Unidos, Donald Trump; del conflicto magisterial o del maíz transgénico, tema éste del cual el presidente Peña Nieto nunca respondió al artista. –¿Va haber otros hijos de Toledo? –No. Ya no, ya no hay fuerzas para hacer más hijos. –¿Qué satisfacción le deja este espacio a 20 años de su creación? –No sé qué contestar. Me da gusto saber que sirve, que hay un espacio de encuentros, de estudios, pero hasta ahí, no me puedo pavonear por la calle y decir: “yo hice el centro fotográfico”. “Es lo que toda gente que tiene medios debería hacer, ayudar a que la sociedad tenga centros donde la gente joven aprenda y tenga un lugar donde crear en lugar de andar de maloras.” Para él la fotógrafa más importante que colaboró en el CFMAB fue Mary Ellen Mark, ya que “con ella empezó una época de talleres que se prolongó por 18 años”. El artista plástico también ha sido editor de libros, como Juchitán de las mujeres de Graciela Iturbide, Foto Estudio Jiménez y XV años del Taller de Mary Ellen Mark en Oaxaca. Aunque su primer intento de hacer uno sobre Manuel Álvarez Bravo, no se logró: “A don Manuel le propuse hacer el libro, porque había vendido todo lo de mi exposición, así que tenía dinero. En ese momento él no tenía un libro importante, fuimos a Nacional Financiera a depositar el dinero para que no me lo fuera a gastar, y él empezó a trabajar, pero se nos atravesó una editorial y por supuesto que me abandonó. Yo recogí mi dinero, muy contento también.” El Centro ofrece alrededor de dos talleres al mes, abarcando desde técnica fotográfica básica, hasta talleres especializados. Dentro de los fotógrafos que han encabezado estas actividad destacan: Joan Fontcuberta, Allan Frame, Mary Ellen Mark, Alberto García-Alix, Dona Ferrato, Charles Harbutt y Joan Liftin, así como los fotógrafos de Proceso Germán Canseco y Eduardo Miranda. El 15 de septiembre, Joan Liftin presentó el libro inédito Desnugramas, de su esposo. Dice Toledo que actualmente ya no tiene una cámara fotográfica ni paciencia para enfocar: “Cuando tomo una imagen siempre lo hago con la cámara en automático, y salen fotos automáticas, no muy buenas, a veces son un poco para documentar algo. He dejado la fotografía porque ya no veo bien, ni de cerca ni de lejos.”

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