El Encuentro Chihuahua: 'La transición ha fracasado”

martes, 15 de agosto de 2017 · 10:12
En otro esfuerzo de reflexión sobre los graves problemas del país, representantes de diversas fuerzas políticas y sectores sociales participaron en el Encuentro Chihuahua, convocado por el gobernador Javier Corral. Aparte del previsible consenso en que el régimen político “ya se agotó” y es preciso diseñar otro sistema, los panistas y perredistas que promueven el Frente Amplio trataron de colar unos párrafos sobre la urgencia de formar “coaliciones legislativas y de Poder Ejecutivo”, pero en ese tema, ya en el terreno electoral, se acabaron las coincidencias. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Explorar “la figura del gobierno de coalición y el diseño de un sistema parlamentario o semiparlamentario que genere incentivos que eviten la parálisis del país”, fue una de las conclusiones a las que el viernes 4 llegaron los 10 políticos y activistas que participaron en el Encuentro Chihuahua. Problemas Contemporáneos en México. En la versión final de la Declaratoria Chihuahua, de la cual este semanario tiene copia, se afirma que “el régimen político se ha agotado” porque las instituciones dejaron de representar a la población y se ha corrompido. Por eso, se indica, ha llegado el momento de discutir cómo se transformarán las estructuras económicas, políticas y sociales que ya son disfuncionales. “La transición ha fracasado o al menos ha sido insuficiente para la transformación democrática del país. Ello supone la construcción de una nueva institucionalidad democrática y una nueva ética pública, capaz de enfrentar la regresión autoritaria que ha sido puesta en marcha y hacer que la democracia esté al servicio de la gente”, asienta la declaratoria. Por eso, “en medio de la diversidad, la pluralidad y las diferencias” de los participantes en el encuentro convocado por el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, los temas de discusión obligados son: pobreza, desigualdad social y económica, salarios, precarización del empleo y la vida familiar, violencia, impunidad, el uso de recursos ilegales en la competencia política y el deterioro del medio ambiente. “Ello supone –señalan sus autores– trabajar por una reforma fiscal progresiva, un sistema de seguridad social universal, la elevación sustantiva de los salarios, la equidad de género, hacer efectivos los derechos humanos, el combate a la corrupción, el diseño de una agenda de política exterior de Estado y una estrategia energética que recupere nuestra soberanía sobre los recursos naturales, una auténtica representación política, todas las formas de democracia directa y representativa y la construcción de un sistema democrático de llegada a la boleta.” A partir de este diálogo pretenden avanzar en asuntos como los siguientes: “Profundizar la discusión de los temas críticos mencionados y desarrollar propuestas concretas para enfrentar el agotamiento del régimen en su dimensión política, económica y social. Incentivar y promover la participación social y ciudadana lo más amplia, pública e incluyente posible en la construcción de alternativas ante estos desafíos. Dicho proceso debe estar abierto a la diversidad de movimientos sociales, organizaciones civiles y fuerzas políticas”. Asimismo, “enfrentar desde este momento problemas que amenazan la democracia, lo cual empieza con la construcción de una fiscalía general verdaderamente autónoma e independiente, oponiéndonos al pase automático del actual procurador; la conformación de un Consejo General del INE que defienda y garantice, a partir de su autonomía, la equidad en la competencia política; el impulso de una investigación constitucional por el Senado sobre el espionaje de Estado que ha sido documentado por diversas organizaciones; detener el intento por designar por cuotas a los magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, dinamitando con ello el Sistema Nacional Anticorrupción”. “Tergiversación mediática” En el Encuentro Chihuahua no hubo conclusiones definitivas. Días después circuló un documento sobre el gobierno de coalición. Para el jueves 10, algunos participantes ya habían leído la versión final de la Declaratoria Chihuahua con las modificaciones que habían propuesto. Todos estaban de acuerdo, según confirmaron el coordinador