CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Por primera vez desde que asumió el cargo, el presidente Enrique Peña Nieto instruyó a la Procuraduría General de la República (PGR), Fuerzas Armadas, Secretaría de Hacienda y Pemex el diseño de una estrategia para combatir el robo de combustible en el país. A pesar de que la llamada “ordeña” de ductos es un fenómeno viejo y que en diferentes momentos los informes oficiales han dado cuenta de que dicha actividad es una de las fuentes de financiamiento de la delincuencia organizada, fue hasta ahora, un día después de la muerte de cuatro militares durante un operativo en Puebla, que el mandatario se refirió al asunto: “El robo de combustible, hay que decirlo y tenerlo presente, es un delito. Quienes lo practican exponen a sus familias y dañan a sus comunidades. La delincuencia organizada engaña y utiliza a la población para cometer el ilícito”, dijo Peña Nieto luego de dar sus condolencias a las familiares de los soldados abatidos. Al encabezar la protesta de bandera, acto solemne del Servicio Militar Nacional, Peña Nieto inició su discurso refiriéndose al caso de Puebla con expresiones de lugar común en el discurso político: “Mi más enérgica condena”, “se aplicará todo el peso de la ley” y “la mejor forma de combatir este delito es la denuncia ciudadana”. De manera breve y sin abundar en el asunto, el mandatario expuso que giró instrucciones a las dependencias y entidades federales mencionadas para instrumentar una estrategia integral para combatir este ilícito en toda la geografía nacional. “Trabajaremos de cerca con las autoridades del gobierno de Puebla para coordinar esfuerzos hasta desmantelar por completo a las bandas delictivas que a ello se dedican”, ofreció para luego seguir con el acto castrense. El robo de combustible, particularmente en el estado de Puebla, se ha caracterizado en fechas recientes por la violencia de las mafias que controlan la actividad delictiva, conocidas como “huachicoleros” y que se han arraigado en algunos pueblos y comunidades. Ayer un bloqueo carretero de habitantes de la zona coronó una serie de enfrentamientos que resultaron en al menos 10 muertos, 12 heridos y 14 detenidos. De acuerdo con la información oficial, los hechos se desencadenaron desde la noche del miércoles, y fue en Palmar del Bravo donde un convoy militar fue emboscado con armas de alto calibre, sin posibilidad de respuesta debido a que los agresores “usaron a mujeres y niños como escudo”.