Un estadio azul en Iztapalapa, sueño de Mancera y la delegada

domingo, 17 de septiembre de 2017 · 09:31
Miguel Ángel Mancera anunció como un hecho la construcción de un nuevo estadio para el Cruz Azul en el Parque Ecológico Cui­tláhuac, en Iztapalapa, delegación encabezada por la perredista Dione Anguiano. Como los vecinos se inconformaron, la titular de la demarcación habló de las “bondades” de esa obra, que insiste en llevar adelante con recursos públicos y privados. Sin embargo, los directivos del Cruz Azul no piensan en una hipotética nueva sede, pues el equipo tiene como alternativa el Azteca. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La construcción de un nuevo estadio para el Cruz Azul es un proyecto del gobernante capitalino, Miguel Ángel Mancera, apoyado por la jefa delegacional de Iztapalapa, la perredista Dione Anguiano, en el que la directiva del equipo no está involucrada –ni siquiera ha habido acercamiento entre las partes– y tampoco cuenta con el respaldo de los habitantes de esa demarcación. Los usuarios del Parque Ecológico Cui­tláhuac –donde se pretende realizar esa obra– no quieren perder este espacio verde para la recreación y el ejercicio físico, ni que se derriben los árboles, muchos de los cuales plantaron ellos mismos. Ese espacio, que hace tres décadas era un tiradero de basura a cielo abierto, se ubica en la colonia Renovación, a espaldas del museo y monumento conocido como Cabeza de Juárez. Tiene una extensión de 145 hectáreas divididas por el Eje 6 Sur. En la parte norte están las 50 hectáreas que la delegada piensa ceder al Cruz Azul a cambio de que el club invierta en la operación y mantenimiento de una Ciudad Deportiva. En entrevista con Proceso, Anguiano asegura que la construcción del estadio del Cruz Azul y de la Ciudad Deportiva sólo es viable si la Cooperativa La Cruz Azul SCL, propietaria del equipo de futbol, está dispuesta a invertir un monto aún no definido a cambio del terreno que la delegación le otorgará en concesión para edificar el estadio. Se trata de un proyecto con capital público y privado en el que Iztapalapa pondrá el terreno, el Gobierno de la Ciudad de México aportará los recursos para construir la Ciudad Deportiva, y la iniciativa privada –el Cruz Azul y la empresa dueña de los centros de entretenimiento KidZania– inyectará capital para la operación y mantenimiento de las instalaciones. “Yo no podría decirte: ‘Ya va el estadio del Cruz Azul’, porque sería mentir. Nos interesa la inversión privada. Lo que nos frena es el presupuesto. La delegación no tiene recursos para hacer algo tan grande como una Ciudad Deportiva; pero si hay inversión privada y el gobierno central mete otra parte, la delegación sería la beneficiada. “Nosotros ponemos el terreno y el resto (será) dinero privado y del gobierno: el Cruz Azul, KidZania y otras empresas que se sumen para desarrollar la Ciudad Deportiva”, dice Anguiano. –¿Qué ocurre si Cruz Azul no puede invertir en esa obra? –No alcanzaría. Por eso es vital que sea con la iniciativa privada. Si no entra el Cruz Azul sería más difícil hacer la Ciudad Deportiva. Con KidZania sería igual, se le daría un terreno de seis hectáreas concesionadas a cambio de que invierta. –¿Sin recursos privados no se realizará ningún proyecto? –Así es. No lo vamos a hacer, así no se puede. –¿El interés es de parte del jefe de Gobierno y la delegada, que invitan al Cruz Azul a que traigan su dinero? –Y les va a beneficiar, porque en Iztapalapa tenemos la población más grande de la ciudad (2 millones de habitantes). Somos una delegación pegada a municipios futboleros como Nezahualcóyotl, Chalco, Ixtapaluca y Ecatepec. Además, me parece, la mayor afición del Cruz Azul es de aquí, de Iztapalapa. Es el equipo de las colonias populares. Por esa gran afición, tendría un estadio lleno. Un proyecto cuestionado Hasta hoy –y sólo en respuesta a las constantes declaraciones de Mancera y Anguiano acerca de la construcción de un nuevo estadio– la posición de la directiva del equipo cementero es que no está interesada en esa obra, sino en rentar el estadio Azteca como sede de sus partidos locales. El 30 de agosto, en su cuenta de Twitter, Cruz Azul manifestó que en ninguna asamblea con los cooperativistas se ha tratado o aprobado el tema de la construcción de un estadio: “Si bien agradecemos la buena voluntad expuesta para el desarrollo de este sueño, lo único seguro es que Cruz Azul tiene su actual estadio Azul en la colonia Nochebuena y posteriormente será bienvenido el estadio Azteca (a partir de junio de 2018). La Dirección de Comunicación del club mantendrá informada a la afición celeste, cuando se tengan que aclarar los temas relacionados al nuevo estadio Azul.” Ese mismo día, el periódico El Heraldo de México publicó una entrevista con Guillermo Álvarez, presidente del club, quien