para la Reforma del Distrito Federal, Porfirio Muñoz Ledo, y los diputados federales del PRD Agustín Basave y Guadalupe Acosta Naranjo, así como la presidenta nacional de ese partido, Alejandra Barrales. En la entrevista del viernes 4 Muñoz Ledo criticó el primer borrador, donde se definía al gobierno de coalición como “el acuerdo entre diferentes fuerzas políticas y ciudadanas para formar una coalición legislativa y de Poder Ejecutivo que permita la formación de una mayoría estable, para una mejor implementación del programa convenido, integrando un gabinete incluyente, plural y representativo”. Además se advertía que “la realización de esas tareas es urgente. No hay tiempo que perder. De lo contrario, la ciudadanía se verá confrontada el año entrante con alternativas inviables, agotadas y rechazadas por buena parte de la sociedad. Quedan pocos meses para construir el instrumento al que nos referimos en este documento”. Estos dos párrafos quedaron fuera de la versión final y con ello todos los participantes quedaron satisfechos, como afirma Muñoz Ledo en otra entrevista, el viernes 11. Sin embargo en los medios, principalmente los estatales, se propagó el “análisis” de que en el Encuentro Chihuahua se había convocado para frenar al presidente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien hasta el momento encabeza las preferencias electorales para la Presidencia de la República. Para reforzar esta idea se utilizó la presencia de los presidentes nacionales del PRD, Alejandra Barrales, y del PAN, Ricardo Anaya, quienes pretenden formar un Frente Amplio Democrático u Opositor en las elecciones de 2018 y hablaron de ello en el foro. “Esa es una tergiversación mediática”, afirma Muñoz Ledo, y recuerda que en su intervención se pronunció contra las alianzas previas, “sobre todo entre partidos que tienen ideologías distintas”. “El PAN empezó la guerra”, dijo. “El PRD ha dicho que no está de acuerdo en esa guerra; entonces, ¿cuál es su punto de coincidencia? No lo tienen. Un año antes de integrar el Congreso no se puede hacer una coalición legislativa porque no hay Congreso. En lo único que estamos de acuerdo es en que habrá coaliciones legislativas como siempre ha habido, sean generales, sean temáticas, pero no estoy de acuerdo en que se unan solamente para ganar espacios.” Critica además que los promotores del Frente Amplio “estuvieron en el Pacto por México. Es el Pacto por México sin el PRI. Todos ellos apoyaron las así llamadas reformas estructurales”. En segundo lugar, “independientemente de las figuras respetables que militan en él”, enfatiza que el PAN “es un partido de derecha, y cuando gobernó, lo probó”. Por eso cuestiona: “Además, (el PAN) usó las tácticas del PRI, no desmanteló el régimen político como era su obligación. ¿Entonces por qué hablan de cambio ahora? ¿Con qué cara hablan de cambio si dejaron el régimen intacto?”. El trasfondo del Frente Amplio “A Porfirio le preocupa que sea un frente contra Morena. No lo es. Es contra el PRI exclusivamente. Si acaso hay que distinguirse de Morena, pero no enfrentarse a Morena”, opina al respecto el exdirigente perredista Agustín Basave. Las diferencias radican, dice, en que a López Obrador no le interesa cambiar del régimen presidencialista a uno parlamentario porque “cree en el presidencialismo”. A decir de Basave, es necesario hacer cambios con la ciudadanía y usando a los partidos como vehículo, porque “el gran reto no es el programa común y consensuado”, pues “en México hay problemas que van más allá de los partidos políticos, principalmente la corrupción, la desigualdad, la violencia y la sumisión del presidente Enrique Peña Nieto a su homólogo estadunidense, Donald Trump”. Considera que el obstáculo más grande para que un frente llegue a buen puerto “es la candidatura presidencial”, que tanto el PAN como el PRD y otros “independientes” pretenden capitalizar. Para el académico, el aspirante “ideal sería un externo”, pero como observa las posturas de ambos partidos prevé que “se van a complicar las cosas”. La finalidad del frente, recuerda, “es derrotar al PRI, no dividir a la oposición”, pues precisamente “la fragmentación del voto en el país hace que ya nadie pueda ganar ni gobernar solo. Se requiere una alianza para ganar y una coalición para gobernar. “Hoy, por cierto, está