Trump, más 'pragmático” que amenazante en la renegociación del TLCAN

martes, 25 de julio de 2017 · 08:20
WASHINGTON (Proceso).- Los objetivos de Donald Trump para la renegociación del TLCAN, la que arranca el próximo 16 de agosto, son menos proteccionistas de lo que amenazaba el mandatario de Estados Unidos, y el nuevo acuerdo no podría aprobarse en el Congreso de ese país sino después de que termine el sexenio de Enrique Peña Nieto, advierte Luis de la Calle, uno de los expertos del consejo asesor de los negociadores mexicanos. El pasado lunes 17, Robert Lighthizer, representante comercial de la Casa Blanca (USTR), entregó al Capitolio el sumario con los 22 objetivos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que Trump desea renegociar, los cuales resultaron ser más pragmáticos que proteccionistas. “Los objetivos son positivos porque son congruentes con la Autoridad de Promoción Comercial (APC), que es la ley que en estos momentos rige el comercio en los Estados Unidos. Son objetivos pragmáticos y están lejos de ser proteccionistas”, afirma en entrevista De la Calle, negociador del tratado original. Dicho sumario perfila una renegociación con Canadá y México más institucionalizada de lo que hubiese querido Trump. “Cuando lees los objetivos, técnicamente muchos de ellos son naturales para una negociación comercial y congruentes con lo que pudieran esperar Canadá y México”, subraya el experto. Agrega: “En la redacción de la introducción vuelven a insistir en que Estados Unidos está perdiendo, que hay que corregir el déficit, y tiene una especie de amenaza cuando dice, al final de la introducción, que si no cumplimos con los objetivos, la transición del comercio no será fluida”. En la introducción del sumario, que a decir de De la Calle pudo escribir Steve Bannon (uno de los principales asesores del gobierno estadunidense) en acuerdo con Trump, sobresale la afirmación de que el TLCAN está desfasado y lo responsabiliza del déficit, aunque reconoce que, gracias a ese acuerdo, agricultores y rancheros estadunidenses tienen acceso a mercados internacionales. “El TLCAN creó problemas para muchos estadunidenses desde que entró en vigor en 1994: el déficit comercial explotó, miles de fábricas cerraron y millones de estadunidenses se quedaron sin empleo”, se subraya en la segunda página. El 1 de enero de 1994, cuando se implementó el TLCAN, Estados Unidos gozaba de un superávit comercial de mil 300 millones de dólares con México; en la actualidad, como destaca la introducción, el balance se transformó en un déficit de 64 mil millones de dólares. Trump puede sacar a su país del TLCAN, pero no puede imponer medidas proteccionistas en la renegociación ni tratar el asunto de forma bilateral con Canadá y México, como pretendía, ya que está acotado por la APC. En consecuencia, de acuerdo con De la Calle, sólo cuatro asuntos son de preocupación para México y Canadá. El primero es la reducción del déficit. El segundo, la mencionada “amenaza velada” sobre la fluidez comercial. “Si tenemos éxito en alcanzar estos objetivos, manteniendo y mejorando el acceso a los mercados para agricultores, manufactureros y proveedores de servicios, estaremos ante una transición fluida hacia el nuevo TLCAN”, se destaca en el último párrafo de la introducción redactada por la Casa Blanca. La tercera preocupación es la eliminación del Capitulo 19 del tratado, que permite el arbitraje internacional en casos de dumping. “Ellos (Trump y Bannon) quieren que se elimine. La negociación no ha empezado. Las disputas en materia de dumping tendrían que dirimirse en los tribunales domésticos y, como es recíproco, también en México y Canadá”, explica De la Calle. Sin embargo, este objetivo de Estados Unidos se dirige más a su relación con Canadá que a la que tiene con México, ya que los dos primeros mantienen una añeja disputa comercial sobre la industria maderera. La cuarta preocupación identificada por De la Calle es que la Casa Blanca pretende que no