De perfil tecnócrata, el artífice del proyecto económico de AMLO

sábado, 16 de diciembre de 2017 · 20:08
La parte económica del Proyecto Alternativo de Nación de Andrés Manuel López Obrador es sólida­ y con propuestas viables que desmien­ten las afirmaciones de José Antonio Meade de que se trata de “ocurrencias” o será un “salto al vacío”. El autor de esa parte del proyecto lopezobradorista es Abel Mauro Hibert, alguien que podría ser tachado de “tecnócrata neoliberal”.­ En entrevista con Proceso,­ el economista confiesa que, aun cuando puede no compartir la ideología del tabasqueño, lo sorprendió su austeridad y su manera de conducir económicamente el gobierno capitalino. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Si Andrés Manuel López Obrador gana la elección presidencial de 2018 y sigue al pie de la letra lo que plantea la parte económica de su Proyecto Alternativo de Nación 2019-2024 –que se puede consultar en la página de internet Proyecto18–, su gobierno no será “de ocurrencias” o un “salto al vacío”, como ha dicho el precandidato priista, José Antonio Meade. Lo anterior queda claro a lo largo de una entrevista con el doctor Abel Mauro Hibert Sánchez, quien condujo durante seis meses los trabajos de la parte económica de dicho proyecto y tiene una sólida preparación: economista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y maestro en economía y doctor en filosofía en administración por el Tecnológico de Monterrey. A principios de los ochenta, en el gobierno de Miguel de la Madrid, trabajó en la Secretaría de Programación y Presupuesto –dirigida entonces por Carlos Salinas de Gortari– como subjefe del Departamento de Modelos Econométricos y después como titular del mismo departamento. Más adelante, el propio mandatario lo incorporó a su equipo de asesores económicos. A principios de los noventa trabajó en el Centro de Investigación Econométrica de México-Wharton Econometrics Forecast Asso­ciates, luego de breves pasos por Teléfonos de México (aún empresa pública) y diversas consultoras privadas, casas de bolsa y grupos como Pulsar Internacional, de Alfonso Romo Garza, quien, por cierto, contó a Proceso cómo investigó la forma en que gobernó López Obrador la Ciudad de México (Núm. 2140). A Hibert, con ayuda de especialistas de la casa de bolsa Vector y otras, le tocó estudiar la conducción lopezobradorista de la economía en la capital entre 2000 y 2005. Reasignación del gasto Dice Hibert: “Puedo no compartir la ideología de López Obrador, pero me sorprendió su forma de ser, su estilo austero. Me tocó platicar con mucha gente que trabajó con él, con todos los que fueron sus secretarios de finanzas, en especial con Carlos Urzúa (quien acaba de ser propuesto por López Obrador como secretario de Hacienda en caso de que Morena gane la Presidencia). “Me platicaron y me convencieron de que muchos de los proyectos exitosos que emprendieron en la ciudad, sobre todo los de infraestructura, fueron financiados con reasignaciones del gasto público, que es un enfoque diferente a las reformas fiscales tradicionales. “En éstas lo primero que se hace es un recorte al gasto de inversión; el otro ajuste es en la parte de ingresos. Entonces vienen, inevitablemente, los nuevos impuestos o tasas más altas, y eso tiene un efecto contraccionista en la economía.” Añade: “Lo que vi que hizo López Obrador en la Ciudad de México, que me llamó la atención y que no se ha hecho en muchos gobiernos, es precisamente cambiar la estructura del gasto público. La gran pregunta es si se puede cambiar esa estructura del gasto público en un Presupuesto de Egresos de la Federación de más de 5 billones de pesos como el aprobado para 2018. Lo que hemos visto en los últimos años es una tendencia a la baja muy importante en el gasto de capital. Hay otro rubro de gasto que, por el contrario, ha subido grave y preocupantemente: el gasto en las pensiones”. Como parte de la “reingeniería del gasto público” que propone el equipo económico de López Obrador en caso de llegar a la Presidencia, dice Hibert, está revisar la política de subsidios y las compras de gobierno. En el