de moda decir que un frente opositor no debe ser contra nadie. Discrepo: el frente debe ser contra el PRI, que encabeza un gobierno corrupto e inepto que nos ha metido en el túnel del tiempo para regresarnos a los tiempos de la lucha por la democracia”. Si no se derrota al PRI, explica, no se podrá cambiar al país. Y aunque un proyecto de nación es necesario, éste “se quedaría en poesía política si no se derrota al PRI-gobierno, artífice de la degradación moral de un régimen que se ahoga en sus propias excrecencias”. Destaca que la nueva formación política-electoral tiene que asumir que el cambio va más allá de las personas y enfrentar al menos cinco problemas nodales: la corrupción, la desigualdad, la violencia, la restauración autoritaria y la amenaza a la soberanía nacional. Muñoz Ledo disiente: “No es cierto que es contra el PRI, eso es en los estados. Es contra Morena, eso es claro”. –¿Por qué lo dice? –Por los personajes que lo promovieron y porque el PRI no va a ganar, no hay necesidad de hacer ninguna coalición contra el PRI. “Están trasladando experiencias feudales de los estados, de arreglos pragmáticos, a temas de carácter nacional. Hace 30 años, en 1987, creamos el Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y yo, para tratar de detener una candidatura de derecha del PRI: la de Carlos Salinas de Gortari. “Desgraciadamente, el inmenso fraude electoral de 1988 impidió que ganáramos, que nos reconocieran el triunfo, y se instaló una política neoliberal contra la que hemos luchado. ¿Cómo vamos ahora a aceptar la política neoliberal, que es lo que están haciendo algunos grupos del PRD que se quieren sumar al PAN?” A su análisis le suma los fraudes de 2006 y de 2012 contra López Obrador, además de que reconoce errores, divisiones y diferencias de visión táctica entre los partidos de izquierda que les han impedido ganar. Pero afirma que también la decadencia del régimen se recrudeció por “la traición de Vicente Fox”, que ganó la elección de 2000 con la consigna de “sacar al PRI de Los Pinos”, pues ofreció hacer una gran reforma del Estado y un gobierno de coalición, pero “terminó en manos del PRI y de los intereses económicos del país”. En ese contexto, añade, “no hemos encontrado el modo de llevar a cabo nuestra plataforma básica, que hicimos en 1990 y que nos une a todos. ¿Cómo podríamos apoyar una candidatura que no fuera de izquierda? No lo entiendo. Es una falsificación ideológica”. Cuando se le comenta que panistas y perredistas han dicho que aceptarían a un candidato ciudadano o externo porque antepondrían los intereses nacionales a los políticos, Muñoz Ledo lo duda. Dice que el PAN “no va a renunciar a tener un candidato presidencial propio”. No encuentra razones para que los seis precandidatos (Anaya, Margarita Zavala, Juan Carlos Romero Hicks, Ernesto Ruffo, Luis Ernesto Derbez y Rafael Moreno Valle) sacrifiquen la posibilidad de ser candidatos en favor de algún político externo. –¿Entonces cree que es cierto el supuesto pacto para que el PRD apoye al PAN en la Presidencia y el PAN al PRD en el gobierno de la Ciudad de México? –se le plantea. –No, no le da a ninguno de los dos. Son elucubraciones, pero revelan que están buscando cargos. No es ideología, es huesología. Por su parte, Barrales señala que “la gran coincidencia” del encuentro en Chihuahua es el agotamiento del régimen y la urgencia de plantear una forma diferente de organizarse. “Ese fue el origen del evento”, indica, pero destaca que “sí fue cierto” que se respaldó la idea del frente, porque “a lo largo de las exposiciones, en mi caso, abiertamente dije que, ante el agotamiento del régimen, una alternativa era el frente al que recientemente habíamos hecho una convocatoria”. Reconoce que varias personas han dicho que no tienen interés en participar en el frente, en materia electoral, pero aclara que el planteamiento “va más allá” de las elecciones. Y aunque el foro es independiente de la conformación del Frente Amplio rumbo a 2018, reitera: “Estamos platicando sobre una especie de conclusión, de resolutivo de ese encuentro, y seguramente vendrán otros encuentros más, pero lo importante es que, ante la situación del país, se impone el cambio de régimen político”. Este texto se publicó en la edición 2128 de la revista Proceso del 13 de agosto de 2017.

Comentarios