Conade: Corrupción... de Alto Rendimiento

domingo, 4 de diciembre de 2016 · 09:05
Sin ningún mérito objetivo –y sin entregar el menor resultado– Bruno Rodríguez Billerbeck y su mamá recibieron becas abultadísimas en calidad de “entrenadores”. Ni siquiera hay constancia de que al menos hayan ido a trabajar. Y Bruno “dobleteaba” plazas. Pese a ello, el extenista fue premiado: es el titular de facto de la Dirección de Alto Rendimiento de la Conade. En la Comisión admiten, con todas sus letras, que él “no tiene la experiencia ni la formación”… pero le tienen “confianza”. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Bruno Rodríguez Billerbeck es, de facto, el director de Alto Rendimiento de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), pero su cargo oficial es el de subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR). Y al mismo tiempo ha gozado de una beca de 81 mil pesos como entrenador de tenis. Simultáneamente, su madre, Hilde Marie Billerbeck, durante cuatro meses –junio a octubre de este año– ha disfrutado de una beca por 52 mil pesos como entrenadora de deportes de conjunto y raqueta, aunque oficialmente apenas el jueves 24 fue dada de baja del fideicomiso Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar), mejor conocido como CIMA. Estas irregularidades ponen al descubierto el desaseo con el que la administración de Alfredo Castillo usa los recursos públicos, la forma brusca en que los servidores públicos responsables del deporte nacional cambian de un puesto a otro y el hecho de que la asignación de becas no se apega a las Reglas de Operación del Fodepar, un fideicomiso que depende del Programa S206 Sistema Mexicano del Deporte de Alto Rendimiento, que otorga beneficios únicamente a atletas ranqueados entre los primeros 16 del mundo. El pasado jueves 17 Proceso publicó que el extenista Bruno Rodríguez sustituyó en la Dirección de Alto Rendimiento a la abogada Anna Lilia Ramírez, una amiga de Castillo que tras haber estado en Michoacán llegó a la dependencia en enero de este año, y que Hilde Marie Billerbeck Heyn ingresó como becaria de Fodepar el 1 de junio pasado. Pero al tratar de localizarla como entrenadora de deportes de conjunto y raqueta –tal como aparece en el documento mediante el cual se solicitó su ingreso como becaria– ninguna persona de las consultadas en la Dirección de Alto Rendimiento, en la Subdirección de Calidad para el Deporte y en el CNAR la conoce. Tampoco en la Coordinación de Comunicación Social supieron quién es ni dónde localizarla. En respuesta a la nota publicada, la Conade envió un comunicado para aclarar que Rodríguez Billerbeck no ha asumido la titularidad de la Dirección de Alto Rendimiento, “ya que por disposición oficial no se pueden hacer altas ni cambios hasta el siguiente año, y aún se está valorando la propuesta de que dicha encomienda la tome a partir del 1 de enero de 2017. “Actualmente, el servidor público mencionado se desempeña como Subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos del CNAR. Con el fin de no incurrir en ninguna irregularidad, la Subdirección de Calidad para el Deporte dictaminó la baja como entrenadora de la licenciada Hilde Marie Billerbeck Heyn desde el 31 de octubre de 2016, por lo que desde esa fecha ha dejado de prestar sus servicios para los que fue contratada. El dictamen señalado será presentado en la próxima reunión del Comité Técnico del Fodepar.” La aclaración confirma que mientras Bruno Rodríguez ya fungía como servidor público, su madre era becaria. Pero además, como publicó este semanario en agosto pasado, al mismo tiempo que este funcionario se desempeñaba como subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos, también cobraba una beca de 81 mil pesos como entrenador de deportes de conjunto y raqueta, pues fue dado de alta en Fodepar el 1 de enero de 2016 (Proceso 2078). Lo extraño es que aunque su nombre, cargo, correo electrónico institucional y extensión telefónica aparecen en el directorio del CNAR, en el Portal de Obligaciones de Transparencia (POT), Bruno Rodríguez no es el subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos. Ese cargo lo ocupa Gustavo Adolfo Montiel Mondragón. Si se busca a Rodríguez en el POT, simplemente no está en el directorio de funcionarios, cuya última fecha de actualización es el pasado miércoles 16, es decir, hace dos semanas. Montiel aparece como subdirector de Cultura Física. El subdirector de Calidad para el Deporte de la Conade, Valentín Yanes, aclara en entrevista que Bruno Rodríguez Billerbeck ya trabaja como director de Alto Rendimiento, pero está