Suman museos comunitarios para la Costa Chica

martes, 25 de julio de 2017 · 18:37
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A veinte años de la inauguración del Museo de las Culturas Afromestizas Vicente Guerrero Saldaña, el 17 de marzo de 1997, abrieron sus puertas el Museo Comunitario Hipólito Mora Aparicio, de la comunidad El Pericón, en el municipio de Tecoanapa, y en Huehuetán el Museo Comunitario Afromexicano, ambos en la Costa Chica de Guerrero, y con apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Fundada en 1846, la población de El Pericón estuvo involucrada en la creación de su recinto, dedicado a la memoria de Mora Aparicio, quien “tras jubilarse en el INAH --donde fue bibliotecario de la Escuela de Conservación, Restauración y Museografía, y custodio del Museo Nacional de Antropología-- regresó a su terruño para revalorar su patrimonio cultural”. Con música y danzas tradicionales, como Las chinelos, Los diablos y Tlacololeros, la comunidad celebró la concreción de este espacio en el cual, como señala el INAH en un comunicado, se resguardarán desde ahora los vestigios y testimonios de sus culturas. Y es que en Tecoanapa “confluyen personas de origen nahua, tlapaneco y mixteco”. Debajo de sus viviendas se asentaban culturas prehispánicas, por lo cual se han encontrado vestigios, moldes cerámicos, figurillas antropomorfas, metates, vasijas, cinceles y manos de morteros, entre otros, que afloran apenas los habitantes inician cualquier remodelación de sus viviendas. Según investigaciones de los arqueólogos Edgar Pineda Santa Cruz, Alejandra Núñez Mejía y Miguel Pérez Negrete, que se desprenden del análisis de los materiales arqueológicos, El Pericón fue habitado desde el 400 a.C., pero fue en el siglo V, que ubican como el periodo Clásico, cuando su población creció y tuvo influencia teotihuacana. Su apogeo, como otras poblaciones de la Costa Chica, se dio en el Epiclásico, “debió convertirse en un centro regional que logró existir durante 500 años hasta su decadencia en el siglo X”. Plantean además la hipótesis de que el sitio fue abandonado a inicios del Posclásico debido a una lucha por el territorio y el control de la Costa Chica. Y que el sitio precolombino tuvo una extensión de 622 hectáreas donde están dispersos el centro cívico-ceremonial, una zona habitacional y áreas de petrograbados: Los barrigones, Los mangales, El chango, El caracol, La pocita, entre otros. Toda esta historia esta comprendida en el nuevo Museo, en cuya museografía colaboró personal del Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego. El Museo Comunitario se abrió en una casa donada por la familia de Hipólito Mora. Contra la discriminación El Museo Comunitario Afromexicano reúne 150 piezas de la vida cotidiana de los habitantes de Huehuetán. El recinto es también una casa donada, en este caso por Teresa Mojica Morga, presidenta de la Fundación Afromexicana “Petra Morga”, quien ha destacado que la concreción de este proyecto significa un avance en el reconocimiento de su raíz afrodescendiente, que espera se expresa tanto en los libros de texto, como en la Constitución Mexicana y en el censo poblacional de 2020. Durante la inauguración, la coordinadora nacional de Antropología del INAH, María Elisa Velázquez Gutiérrez, especialista en el estudio de la llamada Tercera Raíz, señaló que este museo es un paso para edificar más espacios de este tipo para difundir la importancia de los afrodescendientes mexicanos. El INAH anuncia que en próximas fechas se abrirán en la Costa Chica ocho museos comunitarios más, con lo cual sumarán 16 en la región. En 2015 dio cuenta de la existencia de unos 50 museos de este perfil en las entidades de Oaxaca, Yucatán, Veracruz, Morelos, Tlaxcala, Hidalgo, Guerrero, Querétaro y Puebla, nacidos a partir del propio interés de las poblaciones por preservar su patrimonio, memoria e identidad. Y debe ser un logro para las comunidades de la Costa Chica de Guerrero contar con espacios para mostrar y preservar las manifestaciones de su cultura, pues hay que recordar que desde hace tiempo han venido dando una batalla por el reconocimiento a su identidad, a que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía los registre precisamente como afrodescendientes, y parar de padecer discriminación, marginalidad y exclusión en las políticas públicas.

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