aclaró que el proyecto del estadio está “totalmente detenido”, que no existe “ningún plan para echarlo adelante”, que el Azteca será la casa permanente de los celestes. “Firmamos la carta compromiso con el Azteca del 1 de junio de 2018 al 1 de junio de 2021, con una cláusula de extensión aún no definida; así que si el nuevo estadio tarda tres o seis o nueve años, por nosotros, mejor. El sur de la ciudad nos queda bien. Acá están también nuestras oficinas y hotel de concentración. Nos ofrecieron terrenos en lugares donde no llega el Metro y donde el gas metano de los tiraderos de basura es contaminante y hasta explosivo”, dijo Álvarez, en clara alusión al terreno del Parque Ecológico Cuitláhuac, aunque sin mencionar a la delegación Iztapalapa. A pesar de estas declaraciones, el miércoles 6, en un acto público al que también asistió Anguiano, Mancera pidió a todo pulmón que la directiva voltee a ver la oferta de la delegada. “Mensaje para la gente de Cruz Azul: la gente de Iztapalapa dice que sí quiere el estadio Azul, que sí quiere que se haga por allá, pues así que ahí para que tome nota Cruz Azul. Se hizo una consulta, estaba ahí toda la gente que nos acompañaba (el sábado 2). Estoy hablando de mil personas que estaban allí (en el deportivo Santa Cruz Meyehualco), de mucha gente que se ha manifestado en redes sociales también.” Anguiano asegura que en las próximas semanas se definirá si la ejecución del proyecto es viable o no. Dijo que el director del Instituto del Deporte de la Ciudad de México, Horacio de la Vega, es el responsable de gestionar con la directiva del Cruz Azul. De la Vega no aceptó hacer ningún comentario, mientras que la realización del proyecto no sea oficial y haya acuerdo con el equipo. A pesar de que no se ha realizado ningún estudio de impacto ambiental, en el Parque Ecológico Cuitláhuac desde la semana pasada hay una máquina perforando el terreno donde se construiría el estadio. Mancera ya anunció que el costo del mismo asciende a 150 millones de dólares. No ha especificado cómo obtuvo esa cifra ni si ya existe alguna empresa que ejecutaría el proyecto. La oficina de prensa de Mancera tampoco atendió una solicitud de entrevista. Anguiano no sabe cuánto costaría construir la Ciudad Deportiva. Asegura que no contaría con presupuesto federal y que tendría canchas de basquetbol, pista de atletismo, alberca, por mencionar lo que considera que no podría faltar. Tampoco conoce el costo de operar una instalación de esa magnitud (entrenadores, equipamiento deportivo) ni el mantenimiento. Señala que todo ese trabajo comenzará a hacerlo con De la Vega. Anguiano no proporcionó la cifra de cuánto cuesta el mantenimiento del Parque Ecológico, pero admite que el dinero no es suficiente, hay muy poco personal y son los usuarios quienes compran la arena para rellenar la pista de corredores y aportan sus recursos para cuidar las instalaciones. “No se trata de decir vamos a hacer y después a ver quién la mantiene. En la administración pasada llevaron animales exóticos ilegales y no se pensó en pagar veterinarios para cuidarlos; tuvimos que retirarlos. Tampoco se planeó ni calculó el gasto… “Se hicieron casas de cultura y centros sociales y no hay para mantenimiento y después tienes el deterioro de las instalaciones. No voy a inaugurar algo y que al medio año esté en ruinas. No me interesa cortar el listón, la gente está harta de eso”, añade Anguiano. Vecinos inconformes El miércoles 6, unos 60 usuarios del Parque Ecológico Cuitláhuac manifestaron su inconformidad por el anuncio del proyecto que el sábado 2 hizo Mancera. El martes 5 pintaron una leyenda que decía “No al estadio” que fue borrada de inmediato. Hoy están recaudando firmas entre los vecinos para demostrarle a Mancera que no es verdad que todos los vecinos de Iztapalapa quieren esa construcción. También solicitan firmas de apoyo en la plataforma Change.org y redactaron una carta que pretenden entregar al jefe de Gobierno. Aseguran que se sienten engañados porque la directora del deporte de la delegación, Pamela Vázquez Luna, les dijo el viernes 1 que el proyecto es apenas “un sueño”, pero al día siguiente en el evento Tu ciudad Te-Requiere, Mancera lo anunció. En esa ocasión la delegada preguntó a los presentes si apoyaban la edificación del estadio. “Sí”, fue el grito unánime. Sin embargo, uno de los ciudadanos inconformes, Omar Hernández, sostiene que en ese evento se repartieron tinacos, sillas de ruedas, bastones y despensas con el logotipo de la CDMX y que los asistentes a ese evento fueron acarreados por la delegación; incluso muestra varias fotografías como evidencia. Blanca González, una de las usuarias del parque, considera que la reunión con Vázquez fue para tranquilizarlos. Nadie les informó que Mancera iría a Iztapalapa al día siguiente a anunciar el proyecto. A