se excluya a México y a Canadá de las salvaguardias globales en casos de demandas de Estados Unidos. Al respecto, el entrevistado explica: “Si Estados Unidos hace una investigación para la importación de acero, por el TLCAN México y Canadá pueden ser excluidos de esa investigación global contra todo el mundo por virtud del tratado. Lo que Trump quiere es que se investigue a Canadá y a México en todos los casos en los que se investigue a todo el mundo. “Esos cuatro objetivos de Trump acabarían con algunos de los avances que se habían logrado en el TLCAN hace 25 años”, destaca. También comenta que Trump incluyó entre sus objetivos que Canadá y México acepten “criminalizar la corrupción gubernamental”. Al respecto dice el asesor del equipo negociador mexicano: “Requerimos la adopción o mantenimiento de condiciones por parte de las compañías para que mantengan actualizados sus libros financieros, lo que facilita el rastreo de pagos por cohecho; que se aliente el establecimiento de códigos de conducta para la adopción de altos estándares de ética entre los servidores públicos, y que se requiera a las partes anular la deducción de impuestos por pagos relacionados con la corrupción”. Sin embargo, De la Calle dice que México debe avanzar en esa materia con disciplina interna y compromisos internacionales: “No vamos a caer en actos de corrupción que sean sancionados por el TLCAN. Si se tiene el caso de un mexicano que comete esos actos en Naucalpan, debe haber un componente internacional, relacionado con América del Norte para que sea sancionable bajo el TLCAN. “Eso es útil y tenemos la necesidad de avanzar en materia de corrupción, pero los estadunidenses también y, por cierto, más en este gobierno de Trump.” [caption id="attachment_472499" align="aligncenter" width="1200"]El estratega en jefe de la Casa Blanca, Stephen Bannon. Foto: AP / Saul Loeb El estratega en jefe de la Casa Blanca, Stephen Bannon. Foto: AP / Saul Loeb[/caption] Plazos Bajo el Acta de la Vía Rápida (Fast Track), el Poder Ejecutivo de Estados Unidos tiene 30 días para informar al Congreso de sus objetivos en una negociación internacional de comercio. En ese plazo y antes de que comiencen en este caso las renegociaciones, el Capitolio no puede hacer enmiendas a las propuestas de Trump; por ello el USTR indicó en el documento que las pláticas con Canadá y México se inician el próximo 16 de agosto. Por lo complicado de los temas no se espera un nuevo acuerdo antes de la primavera de 2018, y abril y mayo serán meses preelectorales en Estados Unidos, ya que el 6 de noviembre se renovarán las 435 curules de la Cámara de Representantes y 33 de los 100 escaños del Senado. Para aprobar el nuevo acuerdo se requieren 218 votos en la Cámara de Representantes y dos tercios de los senadores. El encono entre legisladores demócratas y republicanos hace prever que no someterán a votación el nuevo TLCAN. Por eso De la Calle considera un error que el gobierno mexicano negocie con Trump y no con el Congreso de Estados Unidos, pues las elecciones legislativas de ese país en 2018, y no las presidenciales de México, son el principal obstáculo para sacar el acuerdo lo antes posible: Firmarlo “antes de noviembre de 2018 tiene probabilidad casi cero. Para lograrlo tendrías que terminar rápidamente unas negociaciones para que el resultado se vote en la primavera de 2018, pero eso no es posible bajo las leyes de la APC, porque hay tiempos de espera. Antes se tiene que emitir el reporte de la Comisión Internacional de Comercio estadunidense sobre lo negociado. “El calendario legislativo de Washington te llevaría a septiembre de 2018 y en ese mes está en marcha la campaña, entonces no lo van a votar y pasa a noviembre. Ese mes difícilmente lo van a someter a votación, se va hasta enero de 2019 o después… y ya no le toca a Enrique Peña Nieto.” Este texto se publicó en la edición 2125 de la revista Proceso del 23 de julio de 2017.

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