Continúan desaparecidos montadores y un matrimonio que iban a un jaripeo en Guerrero

viernes, 24 de febrero de 2017 · 19:02
CUERNAVACA, Mor. (apro).- Los ocho jóvenes jinetes de toros de jaripeo y un matrimonio que salieron el pasado viernes 17 de Cuautla, Morelos, con rumbo a una presentación en San Miguel Totolapan, en la zona de Tierra Caliente de Guerrero, siguen desaparecidos. El miércoles pasado, la señora Laura Quevedo Aguilar, madre de Carmelo Quevedo, afamado montador de Cuautla conocido como El Canelo, habló con Apro y denunció que su hijo y otros tres jinetes, además de otras seis personas habían desaparecido, por lo que había acudido a presentar una denuncia ante la Fiscalía del estado. La mujer confirmó que su hijo y otras nueve personas salieron desde el pasado 17 de febrero rumbo al estado de Guerrero, al municipio de San Miguel Totolapan, en la región calentana, donde la violencia impuesta por las bandas de El Tequilero y El Mojarro ha provocado que la comunidad se organice para responderles por la vía armada, como ha dado cuenta Proceso desde el año pasado. Los jóvenes salieron desde la comunidad de Coahuixtla, municipio de Ayala, ubicado al sur de Cuautla. Viajaban en una camioneta azul con placas del Estado de México, sin que se hayan precisado más datos de la misma. En el vehículo viajaban los ocho jóvenes y un matrimonio, proveniente del Estado de México. Laura Quevedo informó además que desde el domingo pasado ha recibido una serie de mensajes de texto a su celular en el que le exigen que entregue rescate por su hijo y por las demás personas que tienen retenidas. Los mensajes no establecen donde se encuentran los jóvenes, pero también se han negado a entregar una prueba de vida. Por ello, desde este lunes las familias acudieron a presentar las denuncias correspondientes para exigir que las autoridades intervengan en el secuestro-desaparición de sus hijos. Era la primera vez que los jóvenes viajaban a ese municipio de Guerrero, confirmaron familiares y amigos. Este jueves 23, el fiscal de Morelos, Javier Pérez Durón confirmó en comparecencia con los diputados locales, que tenía información de la desaparición de los jinetes, pero se negó a dar más datos. Sólo mencionó que las víctimas habían desaparecido en el territorio del estado de Guerrero, pero que existía la coordinación con las autoridades de aquella entidad para buscar a los jóvenes. Fuentes de la Fiscalía confirmaron que ya se ha establecido la ruta que siguieron los jinetes. De Cuautla se dirigieron a Cuernavaca en donde tomaron la ruta a Taxco, lugar desde donde se habrían comunicado con sus familias por última vez. De ahí se habrían dirigido a Iguala, pero es ahí donde se pierde la pista de los jóvenes. El municipio de San Miguel Totolapan se encuentra enclavado en la zona que ha sido señalada por autoridades y observadores políticos de Guerrero y México como la mayor productora de amapola y heroína de la entidad guerrerense. De hecho, los pobladores de esa comunidad decidieron a finales del año pasado secuestrar a la madre de uno de los líderes más conocidos de los grupos criminales de esa región, Raybel Jacobo de Almonte, El Tequilero. En diciembre pasado, hombres a cargo de este personaje secuestraron a un ingeniero contratista de esa región. En respuesta, los pobladores retuvieron a la madre del Tequilero y le exigieron públicamente que entregara con vida al contratista. Unos días después se realizó el intercambio con ambas víctimas sanas y salvas. Sin embargo, la violencia en la región no ha parado, como Apro ha dado cuenta. Es justamente en ese municipio donde las 10 personas, entre jinetes y acompañantes, se presentarían el viernes pasado, no obstante, nunca llegaron al lugar, pues la madre de Carmelo Quevedo, confirmó que la última vez que se tuvo comunicación con ellos fue cuando se detuvieron en Iguala para comer. La situación es tal que incluso, Roberto Álvarez Heredia, vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, salió el jueves pasado a los medios de comunicación a hacer un llamado para liberar a las personas desaparecidas: “Si están en calidad de secuestrados, pedimos a sus captores, con humildad y con todo respeto, que respeten la vida de estas siete personas y sean liberados para que regresen con sus familias sanos y salvos”. El jaripeo es una tradición en las fiestas patronales en Morelos, como en casi toda la región centro del país. Desde hace varias décadas, jóvenes morelenses de las regiones sur, oriente y altos, han probado suerte de manera “profesional”, esto es, no solamente como una práctica para la “feria del pueblo”, si no que deciden participar en “torneos” organizados dentro y fuera de la entidad.

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