"El objeto masticado", en la Casa de la Primera Imprenta de América
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Sustentada en un sugerente concepto curatorial que parte de la definición del acto creativo, la exposición El objeto masticado es una excelente propuesta tanto por las obras como por el emplazamiento museográfico.
Organizada por seis artistas que en su amistad y afectos comparten vínculos entre México y Alemania, la muestra se impone como una declaración de que el arte, a pesar de la acrítica aceptación de la postproducción postconceptual –proceso en el que el artista no interviene manualmente en la producción–, todavía puede tener una identidad que lo distinga de la masiva cultura visual contemporánea.
Bajo la premisa de que el acto creativo es un proceso de digerir el mundo con las manos, el concepto medular de la exposición se basa en que la verdadera creación consiste en producir una idea propia que no se origina en la sola contemplación del exterior. Por el contrario, esta idea es resultado de un proceso de interiorización que, a través de la manipulación o masticación personal de los materiales, impacta el pensamiento manifestándose en un objeto propio y original.
Emplazada en la Casa de la Primera Imprenta de América, en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México, la exposición presenta obras de soporte textil, cerámico, dibujístico y gráfico de las artistas alemanas Sabine Linse, Anette Kuhn y Mariel Poppe, y de los mexicanos Héctor Velázquez, Sandra Contreras y María Tello.
En el conjunto, además de las esplendidas esculturas e instalaciones textiles de entes orgánicos y abstractos de Héctor Velázquez, sobresalen las propuestas de Sabine Linse y Anette Kuhn.
Conocida en México por su trabajo de soporte fotográfico, Kuhn sorprende con la creación de interesantes y muy atractivos objetos bidimensionales que, en la frontera entre el grabado y la pintura, interpretan vistas fotográficas de estructuras rocosas y arquitectónicas con lenguajes totalmente abstractos. Trabajadas sobre foamy con grafito, pastel y acrílicos, las piezas se imponen por su vigorosa expresividad cromática y textural. Intervenidas con incisiones que evocan topografías y trabajados con expresivos efectos lumínicos que remiten al vigor del fuego, el agua y las piedras, las obras de Anette Kuhn demuestran que el género paisajístico todavía tiene mucho que narrar.
Con una potente propuesta multidisciplinaria que vincula el romanticismo de los cuentos de hadas, la condición femenina y la cultura alemana a través de su pintura renacentista y tradiciones populares, Sabine Linse sobresale con un proyecto de miniaturas tridimensionales que, esculpidas en papas, remiten a la divinidad de las venus prehistóricas. Inspiradas en las eróticas mujeres de los pintores renacentistas Lucas Cranach (el Viejo y el Joven), estas mujeres, enjutadas por la oxidación natural del material, enfatizan el carácter divinamente profano de lo femenino.
Además de la presentación de estas diosas como escultura y proyecto fotográfico, la propuesta de Linse se completa con un video que, con poéticos cambios atmosféricos, convierte en una ficción élfica la tradición de las cámaras de enfriamiento instaladas en los bosques germanos.
Este texto se publicó en la edición 2101 de la revista Proceso del 5 de febrero de 2017.