los corredores les molesta que vayan a derribar los árboles donde se refugian cientos de aves, entre ellos una parvada de loros verdes que nadie sabe cómo llegaron ahí. Quieren que se respete su derecho a tener una instalación pública gratuita. Hace unos meses se opusieron al cobro de 25 pesos por estacionarse en el terreno de tierra y pasto que está frente a la entrada principal, sobre el Eje 6. Anguiano dice que no pretende imponer el proyecto, pero puntualiza que si “son 100 personas” protestando, eso no es significativo. Aclara que días antes del encuentro con Mancera se voceó en las calles y se invitó a todos los vecinos a participar. Y precisa que se animó a levantar la mano para ofrecer el terreno para el estadio porque ya le había tomado el pulso a la población de Iztapalapa. Asegura que cuando recorre la demarcación, la gente la anima a llevarlo a cabo. “Llegaron 20 mil personas al evento  y cuando pregunté si querían estadio dijeron que sí –asegura Anguiano–. Cuando se politiza empiezan las quejas y he tenido la experiencia en el Parque Banjidal, que arreglamos, el Museo Interactivo y el Cetram (Centro de Transferencia Modal) de Constitución de 1917, que los vecinos no querían y ahora están felices. “Es una irresponsabilidad decir que va a ser gratuito. Es demagogia. Yo no quiero ser una gobernante demagógica… pero si de 2 millones (de personas) hay 100 que se levantan con carteles y toman una avenida (para protestar), en esos casos yo tengo que ejercer la autoridad para la cual fui electa… “A veces es más fácil dejar pasar sin hacer nada y que te la lleves de a muertito en lugar de generar desarrollo. Iztapalapa ha sido el traspatio de la ciudad porque aquí somos la delegación con mayor número de cárceles, de corralones, la gente sale de aquí a trabajar porque no hay desarrollo económico. No es quitarles a los usuarios, sino potenciar y darle a la gente lo que por años ha querido: que se mejore el parque.” La tarde del jueves 7, en una reunión, la delegada les pidió a los vecinos la oportunidad de demostrarles que el proyecto les traerá beneficios. Algunos quedaron conformes, pero otros, están pidiendo asesoría a Greenpeace para tratar de dimensionar si tirar los eucaliptos y otros árboles de verdad no tiene un impacto ecológico, como les aseguró Anguiano. El portal Medio Tiempo publicó una entrevista con el urbanista Gil Huerta de Erue Consultores, quien aseguró que el terreno del Parque Ecológico Cuitláhuac no es propicio para construir nada, porque el tiradero a cielo abierto sobre el que se asentó nunca fue saneado y la basura está a un metro de profundidad. “Necesitas hacer unos pilotes increíbles, sanear todo el terreno, meter cuestiones de biogás, porque hay respiraderos en el parque por el gas que se genera por la descomposición de los residuos; por eso no crece nada, porque está contaminado el suelo. Desde Google Earth se ven los taludes; si le rascas un metro, ves basura. Si te das cuenta, el desnivel está como dos metros arriba. Eso es basura”, explicó el especialista. Además, dijo, se necesita hacer el cambio de uso de suelo, ya que la normatividad clasifica el parque como zona de Espacio Abierto, donde el área total construida puede ser sólo de 2.5%. Huerta participó en la elaboración de un estudio de impacto urbano para un cambio de suelo del parque hace seis años y así llegó a estas conclusiones. Votos, obras y deportes Pese a la oposición de algunos vecinos, Anguiano insiste en impulsar la obra para beneficio, dice, de la comunidad que representa. –Usted no quiere que se politice este tema, pero el proyecto coincide con los anhelos de Mancera de ser candidato a la Presidencia. ¿El proyecto del estadio es su plataforma electoral? –se le pregunta. –¿Cómo demostramos los gobiernos lo que hacemos? Yo quiero que la gente siga votando por nosotros. ¿Eso es malo? Es malo traer al narco, meter recursos ilegales... No me importa si se politiza. Como cuando Morena quiso parar el Cetram y el Museo interactivo. –Dice usted que con el proyecto van a ganar los ciudadanos, los empresarios, pero también gana el PRD, en lo electoral. El estadio será una acción del gobierno. –Quiero demostrar que hacemos cosas para la gente. –Pero también para su partido, hay que ir por los votos… –Esa parte no sé. No lo hago para ganar votos. –Usted no. ¿Y Mancera? –Bueno, él ha hecho muchas cosas buenas. El tema es que las cosas buenas las critican en el presente y en el futuro cambia… En estos cinco años Mancera demuestra con sus acciones que le importa Iztapalapa, porque ha tenido la mayor inversión en su historia: la clínica veterinaria, la del sida, la de diabetes, la geriátrica, la de odontología. Este reportaje se publicó el 10 de septiembre de 2017 en la edición 2132 de la revista Proceso.

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