El gobierno federal se desvive por atender a los pueblos indígenas... del Edomex

miércoles, 31 de mayo de 2017 · 12:57
ATLACOMULCO, Edomex. (apro).- En la comunidad de San Francisco Chalchihuapan, tierra de cerros chaparros y minerales pardos, se esconden siete casas entre las milpas, nopaleras y sembradíos de jitomate. Son de ladrillo color paja y destacan del resto del caserío por compartir la leyenda “Programa de vivienda indígena digna”. El pasado 24 de marzo, la avenida Alfredo del Mazo se vistió de fiesta. Nuvia Mayorga, presidenta de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), y Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), entregaron cinco de esas viviendas, ubicadas en este poblado perteneciente al municipio de Atlacomulco, en pleno territorio mazahua. Las funcionarias recorrieron las calles –la mitad de las cuales son de terracería– y, además de supervisar las casas, visitaron los talleres certificados como “proyectos productivos” en la elaboración de ayates y pan. Repartieron 200 mil pesos para un proyecto cultural de alfarería, e incluso participaron en una sesión ordinaria del gabinete regional del municipio. “En las casas que se entregaron y las más de cuatro mil viviendas que se han otorgado en el Estado de México, vemos a jóvenes, niños, para quienes queremos mejores condiciones de vida y un mejor futuro”, dijo la presidenta de la CDI. Robles la elogió: “Mi amiga, compañera y colega Nuvia, trabaja fuerte, duro, va con todo. Y aquí están los resultados”. Con las casas pardas de San Francisco Chalchihuapan –ecológicas e “indígenas”– el gobierno de Enrique Peña Nieto intenta fomentar “el bienestar de los pueblos y las comunidades”, según el Programa de Desarrollo 2014-2018. Otros de los municipios mexiquenses beneficiados con este tipo de viviendas son Ixtlahuaca, San José del Rincón, San Felipe del Progreso y Temascalcingo. Una de las casas es la de doña Catarina. Se localiza en la segunda avenida principal del poblado que, como muchos de los caminos de San Francisco, carece de nombre; está en los límites del cuadro principal de la localidad. La propietaria muestra orgullosa su aposento. Al entrar, lo primero que se observa es la estufa Patsari, un artefacto de barro y cemento con tres comales para guisar y un tubo de metal por donde sale el humo de la leña quemada. Es el orgullo de la CDI. El sistema de captación de agua de lluvia y la instalación de celdas solares –elemento opcional, ya que los beneficiaros tienen que cubrir su costo– conforman, oficialmente, el diseño ecológico e intercultural de las casas. Catarina confiesa que en una de las hornillas sólo ha calentado tortillas, pues ya tiene “estufa normal”. Su declaración contradice el discurso oficial, según el cual los modelos de vivienda parten del análisis de usos y costumbres de las comunidades indígenas, como el de Catarina. La Patsari es uno de los pocos muebles que tiene la propietaria de la vivienda. En una de sus esquinas hay una mesa de madera, un par de sillas; en el otro extremo, un fregadero, mientras las cazuelas cuelgan de las paredes. La sala funge también como comedor. La vivienda tiene dos recámaras y un baño que puede estar en un rincón o fuera del inmueble. En su jardín, Catarina tiene su corral de PET, diseñado por la universidad mexiquense, donde cuida sus gallinas. [caption id="attachment_488868" align="aligncenter" width="702"]La comunidad de San Francisco Chalchihuapan. Foto: Areli Villalobos La comunidad de San Francisco Chalchihuapan. Foto: Areli Villalobos[/caption] “Ahora sí están trabajando” La entrega de esas viviendas forma parte del Programa de Infraestructura Indígena, que busca atender los elementos primordiales del rezago social rural: electrificación, agua potable, caminos rurales, carreteras alimentadoras, drenaje y alcantarillado. Nuvia Mayorga promovió y pactó estas acciones, desde el inicio de su gestión, con otras dependencias y programas federales como la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), el Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares (Fonhapo), la Secretaría de Turismo (Sectur), el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Con base en las entrevistas realizadas en el lugar para obtener una de estas siete viviendas, los postulantes tuvieron que entregar copias de la CURP, comprobante de domicilio, acreditar que el terrero fuera de su posesión, llenar un formulario socioeconómico y entregar copia de la credencial de elector. La asignación, según explicaron algunos beneficiarios, fue criterio de la CDI, dependiendo de las carencias y el nivel de rezago en viviendas en el pueblo mazahua. Atlacomulco es uno de los 78 municipios mexiquenses con un