caso de los subsidios, dice, “hay programas públicos que muchas veces están repetidos. Ya los tenemos identificados con las bases de datos del Coneval; ellos han hecho ese trabajo muy bien, han identificado programas que tienen el impacto deseado. Pero hay otros que no lo tienen, y están identificando también algunos que están repetidos y que, por ende, se trata de un gasto duplicado innecesariamente”. En la parte de compras de gobierno, explica el especialista en análisis macroeconómico, en el gobierno capitalino se hizo un programa de centralización que permitió ahorros importantes, aparte de vigilar que en los procesos de licitación y compras no hubiera posibilidades de corrupción. Por ejemplo, afirma, la Comisión Federal de Competencia Económica, junto con la OCDE, han implementado un programa para evitar colusión entre los participantes en las licitaciones, y lo han hecho exitosamente tanto en la Comisión Federal de Electricidad como en el IMSS; son modelos que, dice, pueden replicarse en todas las dependencias. Ingresos recurrentes Otra de las cosas que se va a revisar es la nómina de los altos funcionarios, puntualiza Hibert. Pero ataja: “No es la reducción a la mitad de los sueldos de la alta burocracia, como se ha querido manejar. Eso prohijaría corrupción o la desbandada de cuadros calificados de la administración pública”. Lo que se va a revisar es el número de plazas de directores generales, directores generales adjuntos, subsecretarios y equivalentes, que creció en las tres últimas administraciones y con sueldos muy generosos. –Se puede entender el concepto de “reingeniería del gasto público”, pero no alcanza para concebir una reforma fiscal sólo desde el gasto, excluyendo los ingresos, sobre todo cuando los ingresos recurrentes, los tributarios, siguen siendo muy bajos, casi 14% del PIB –se le comenta. –Más o menos sesenta y tantos por ciento del gasto está financiado con los ingresos recurrentes. Ciertamente, es una cuestión muy baja. En la parte de los impuestos el problema es que en los últimos años se aumentó fuertemente la carga fiscal tanto a empresas como a personas físicas. Desgraciadamente, cuando se hacen estas reformas no es para ampliar la base, sino es sobre las mismas personas. Lo ideal sería, por ejemplo, poner un impuesto amplio a alimentos y medicinas, pero ni a Meade se le ocurriría ponerlo. “Los ingresos tuvieron un brinco bastante fuerte, que no es suficiente, pero en estas circunstancias lo que dice mucha gente, muchos empresarios, la sociedad en general, es: ‘Oye, gobierno, me estás pidiendo sacrificios que nos han pedido mucho tiempo, pero yo no veo que el gobierno se apriete el cinturón…’” –No veo en las discusiones del equipo de López Obrador el impuesto predial. Estamos bajísimos a nivel internacional. No está en la discusión. –Ahí se trata de convencer a los estados y a los municipios. Es un incentivo perverso, porque los ingresos de los estados y municipios, el noventa y tantos, viene de acá. Ellos nada más revisan si ya les llegó y empiezan a gastar. Pero no tienen una relación directa en la labor que ellos realizan con los impuestos; no hay una relación directa, como en la Federación. “En la Federación sí; cualquier cosa que pase en la economía tiene que ver con un ajuste a los impuestos. Inmediatamente hay un costo para el gobierno central, que es el que se evitan los estatales y municipales. En ese sentido, sí es necesario, dentro de las facultades del gobierno federal, convencerlos de la necesidad de que tengan más ingresos propios, que realmente busquen mecanismos para que no dependan tanto de la Federación. “También es una cosa perversa, porque son poquitos los impuestos que ellos pueden cobrar. En el caso de los municipios, básicamente es el predial, multas y permisos de alcoholes; son ingresos muy limitados. “Los estados están peor porque ellos nada más tienen ingreso por el turismo. La tenencia la quitaron; malamente, porque es de los pocos impuestos patrimoniales que hay en México y es uno que sí grava a los ricos. Y ese es el tipo de impuestos que desgraciadamente, por cuestión política, muchos