Morrissey: rock anarquista en el Palacio de los Deportes

domingo, 2 de abril de 2017 · 10:06
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Una intensa noche de rock, activismo social y político con toda clase de consignas, así como su inseparable seducción, derrochó anoche el cantante británico Steven Patrick Morrissey en el Palacio de los Deportes ante poco más de 21 mil 500 personas. El carácter punk y contestatario del exlíder de la memorable banda The Smiths invadió al Domo de Cobre desde las 21:30 horas, cuando se bajó el telón y apareció Morrissey vistiendo un llamativo saco plateado brillante. El roquero aprovechó la escena para arremeter contra el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, al tiempo que enarboló una serie de protestas hacia actos inhumanos como el consumo de carne, las corridas de toros y los abusos policiacos. [caption id="attachment_480585" align="alignnone" width="1200"]Noche de rock, activismo social y político con Morrissey. Foto: Cortesía Lulú Urdapilleta Noche de rock, activismo social y político con Morrissey. Foto: Cortesía Lulú Urdapilleta[/caption] El vocalista encantó desde el primer momento que despegara contundente con Suedehead, uno de sus entrañables clásicos que logró saldar inmediatamente la deuda de quienes lo quisieron ver, desde la cancelación de su presentación para el Vive Latino 2013. Se escuchaba poderosamente al unísono:  Why do you come here?  And why do you hang around?  I'm so sorry. I'm so sorry… (¿Para qué vinieron aquí? ¿Y por qué andan en el rol? Lo siento, lo siento…) La promesa estaba cumplida y saldada de la mejor manera con altas muestras de cariño, donde Morrissey llamó a sus fans “¡familia!”, y gritó: “¡México, México, México!” o “Ustedes son hermosos”, arengas a las cuales correspondió el público cantando cada una de sus rolas. Quienes lograron llegar lo más cercano al escenario le aventaron algunas rosas y hasta un sostén se logró ver. La producción solamente contó con una pantalla central sin mayor parafernalia, para centrarse en su figura plena de gallardía. Siguió así un amplio repertorio donde se escuchó How soon is now?, en un viaje de nostalgias que pasó por First of the gang to die, bailada y tarareada por los presentes. A la lista se sumaron una extensa selección como: Ganglord, que reflejaba en la pantalla abusos policiacos en todo el mundo; Speedway, lanzando su discurso contra el muro fronterizo que pretende ampliar Trump, y entonó World peace is none of your business, para proseguir con The bullfighter dies, donde se burló de los toreros que mueren en la arena de los redondeles. Especiales momentos se vivieron luego de sentirse There is a light that never goes out, al vibrar el foro con la letra: And if a double-decker bus Crashes in to us To die by your side Is such a heavenly way to die And if a ten ton truck Kills the both of us To die by your side Well the pleasure, the privilege is mine… (Y si un camión de dos pisos se estrella contra nosotros, morir juntos es una muerte paradisíaca. Y si una troca de diez toneladas nos mata a los dos, y muero a tu lado, pues bien, el gusto y honor serán míos…) Compartió además Everyday Is like sunday, Let me kiss you y What she said. Así parecía que culminaría su show de casi hora y media, sin embargo ante el clamor generalizado regaló solamente una más: Judy is a punk, original de Los Ramones, reforzando así su condición anarquista. Ya despojado de su saco, Morrissey se observó contento despidiéndose junto a su banda; las multitudes le arrojaron una bandera de México con la que se tapó el rostro derrumbándose de rodillas hacia sus fans que querían más rolas cuando ya pasaban las 23:00 horas, mientras marchaban con un sentimiento de satisfacción y el deseo de que la noche nunca culminara. (Crónica solicitada a César Muñoz Valdez)

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