En contra de la democracia

domingo, 16 de julio de 2017 · 06:22
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- 1. La mujer negra, hecha un ovillo en la tina, muerta de miedo, nos habla directo a nosotros, los espectadores del video que ella luego subirá a YouTube. Narra cómo el marido golpeador está llegando a la casa. De cierto, oímos a lo lejos la puerta abrirse y el primer grito del cabrón. –¿Dónde estás, desgraciada? La mujer muerta de miedo en la tina nos narra lo que vemos: cómo espera dócilmente la tunda de golpes que le vendrán encima, en tanto escuchamos los pasos del cabrón acercarse. Ella recibirá la golpiza, dócilmente, sólo quiere contarnos por qué se dejará golpear. –Podría llamar a la policía –advierte–, y el padre de mis hijos sería arrestado y encarcelado. O podría sacar la pistola que tengo en un cajón de la cómoda, y dispararle al hijo de puta. No lo haré. No, no lo hará. Recibirá la lluvia de golpes, tendrá cardenales morados en los ojos, los senos y el abdomen, pero no lo hará. ¿Por qué? En una frase susurrada lo explica: –Para mantener a mi familia unida. Es decir, aguantará el sistema abusivo para preservar al sistema abusivo. La puerta del baño se abre y el enorme cabrón le arrebata el celular y lo arroja contra la pared. El video se acaba. 2. Los mexicanos aguantando la corrupción de la democracia para preservar la democracia  Las pasadas elecciones en el Estado de México nos mostraron de qué es capaz nuestro presidente. Impuso a su primo como candidato del PRI. Mandó violar los topes de gastos de la campaña. Se compraron votos, en especial en la burocracia estatal. Se acarrearon votantes a las urnas. Se compró por lo menos a un candidato opositor, a Juan Zepeda del PRD. Eso, de lo que quien esto escribe sabe de cierto; quién sabe cuánto se hizo que nadie sabe. ¿Los otros partidos fueron pulcros? Difícilmente es creíble. La ilegalidad reinó en toda la contienda, pero quien marcó la pauta fue el presidente Peña Nieto. Aunque no sabemos el desenlace en el Estado de México, es decir si Morena y el PAN lograrán invalidar la elección, lo que sí sabemos es que el presidente se alista para repetir el fraude electoral, ahora a escala nacional, en el año 2018. Y la pregunta para los mexicanos es si esperaremos, dóciles, el fraude a la democracia que prepara el presidente. Corrijo la pregunta: ¿los mexicanos cooperaremos, dóciles, en el fraude que prepara el presidente? ¿Iremos a los mítines? ¿Sopesaremos las propuestas de los distintos candidatos? ¿Veremos emocionados en televisión los debates? ¿Nos presentaremos puntuales a las urnas a depositar nuestro voto? Todo eso, ¿para preservar una democracia que a ojos vistas se ha vuelto una gran violación de la democracia? Es decir, ¿seremos la mujer negra de la tina, esperando la tunda del cabrón que viene a golpearnos? Ya podemos esperar los videos de Andrés Manuel López Obrador delatando a través del año 2018 los pormenores del fraude. Miren, se están comprando votos. Miren, se regalan casas de interés social. Miren, el presidente del INE se compró un edificio en Miami, luego de recibir un cheque a cambio de su última reserva de decencia. Será la misma escena de la mujer negra en la tina narrando la llegada del cabrón que viene a golpearla, sólo que repartida en 300 videos a través del año 2018. 3. Y por fin, Enrique Krauze defiende la democracia sobre cualquier ideología –¿aunque la democracia esté corrupta hasta la médula?  El domingo pasado, nuestro historiador nacional más connotado, Enrique Krauze, escribió un artículo importante en el periódico Reforma: “El test de la democracia”. Krauze argumenta que no importa si un líder político es de izquierda o de derecha; si viola las leyes democráticas es un dictador y es, por tanto, execrable. Tiene razón en ello Enrique Krauze, si se refiere a la Venezuela de Maduro. Maduro ha disuelto al Congreso y ha declarado que lo que no consiga la Revolución Bolivariana en las urnas, lo conseguirá con las balas. A no dudarlo, es un dictador, execrable. El problema moral que nos atañe a los mexicanos es cómo se aplica el argumento de Krauze en nuestro país. Si nuestro presidente ha violado la democracia –lo que lo hace un dictador– y se prepara para violarla en la elección presidencial, si el andamiaje para una elección limpia sencillamente fue arrasado en la elección del Estado de México, ¿debemos los débiles, los abusados, las mujeres negras de nuestro sistema: los ciudadanos, cooperar para preservar la pura apariencia de la democracia? Seré sincera: yo no lo haré. Este análisis se publicó en la edición 2123 de la revista Proceso del 9 de julio de 2017.

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