De las piedras

jueves, 9 de marzo de 2017 · 13:11
La piedra xaya se forma en la cabeza de las iguanas; es de buena suerte encontrar dicha piedra. Conocí a una iguanera que había encontrado una, así que le pedí que me la enseñara; se negó, dijo que su suerte dependía de esa piedra: “ni se ve ni se regala ni se vende”. Ahora aquí se reúnen textos sobre piedras, desde remedios, recetas de cocina, piedras del absurdo de Beckett y piedras de China. Al leer el texto de Miguel Covarrubias, donde aborda el remedio para las infecciones causadas, supuestamente, por “la vergüenza en los ojos”, me di cuenta que esta curación está incompleta. Porque existe un remedio donde se utiliza una jícara y piedras, para curar el “biripi” (orzuelo), que es donde se supone que está la iguana; entonces se le debe cazar, la jícara protege la cara de quien tiene la infección (orzuelo) y es ahí donde se tiran las piedritas para apedrear a la iguana. La muerte y lo desconocido Hay una manifestación peculiar de la vergüenza que se presenta en forma de infecciones en los ojos, conjuntivitis, etc., causadas, supuestamente, por “la vergüenza en los ojos”. A esto se le conoce en zapoteco como gúce bucaci lú:bé* (“ira de la iguana en el ojo”). La única forma de curar este mal es recurriendo a la magia. El curandero emplea un plato de cerámica lleno de agua, al cual se le agregan dos chiles, una rama de epazote, una hierba aromática, dos cuchillos de acero y cuatro varas pequeñas de bambú. Con los cuchillos forma una cruz en el plato y pronuncia conjuros, maldiciendo a la iguana imaginaria, causante de la enfermedad, haciéndola pedazos, los cuales supuestamente habrá de entregar a los presentes, llamándolos por su nombre: “Fulano puede tomar la cola, Fulano la cabeza”, etc., hasta haber repartido las patas, el corazón, los intestinos y las demás partes de la iguana. Posteriormente grita “¡Fuera!”, “¡Largo!”, “¡Esta paciente tiene otros asuntos que atender!”, “¡Déjala!”, “¡Largo!”. A esto se le llama regañar la vista, mientras pasa las afiladas navajas del cuchillo sobre la ceja, en su afán de disecar a la iguana, limpiando los cuchillos en cada ocasión con agua y moviendo las varas de bambú como si tratase de retirar los restos de la iguana destazada del ojo irritado e hinchado. ________________________ Texto tomado del libro El Sur de México, de Miguel Covarrubias Duclaud, del cual se respetó su escritura, dónde dice: gúce bucaci lú:bé (“ira de la iguana en el ojo”), la frase actualizada, utilizando el alfabeto del zapoteco, quedaría: Gúche guchachi’ lúbe. • Gúche: madurar o reventar • Guchachi´:iguana • Lúbe: su ojo o sus ojos. * * * Caldo de piedra La preparación de la receta ancestral es en forma colectiva, a un costado del río que lleva el mismo nombre del municipio, San Felipe Usila, en la región de la Cuenca del Papaloapan. Los hombres se dividen la tarea de pescar, seleccionar las piedras, buscar la leña y hacer la fogata para calentarlas al rojo vivo, mismas que en su momento se agregan al guiso para llevar a cabo la cocción. Otros, en jícaras –recipientes individuales– ponen agua, tomate picado, cebolla, ajo, epazote, chile, pescado y camarones. Al contacto del agua con la piedra caliente, la cocción es inmediata y resulta sorprendente. El cocido semeja un pequeño volcán que hierve; de inmediato, brota el vapor con la mezcla de las especias, vegetales y marisco. Pero para que la cocción esté completa, el cocinero deposita una segunda piedra caliente dentro de la jícara. Antes de proceder a probar el caldo, las piedras son retiradas. Los cocineros entregan la jícara a la esposa, a la mamá e hijas, como parte de la ceremonia. ________________________ Información de Patricia Briseño. * * * Aproveché aquella estancia para aprovisionarme de