Caso Breach: Corral solapa narcopolítica del PAN
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El asesinato de la periodista Miroslava Breach Velducea, corresponsal del diario La Jornada en Chihuahua, cimbró al gobernador panista Javier Corral. A su amiga durante tres décadas, afirmó, la mataron “narcopolíticos” en represalia por su trabajo periodístico y se comprometió como autoridad a que no habría impunidad.
“Se trata de la ejecución de un crimen con propósitos de intimidación y de silenciamiento”, me dijo unas horas después de que mataron a Miroslava. “Y digo esto porque hubo un trabajo frontal sobre esos vínculos de la narcopolítica. Por eso la trascendencia de la investigación que estamos construyendo y de los resultados y del castigo a los responsables”.
–¿Detrás del crimen de Miroslava podría estar la narcopolítica?
–¡Sí, señor! –respondió sin vacilar.
Y tras admitir que el crimen marcaba a su gobierno, dijo que aclararlo implicaba dar un golpe al pacto de impunidad entre narcopolíticos, sino de los crímenes contra periodistas. “Estamos ante el doble reto y asumo la responsabilidad histórica de resolver este caso, darle un golpe a la impunidad y dar con los responsables”.
Fue pura palabrería. Siete meses después del asesinato de Miroslava, ocurrido el 23 de marzo, Corral encarna al político impostor: La investigación se pudrió y los homicidas de la periodista siguen impunes.
Peor: Los “narcopolíticos” como autores del asesinato se desvanecieron en la investigación, quizá porque están coludidos personajes del PAN, como Mario Vázquez Robles, expresidente estatal y actual director de Servicios Públicos del gobierno municipal de Chihuahua, y Alfredo Piñera Guevara, exvocero de ese partido.
Otro panista implicado, según testigos, es Hugo Amed Shultz Alcaraz, exalcalde de Chínipas, a quien Miroslava Breach identificó como el que pactó con el narco en ese municipio y nombró como jefe de la Policía en todo su trienio a Martín Ramírez, sobrino del capo Crispín Salazar Zamorano, jefe del Cártel de Sinaloa en una vasta región de Chihuahua y señalado por la fiscalía estatal como el autor intelectual del homicidio de la periodista.
Actual coordinador de Educación en la Región Serrana del gobierno de Corral, Shultz Alcaraz es tío de Juan Miguel Salazar Ochoa, otro miembro del cártel, a quien el PRI había postulado como candidato a la presidencia de Chínipas y que, al revelar Miroslava sus vínculos con el narco, tuvo que rectificarse.
Todo esto, y más, lo sabe Corral, pero ha quedado paralizado, por cobardía o por complicidad. El asesinato de Miroslava ya lo arrumbó y no pronunció una sola palabra en su mensaje con motivo de su primer informe de gobierno. Corral ha quedado como un impostor.
Esto me dijo tras el crimen de Miroslava: “Es evidente que por mi propia formación, por mi biografía personal y mi compromiso político y democrático, es un asunto que nos reta y nos pone a prueba como gobierno y como gobernador. Asumo ese reto y ese desafío, porque no solamente la conocí y me duele en lo personal, sino porque soy un testigo de que su trabajo periodístico fue excepcional en Chihuahua, incluso en una época en la que el largo silencio cubrió el estado, una época oscura y de regresión autoritaria”.
Palabras sin sustancia de un político como tantos.
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado