La ultraderecha ya ganó en 2018

lunes, 30 de octubre de 2017 · 11:01
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A mediados de julio, al celebrar un año de su creación, el Frente Nacional por la Familia anunció desde Puebla que en los comicios de 2018 apoyaría e impulsaría las agendas políticas que rechacen el matrimonio igualitario, el aborto y la perspectiva de género en la educación. Esas “agendas”, históricamente reivindicadas por el PAN, son uno de los principales puntos de divergencia con el PRD, dos partidos que, sin embargo, han sellado su alianza en franco abrazo al pragmatismo, para conquistar el poder en 2018. Octubre fue decisivo para que el cabildeo, soterrado hasta entonces, se expresara en proyectos legislativos y definiciones de ley que entre el desastre por los sismos, las convulsiones intestinas de los partidos y los escándalos de corrupción, pasaron prácticamente desapercibidos a la opinión pública, excepto por organizaciones como la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y el Grupo de Información en Reproducción Elegida (Gire). La primera quincena de octubre, el Partido Encuentro Social (PES), una formación política cuyas bases son iglesias evangélicas, consiguió que la objeción de conciencia se extendiera a todo el personal de salud, esto es, además de médicos y enfermeras, a personal administrativo y de apoyo, lo que en principio supone una nueva traba para el acceso al aborto que se deberá discutir en el Senado. Luego, el mismo PES colocó una iniciativa para reformar el artículo 4 constitucional, a fin de que se establezca desde la ley suprema que los padres tienen el derecho de educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones, algo que pasando como una ampliación de la libertad de culto, implica en los hechos hacer nugatorio el derecho a la educación integral y al libre desarrollo de la personalidad, una lucha insignia del muy católico Frente Nacional por la Familia, que coincide con el evangélico PES desde la aprobación de la Ley General de las Niñas, Niños y Adolescentes, disminuida en su alcance por el cabildeo de obispos y organizaciones ciudadanas de inspiración religiosa que, fanatizados, llegaron al hostigamiento a legisladoras y sus familias. El pasado jueves 19, el diputado panista Edmundo Bolaños Aguilar presentó una iniciativa cuyo objetivo es el reconocimiento de la vida desde el momento de la concepción y hasta la muerte natural, lo que se traduce en penalización del aborto y de la muerte asistida. En lo local igual. Por ejemplo, el 19 de septiembre el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, presentó una iniciativa para despenalizar el aborto. Las iglesias, a través del PAN, PES y asociaciones civiles confesionales, doblaron al mandatario y su bancada local que desechó la iniciativa a la que hasta el muy progre obispo Raúl Vera calificó de “horrenda”, e implícitamente propuso una extensión penal a médicos, clínicas o progenitor. Los priistas suelen evitar los costos políticos que conlleva enfrentarse con la religión. Ningún ejemplo más claro que la iniciativa sobre matrimonio igualitario que propuso el presidente Enrique Peña Nieto y que, previsible el fracaso, sólo sirvió para pintarle un efímero arco iris al gobierno. Ingenuos, muchos activistas LGBTTTIQA contribuyeron a eso. Ahora, en la sucesión presidencial, una vez más esas libertades fundamentales quedarán como asignatura pendiente, pues el PRD se despojó de su posición progresista y no pondrá en la mesa del Frente Ciudadano por México ninguno de esos asuntos, algo que, por otra parte, no parecen tener muy en cuenta el grupo de intelectuales y “ciudadanos” que, con el mismo pragmatismo, trepadores de la simulación democrática, piden candidaturas a dicho frente, mientras políticamente correctos reclaman algunos de esos derechos en su producción, como Denise Dresser, Lydia Cacho o Marie Claire Acosta. En tanto, Morena, siendo sólo una plataforma para Andrés Manuel López Obrador, ni siquiera se asomará al asunto, pues el puritanismo del tres veces candidato presidencial impide hasta la más elemental discusión. El Frente Nacional por la Familia y las iglesias, sólo en un año, ya ganaron. Ahora tendrán que buscar otros parámetros para decidir su apoyo, pues su agenda retrógrada es convergente con todas las fuerzas políticas y la intelectualidad con presencia en la opinión pública, de cara a 2018. Visita www.notassinpauta.com

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