piedras de succión. Eran guijarros, pero las llamo piedras. Sí, aquella vez adquirí una importante reserva. Las distribuí equitativamente entre mis cuatro bolsillos y las iba chupando por turno. Lo cual planteaba un problema que al principio resolví del modo siguiente: Yo tenía, pongo por caso, dieciséis piedras, cuatro en cada uno de mis cuatro bolsillos (los dos de mi pantalón y los dos de mi abrigo). Tomando una piedra del bolsillo derecho de mi abrigo, y poniéndomela en la boca, la reemplazaba en el bolsillo derecho de mi abrigo por una piedra del bolsillo derecho de mi pantalón, que reemplazaba por una piedra del bolsillo izquierdo de mi abrigo, que reemplazaba por la piedra que tenía en la boca en cuanto terminaba la succión. De modo que siempre había cuatro piedras en cada uno de mis cuatro bolsillos, aunque no exactamente las mismas piedras. …un día se me ocurrió la idea luminosa de que quizá podría alcanzar mis objetivos sin aumentar el número de mis bolsillos ni reducir el de mis piedras, mediante el siempre expediente de sacrificar el principio del arrumaje. Me llevó algún tiempo penetrar el significado de esta proposición, que se puso de pronto a cantar dentro de mí, como un versículo de Isaías o Jeremías. Especialmente la palabra arrumaje me resultó oscura de comprensión durante mucho tiempo, porque no la conocía. Pero a fin de cuentas creí adivinar que la palabra arrumaje no podía significar otra cosa que el reparto de las dieciséis piedras en cuatro grupos de cuatro, uno en cada bolsillo, y que lo que había falseado todos mis cálculos hasta el presente y convertido el problema en insoluble era el rechazo de plantearme un reparto distinto. Y a partir de tal interpretación, fuera o no acertada, pude llegar finalmente a una solución, poco elegante, sin duda, pero sólida, sólida. _____________________________ Texto tomado de Molloy, de Samuel Beckett. * * * 128.- Hay una piedra medicinal que se llama quiauhteocuítlatl; es una piedra no muy dura, pero pesada, es negra o ametalada de negro y blanco; ni es sabrosa, ni es amarga, ni dulce, sino como pura agua. Es provechosa para aquellos que los espantó algún rayo, y quedan como desatinados y mudos; bebiendo las raeduras de esta piedra con agua clara y fría, tornan en sí. Es también provechosa para los que tienen calor interior, bebido como está dicho; también hace lo mismo si se mezcla juntamente con las raeduras de la piedra que se llama xiuhtomóltetl. También aprovecha de la manera arriba dicha contra el mal de corazón, que derrueca y hace hacer bascas, halo de beber una, o dos veces. Esta piedra se hace hacia Xalapa, Itztépec, y Tlatlauhquitépec, y los naturales de aquellas partes dicen que cuando comienza a tronar y llover en las montañas y montes, caen de las nubes estas piedras en los montes, y métense debajo de tierra, pequeñas, y cada año van creciendo y hácense grandes, unas redondas, otras largas, como turmas de carnero y mayores, y menores, y búscanlas los naturales de aquella tierra, donde ven nacido un zacate sólo conocen que allí está la piedra y cavan y sácanla. También la beben los que están sanos, como arriba se dijo, y templa el cuerpo del calor. 169.- Hay otra piedra medicinal que se llama xiuhtomóltetl, es como chalchíhuitl verde y blanco, mezclado; es hermosa; las raeduras de esta piedra, bebidas como arriba se dijo, aprovechan para las enfermedades arriba dichas. Traen esta piedra de hacia Guatimala y de hacia Xoconochco; no se hace por acá (y hacen de ella cuentas para poner en las muñecas). 170.