porcentaje de pobreza de entre 50% y 75%, según el Censo de Población y Vivienda 2010, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, el programa de vivienda estima la construcción de mil 400 casas en el Estado de México. Aquí, en San Francisco Chalchihuapan, en la tierra de los sarapes de lana y los minerales cobrizos, van apenas siete. La edificación de estas casas inició hasta finales de noviembre de 2016, aunque la promesa “ya tenía rato”, comentan algunos vecinos. Las primeras viviendas se entregaron en febrero pasado, cuatro meses antes de las elecciones del próximo 4 de junio. En lo que va del año ha habido 107 visitas públicas de funcionarios federales y secretarios de Estado a los municipios mexiquenses para entregar apoyos o lanzar programas (Proceso 2109). “Ahora sí están trabajando”, dice Catarina. Mayorga, quien fue secretaria de Finanzas en el estado de Hidalgo durante la gestión de Miguel Ángel Osorio Chong (2005-2012), abrazó a las mujeres mazahuas y se tomó la foto con ellas. Se veía contenta. Ella acudió a la localidad mexiquense en pleno proceso electoral, pese a las quejas de los partidos de oposición, que denuncian la entrega de recursos federales por parte de funcionarios y secretarios de Estado para impulsar al abanderado priista a la gubernatura: Alfredo del Mazo Maza. Ha realizado nueve visitas en lo que va del año al territorio mexiquense. Eso contrasta con las que realizó desde que asumió la dirección de la CDI en enero de 2013. Su nombramiento fue cuestionado por asociaciones como la Agencia Internacional de Prensa Indígena, que la criticó por su falta de experiencia en la materia y por su cercanía con el actual secretario de Gobernación. Ahora, Mayorga suele entregar viviendas y participar en la inauguración de tramos carreteros, de unidades médicas rurales y en el reparto de recursos monetarios en Atlacomulco –cuna del Grupo que lleva el nombre del municipio–, donde ha estado 44.4% de las veces. Según los datos obtenidos por apro, en 2013 y 2015 Mayorga realizó un recorrido por año; en 2016 fueron cinco, y en lo que va de este año suman nueve. [caption id="attachment_488869" align="aligncenter" width="702"]La iglesia de San Francisco Chalchihuapan. Foto: Areli Villalobos La iglesia de San Francisco Chalchihuapan. Foto: Areli Villalobos[/caption] Programas sesgados En relación con el porcentaje de su población indígena, no existe razón por la cual el Estado de México sea “prioritario” o justifique el aumento de programas asistenciales. Si bien la entidad forma parte de las 25 regiones que son competencia de la CDI, la población indígena mexiquense representa apenas 6.5%, en contraste con Yucatán, Oaxaca o Chiapas, donde los índices son de 50.4%, 45.2% y 31.5%, respectivamente. Estos últimos estados registraron apenas una vista de Mayorga en el mismo periodo. Por otra parte, desde 2013, el municipio de Peña Nieto ha recibido apoyos federales cinco veces más que el resto de las regiones mexiquenses, a pesar de que Atlacomulco ocupa la novena posición de las zonas indígenas del estado, con 31.44 % de su población. San Felipe del Progreso, por ejemplo, tiene 63.12% de población indígena, mientras en Temoaya es de 56.88%. Pese a ello, Mayorga sólo los ha visitado en tres ocasiones. En 2016 la titular de la CDI incrementó las entregas de recursos monetarios de manera directa. En los años previos asistió sobre todo a la firma de convenios con gobiernos estatales, entregas de tramos carreteros, inauguraciones de Casas del Niño Indígena o en la inauguración de Unidades Médicas Rurales. El pasado 21 de febrero, junto con Paula Hernández, coordinadora nacional de Programa de Inclusión Social (Prospera), entregaron cuatro mil tarjetas para “Mujeres que logran en grande” en San Felipe del Progreso y Atlacomulco. Cada beneficiaria recibió tres mil pesos. En el registro total de sus actividades, Mayorga nunca había entregado este tipo de tarjetas, que aluden a la propaganda estatal del gobernador Eruviel Ávila: “Gente que logra en grande”. En total, los recursos federales de la CDI destinados al Estado de México ascienden a 119 millones de pesos, con un estimado de dos mil 830 personas beneficiarias, según la página de datos abiertos del gobierno (www.datos.gob.mx). Por cierto, la mayoría de los territorios beneficiados a nivel municipal y estatal tienen dirigencia priista. Para el gobierno federal ser “indígena digno” representa vivir en una superficie de apenas 44 metros cuadrados, tener una estufa a base de carbón y contar con baño propio. Esas son, al menos, las características que presume la presidenta de la CDI en la entrega de las viviendas.

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