CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Hace 40 años Proceso salió a la luz bajo el estigma de la confrontación con el poder. El gobierno del presidente Luis Echeverría no sólo propició y auspició el golpe interno que puso fin a la dirección de Julio Scherer García en el periódico Excélsior. Trató además de impedir que apareciera la revista durante su mandato. Fue inútil. La primera edición del semanario llegó a sus lectores aún en su sexenio, el 6 de noviembre de 1976. No sólo era el nacimiento de una publicación que devolvía la voz a un grupo de periodistas a quienes el poder se la había arrebatado. En la realidad del México de entonces, era un grito de libertad, un grito bajo el manto de silencio que parecía caer sobre el país. Con la libertad como bandera, a lo largo de sus cuatro decenios de existencia la revista ha querido honrar la tesis expresada por el editorial de nuestro número de inicio: “La tarea real de Proceso trasciende a los periodistas que lo hacen, en la medida en que asuman su compromiso con su tiempo y con su país.” Como la nación misma, el semanario vive a un ritmo sexenal. Nos los impone el implacable modelo presidencialista que México ha sido incapaz de cambiar. A la alternancia de siglas no ha seguido la erradicación del modelo autoritario de gobernar. En ese tenor, el compromiso de Proceso con su tiempo y con el país sigue inalterable: denunciar los abusos del poder, enfrentarlo si es necesario, resistir sus embates con las mejores armas del periodismo. Lo supieron, lo han sabido, lo saben Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Este es el compromiso que hoy Proceso reitera a sus lectores, al tiempo que está dispuesto a dar la bienvenida, cuando los haya, a los vientos de una verdadera democracia política que implique un marco de convivencia justa y equitativa para todos los mexicanos, un horizonte que por desgracia se avizora lejano. Hemos querido celebrar este aniversario bajo el lema “40 años haciendo historia”. La historia la forman los acontecimientos públicos y sus protagonistas y de ellos Proceso ha dado testimonio durante la última parte del siglo veinte y la primera parte del veintiuno. Pero Proceso también ha sido, lo hubiéramos querido o no, protagonista de la historia. Hemos sido objeto de amenazas, acosos, agresiones, insultos, boicots, represiones… Algunos de nuestros compañeros han sido asaltados y asesinados. No hemos dado un paso atrás. Ni modificado nuestra línea de ejercer la libertad que nos impusimos desde la fundación de la revista, encabezada por Julio Scherer García. Cuarenta años después, en medio de hechos y signos ominosos para el ejercicio del periodismo crítico, esto es Proceso y esto seguirá siendo.