a prueba, y quizá en enero reciba el nombramiento oficial. En tanto, dice, “no está cobrando (como director de Alto Rendimiento), pero operando sí. Está aprendiendo. No firma nada, sólo yo. Y todo (lo que hace) lo tiene que consultar conmigo”. Yanes destaca que, con el cambio de puesto, Rodríguez sacrificará ingresos, pues si es nombrado percibirá un salario menor. Pero esta información tampoco es correcta. En el POT aparece que el subdirector de Apoyos Educativos y Administrativos devenga un salario de 20 mil 94 pesos netos y que el monto de percepciones netas del director de Alto Rendimiento es de 36 mil 713 pesos. Es absurdo que Rodríguez Billerbeck renuncie a su beca de 81 mil pesos, pero Yanes señala que lo hace “por amor al deporte”. Como supuesto entrenador, el funcionario presuntamente atiende a tres tenistas: Kevin Carpenter (retirado), Mauricio Astorga (ranking mil 123 del mundo) y Alberto Rojas (mil 435 del mundo). No hay evidencias de que haya desempeñado ese trabajo. Dedazo y cuatismo En el caso de Hilde Marie Billerbeck, de 58 años, Valentín Yanes precisa que él no la contrató –pues en junio él no fungía como titular de Calidad para el Deporte, sino Manuel Portilla– y aunque su propuesta de contratación, firmada por Anna Lilia Ramírez, indica que es entrenadora de deportes de conjunto y raqueta, de lo único que ella sabe es de tenis. Lo jugó y entrenó a su hijo Bruno. Yanes asevera que la mujer cuenta con las credenciales para desempeñar el cargo “porque trabajó con tenistas de gran nivel, como su hijo”, pero desconoce los nombres de los otros atletas a quienes entrenó antes de ingresar a Fodepar para justificar su contratación. Yanes termina por reconocer que Hilde Billerbeck tiene una escuela de tenis en la que trabaja de tiempo completo, una de las razones por las cuales se determinó darla de baja como beneficiaria de Fodepar. “Yo solicité la baja. Lo hablamos con Bruno porque es algo de lo que nos percatamos todos (el conflicto de interés madre e hijo), pero no es que sólo se le dé de baja porque Bruno pudiera ser el director de Alto Rendimiento, sino porque ella ya no aportaba más. Cumplió con una tarea que se le asignó rumbo a Juegos Olímpicos respecto de elaborar el programa de los deportes de raqueta rumbo a los Juegos Centroamericanos. Eso terminó y no vemos la necesidad de que continué”, señala. Luego, acepta que Hilde Billerbeck no sabe nada de deportes de conjunto ni tampoco de squash, bádminton o raquetbol, y que no fungió como entrenadora, sino como metodóloga, aunque no cuenta con la preparación académica para ello. “Ella tiene su compromiso con el tenis. No puedo tener una especialista exclusiva de tenis porque necesito que atiendan los deportes de raqueta, ahí sólo tengo dos metodólogos y ella no puede hacerlo.” –Hay tenistas mejor ranqueados cuyos entrenadores podrían ser beneficiarios, ¿por qué becaron a Hilde y no a alguno de ellos? –se le pregunta. –Porque no vienen, tienen otros intereses. Tampoco la estamos corriendo. Tiene su escuela y no puede dedicarse a esto. –¿Ella no dejó su escuela mientras fue becaria? –No, por eso no nos sirve. –¿Por qué se beca a alguien que no está de tiempo completo y cobra 52 mil pesos? –¿A dónde quieres llegar? –A que explique si la trajeron por su capacidad o por recomendación de alguien. Por un dedazo. –No sé que alguien haya dicho que se le becara. –¿Ella tocó la puerta y les dijo contrátenme? –Se valoraron varias personas y a lo mejor el mismo Bruno pudo haber dicho: ‘Que sea mi mamá’ o nosotros mismos. Yo no estaba aquí. Pero ella cumplió con una función. Ahora vemos que no es la persona idónea para este trabajo. Tampoco es una neófita, tiene una trayectoria. Valentín Yanes sí era subdirector de Calidad para el Deporte cuando Bruno Rodríguez Billerbeck se convirtió en becario de Fodepar, pero no recuerda si Bruno fue becado a propuesta de Anna Lilia Ramírez o de Samuel Pérez: “Todo lo aprueba la Comisión Deportiva, integrada por un grupo de expertos y en la cual no estoy yo”. –¿Quién avaló que Bruno tiene capacidad para formar tenistas de élite? –Te voy a contestar con una pregunta: ¿a quién había formado Juan Hernández antes de que Lupita (González, medalla de plata en Río 2016 en marcha 20 kilómetros) fuera campeona? –Hernández tardó mucho en tener una beca, cuando Lupita ya había ganado competencias internacionales… –La mayoría de nuestros entrenadores son empíricos y sin una formación sólida, se forman en el trabajo. Es parte de nuestro trabajo ayudarlos. Bruno a lo mejor no tiene la teoría, pero sí experiencia competitiva (fue jugador Copa