- Hay otra piedra medicinal que se llama éztetl, la cual es provechosa para restañar la sangre de las narices; tomándola en la mano o poniéndola en el cuello, de tal manera que toque en la carne. Esta piedra tiene muchos colores, tiene muchas pintas coloradas, otras blancas y otras verdes claras, otras amarillas y otras negras, otras cristalinas, revueltas con todas las demás. Antes que se pulan no se aparecen estas diferencias de color, y después de pulida, entonces se le parecen muy claramente. Hácense estas piedras en esta tierra en muchas partes. 171.- Hay otra piedra medicinal que se llama atlchipi (que) es provechosa contra el calor interior demasiado, y también purifica la orina raída o molida y bebida el agua en que haya estado una hora, poco más o menos. Esta piedra no es muy recia, es pesada, tiene muchas pintas, tiene muchas diversidades de hechura, es piedra tosca, es fría, es de buen moler o de raspar; cuando se toma esta medicina no han de comer cosas calientes, críase esta piedra en las peñas y cada año crece, hácense como cebrucas apegadas a las otras peñas, y bien se distingue que es nacida sobre la otra piedra; hácense en muchas partes de esta tierra especialmente hacia Malinalco. ________________________ Texto tomado de Historia general de las cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagún. * * * [caption id="attachment_477193" align="aligncenter" width="702"]De las piedras, obra de Toledo. De las piedras, obra de Toledo.[/caption] Piedras de China En el fondo del valle del río I Ngan se alzan algunas piedras que recuerdan por su forma a las piedras que sobrevuelan las montañas. La gente del lugar las reacomoda ligeramente y las coloca en la entrada de los templos. Son naturalmente notables, extraordinarias. * Al oeste de la prefectura de K’i, a setenta li del distrito de Long, existe una gruta llamada la caverna de los dragones o de los peces. Allí se encuentra una piedra que a veces es grande, otras veces pequeña. Si alguien la rompe y examina su interior, percibe las figuras de dragones y de peces. Quienes pasan ante la caverna evitan hablar de ella. Escuchan ruidos lejanos de truenos y de huracanes. Se detienen, presas del terror. No todo el mundo escucha estos ruidos. * En la Isla del Medio existe una piedra que tiene hijos. En pleno ciclo Wen lou, un hombre recogió la piedra, que por aquel entonces era pequeña. La dejó en una esquina. Al cabo de ochenta años había crecido mucho y había dado a luz a un millar de piedras pequeñas: su descendencia. * Según el Pen ts’ao kang mou, el che yen se encuentra en el distrito de Yong, cerca de la ciudad de K’i yan hien. Esta piedra parece una ostra. Es de color tierra. Si son redondas y grandes, son la piedra golondrina macho; si son largas y pequeñas, la piedra golondrina hembra. Hay una especie de piedra che yen que se encuentra en las cavernas de estalactitas. Su forma es como la de la golondrina; se alimentan del goteo lechoso de las estalactitas; pueden volar. Según el Ou tsa tsou, la piedra che yen se encuentra en Yun ling. Vuela, pero solamente los días de mucho calor: cuando se levanta un viento violento combinado con lluvia, arrastra consigo la piedra que se arremolina con él rozando la superficie del suelo. * Un relato de los Song, debido a Ni Cheou-yo, precisa que en la gruta Ton-yuang existe una cascada donde vuelan los jades fríos. * V.- Testamento Soles inscritos I Hacia el año 1100, el gobernador de la provincia de Wu-Wei era Mi Fu, llamado también Mi Nan-Kong, gran aficionado a la pintura, a la caligrafía, crítico de arte, pintor y calígrafo. Como a muchos hombres de letras de su tiempo le gustaban y admiraba las piedras extrañas. Un día se vistió con su traje de ceremonias para saludar a una roca erigida en su residencia. Se inclinó ante ella y la llamó “Hermano mayor”. Tal extravagancia podía pasar por un sacrilegio. Fue muy comentada y llegó a oídos de un censor imperial, que hizo un informe. Los Anales de los Song conservan la anécdota. Según otros