gobiernos estatales están eliminando. “Pero ahí es un convencimiento que tiene que haber por parte de la Federación con los estados en cuanto a que reduzcan sus necesidades de endeudamiento, porque hemos visto cómo ha crecido el endeudamiento de estados y municipios. Y cómo en realidad no han hecho un esfuerzo muy convincente para aumentar los ingresos propios.” Abunda: “Entre los pocos mecanismos que tiene realmente la Federación están los ramos 28 y 33 (las aportaciones federales). El 28 es completamente discrecional. El otro está más etiquetado. Ha habido algunas propuestas que se han aprobado en cuanto a que también las participaciones tengan que ser transparentes, que tengan límites en su endeudamiento; si no, nunca vamos a acabar con este circo de gobernadores que entran y salen, y salen bien forrados y luego los andan persiguiendo. “Desgraciadamente también los mecanismos de fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación son un poquito lentos. Cuando hacen el dictamen es porque ya pasaron años; el dictamen ya es más forense que reactivo.” Estado de derecho Finalmente, Hibert niega que López Obrador vaya a echar atrás la reforma energética. “Debe quedar claro que en un eventual gobierno de López Obrador habrá un absoluto respeto al estado de derecho. La reforma energética está en la Constitución. Difícilmente la puedes echar atrás, constitucionalmente, aparte de que estamos en una etapa en la que las empresas apenas están –primero se hicieron las licitaciones– haciendo las exploraciones para buscar el petróleo; es petróleo que vamos a tener disponible dentro de cinco o seis años, pero estamos en un punto de no retorno por la caída en la producción de Pemex. “Si no se saca ese petróleo, mucho del cual está en aguas profundas, en lugares donde Pemex no estaba pudiendo acceder, vamos a tener un problema muy serio de autosuficiencia energética: no sólo vamos a importar gas, no sólo vamos a importar gasolina, vamos a importar petróleo. “Lo que se dice es que se va a revisar la reforma energética, que es distinto. Eso significa, como en cualquier política pública, que después de seis años, si se hace una evaluación, no debe tener ningún problema para que siga adelante, como muchas políticas públicas que desgraciadamente nunca se evalúan.” Sobre Meade Abel Mauro Hibert Sánchez repasa otras de las propuestas de López Obrador que han causado sorpresa y sobresalto entre empresarios, economistas y funcionarios ortodoxos. Que va a aumentar el salario: sí, pero no por decreto, sino paulatinamente y mediante el incremento de la productividad. Que dará un giro populista a la economía nacional: no, seguirá siendo una economía de libre mercado, pero sin los desequilibrios y los excesos actuales que recrudecen la desigualdad social. Que acabará con la autonomía del Banco de México para arrancarle financiamiento: jamás. Habrá absoluto respeto por su autonomía. En la Constitución, Artículo 28, queda clarísimo: el Banco de México no podrá ser obligado por ninguna autoridad a proporcionarle financiamiento. Por último, se le pregunta a Hibert: –¿Cómo ve a José Antonio Meade? ¿Tiene posibilidades de llegar a la Presidencia? ¿Tiene contacto con él? ¿Se conocen? –Fuimos compañeros en el Consejo de Negocios del periódico Reforma, una plantita que nos dio el diario. Fueron seis meses. Nos reuníamos, discutíamos. Es una persona muy preparada, muy técnico. El problema que tiene, creo, es el de la marca. El partido va a tener que remar contra la corriente. “Y lo que se está confrontando es un funcionario público de carrera contra un líder social que conoce el país mucho más que lo que puedes conocer en una oficina pública, independientemente de que haya tenido varias secretarías de Estado a su cargo… Ahora sí que apenas está iniciando la contienda, y ahorita el marcador no le favorece mucho, pero siempre el PRI tiene forma de acortar los marcadores, y sobre todo el día de la batalla, que es el importante.” Esta entrevista se publicó el 17 de diciembre de 2017 en la edición 2146 de la revista Proceso.

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