Davis), disposición, reconocimiento en el tenis. Eso hay que considerarlo. –¿Su contratación fue de cuates? –No puedo decir eso. Le doy credibilidad a las estructuras. No digo que son perfectas, pero la Comisión Deportiva, los metodólogos hacen análisis, dictámenes, son especialistas, pero se pueden equivocar. –¿Le parece lógico que el entrenador Iván Bautista, con dos medallas olímpicas, tenga la misma beca que Bruno Rodríguez? –No creo que ganen lo mismo, pero si lo vemos de esa manera está bien. Si Bruno va a esperar a tener un campeón olímpico para cobrar lo que Iván Bautista, se muere de viejo. ¿Cuánto le vamos a pagar a un entrenador de natación? Si lo voy a valorar como deporte de perspectiva, no me gasto ni 50 pesos, pero si quiero desarrollar la natación tengo que gastar 10 mil dólares. Bruno es uno de los pocos baratos que puedo encontrar para desarrollar el tenis. Si no trabajamos ahora cada vez estarán peor el tenis y la natación. –¿Cuáles son los resultados de Bruno a la fecha? –No podemos esperar resultados de nadie de enero a la fecha. –¿Qué ha hecho? Algo tangible. –El trabajo de quienes dirigen el deporte es como el de la hormiga negra, en la pared negra, en la noche. Nadie lo ve. Bruno entró con unas perspectivas para hacer algunas cosas y después pasó a ser subdirector y no pudo concretar. –Si era el modelo de entrenador de tenis, ¿por qué se convirtió en administrativo? –Hay necesidades y buscamos a las personas que las resuelvan. Igual que ahora lo traemos a Alto Rendimiento pensando que puede. No te puedo garantizar que dure ahí para los Centroamericanos de 2018. Hay que evaluarlo, pero si no da la talla queda fuera. –Si el empirismo en entrenadores es grave, ¿sería aún más grave que alguien que no sabe de ciencias del deporte dirija Alto Rendimiento? –No tiene la experiencia ni la formación, pero las va a ir adquiriendo. Tiene la ventaja de que yo lo puedo ayudar. Llevo 50 años en el deporte. Anna Lilia no hacía lo técnico, aunque esa área es técnica. Ella hizo lo administrativo y yo la ayudé en lo técnico. Ella me oía. Bruno me oye. Me hace falta gente en la parte administrativa. A lo mejor como Bruno hay 10 o 12 (es licenciado en administración de negocios por la Universidad Anáhuac), hay que ver si quieren venir. Bruno gana menos ahora que lo que ganaba antes como subdirector en el CNAR. No va a tomar decisiones aisladas, son en equipo, conmigo, con los metodólogos. ¿Quién puede llegar a Alto Rendimiento? Ese es el problema. No tengo muchas personas de dónde echar mano. Preparación académica tienen muy pocos. –¿Bruno aportará sus conocimientos o se le paga por capacitarse? –Viene a trabajar y yo lo voy a compensar en sus debilidades. Necesito a alguien a quien le tenga confianza, que interactúe con atletas, con los entrenadores. Tengo muy buenos metodólogos, pero cuando se sientan a hablar con un entrenador o un federativo no tienen capacidad. No saben. Anna Lilia no tenía conocimientos de deportes, estuve en contra de que llegara, pero demostró que era capaz. Autoridades sin autoridad Valentín Yanes explica que la raíz de este problema es que desapareció el fideicomiso Fonade (que becaba a atletas en formación), razón por la cual en Fodepar ahora hay más de 270 atletas, aunque no estén entre los primeros 16 del mundo. Pero lo peor, alega, es que los atletas se toman la atribución de elegir a los integrantes de los equipos multidisciplinarios y proponen los nombres de entrenadores, preparadores físicos o cualquier otro especialista sin que necesariamente elijan de forma adecuada. La Conade, bajo presión, se ve obligada a aceptar. “Nos piden cosas que no queremos darles, pero la presión es insostenible. Estamos trabajando en arreglar eso. Está muy arraigado desde que Noé Hernández ganó plata (Sídney 2000) y puso a su novia de entrenadora. Jamás volvió a ganar nada. Si nos oponíamos al subcampeón olímpico hubiéramos volado todos. Hay varios casos. Los medallistas olímpicos y paralímpicos son una voz pública de peso. A Paola Espinosa no le podemos imponer un entrenador porque no lo va a aceptar y puede decir que no tuvo resultados porque no le dimos el entrenador que quería. Nosotros no estamos aquí para complacer atletas, pero lo hemos hecho.” –También han complacido a los amigos que becan a la mamá de Bruno, a Julio Everardo (amigo de Gustavo Ayón) y hasta a una psicóloga de pareja que supuestamente atiende clavadistas y nadie la conoce… –No, no. No ha sido así. No es por amigos. Podemos cometer errores y podemos subsanarlos. En eso estamos.

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