textos, el excéntrico administrador fue destituido. … Mi Fu no se detuvo ahí. Representó la escena en un cuadro que perpetuó a modo de desafío su gesto irreflexivo. Tres siglos más tarde el pintor Ni Tsan comentó la pintura señalando: “Se ve que no obtuvo sin motivo el apodo de Cabeza al Revés”. ________________________ Texto tomado del libro Piedras, de Roger Caillois. * * * En Cícico está la piedra llamada “fugitiva”. Tras usarla como ancla, los argonautas la dejaron allí. Y como en muchas ocasiones dicha piedra escapó del Pritaneo –así se llama al recinto en donde está– la sujetaron con plomo. * Mas, dejando ya los mármoles y pasando a describir las restantes piedras nobles, nadie duda que es la magnetita la primera en venir a nuestra mente. ¿Dónde hay, en efecto, una maravilla igual? ¿Qué parte de la naturaleza contiene mayor malicia? Ya he hablado de cómo la naturaleza dotó a las rocas de una voz que contesta al hombre o, por mejor decir, lo interrumpe. ¿Existe algo más inexpresivo que la rigidez de una roca? Pues fíjate de cómo la naturaleza la dotó de sentidos y manos. ¿Existe algo más resistente que la dureza del hierro? Sin embargo, la naturaleza le proporcionó pies y una forma de comportamiento; porque el hierro es atraído por la magnetita y, a pesar de ser una materia capaz de someter todas las cosas, corre hacia una especie de vacío misterioso, y cuando está ya suficientemente cerca, salta sobre la magnetita, quedando sujeto como en un abrazo. * En Assos, en Tróade, se encuentra la piedra sarcófago, que se raja siguiendo la vena natural de la piedra. Se ha comprobado que los cadáveres encerrados en ella se consumen totalmente, salvo los dientes, en el plazo de cuarenta días. Muciano, además, asegura que los espejos, los strigiles, los vestidos y el calzado con que se amortaja a los muertos, se petrifican en su interior. Piedras similares las hay incluso en Licia y en Oriente, las cuales corroen incluso el cuerpo de las personas vivas que las llevan colgadas. * La anthracitis es del color del fuego, como las gemas anteriormente mencionadas; pero tiene la particularidad de apagarse al ser tocadas, como si muriera lentamente, pero, al mojarla con agua, se enciende de nuevo. * En las piedras blancas hay que incluir también la llamada ceurania, que atrapa el brillo de las estrellas, y que, aunque es de naturaleza cristalina tiene un brillo azulado. Procede de Carmania. Zenotemis admite que es blanca, pero que tiene dentro una estrella centelleante. Dice que aparecen también ceraunias sin brillo, las cuales, maceradas durante algunos días en nitro y vinagre, forma en su interior una estrella, que al cabo de tantos meses se vuelve a apagar. * La hormisicion (“semejante a un collar”) es una de las piedras que se contempla con más placer: desde su fondo color fuego proyecta unos rayos dorados que en los extremos acaban en luz blanca. Dicen que la hyaenias (“piedra de hiena”) se obtiene de los ojos de las hienas, las cuales son cazadas por esta razón; y algunos creen que si se coloca bajo la lengua puede predecir el futuro. * La chelonia (“piedra de la tortuga”) es el ojo de la tortuga de la India y, según las mentiras de los magos, es la piedra más milagrosa. Garantizan en efecto que si se lava la boca con miel y luego se coloca esta piedra, impone el poder de adivinar el futuro de un día entero[…] Hay también unas piedras llamadas chelonitis, que son los ojos de otras tortugas; con ellas los magos practican muchos ensalmos para apaciguar las tormentas; según ellos, la variedad de esta piedra salpicada con gotas doradas, si es arrojada al agua hirviendo con un escarabajo, desata tempestades. ________________________ Texto tomado del libro Lapidario, de Plinio.

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