Exponen el ajuar funerario de la Reina Roja de Palenque en el Museo J. Paul Getty

miércoles, 17 de enero de 2018 · 16:33
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El ajuar funerario de la Reina Roja de Palenque se puede ver de nuevo, tras mil 345 años, en la exposición Golden Kingdoms (Reinos dorados) en el Museo J. Paul Getty, de California, Estados Unidos y, a partir del 28 de febrero, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, así como en un tercer destino, posiblemente el Museo Alberto Ruz Lhuillier, de la Zona Arqueológica de Palenque, Chiapas. Según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fue un equipo multidisciplinario del propio instituto –con apoyo financiero del Instituto de Investigación Getty–, el que realizó la reconstrucción del ajuar de la hasta ahora única alta dignataria maya del periodo clásico (año 672 d. C): Tz’ak-b’u Ajaw. El proyecto se basó en el minucioso registro del Proyecto Arqueológico Palenque. Hace unos años, el experto Juan Alfonso Cruz había realizado la restauración de la máscara de malaquita y el collar de la Reina Roja, conocida también como Señora Sucesión, siendo los únicos elementos expuestos previamente. La reconstrucción del ajuar completo, más los estudios antropofísicos y antropométricos hechos a los restos óseos de la Reina Roja, hicieron posible el montaje de las piezas en una tercera dimensión, en particular del tocado, el pectoral y las pulseras. A decir del restaurador Constantino Armendáriz, hacedor de los dibujos (series donde se observan las diferentes capas de deposición de los objetos) y quien hizo el trabajo de “reconstrucción” de los elementos, tomando en cuenta la anatomía de la dignataria maya: “Sin todos los años de dibujo, de todo el modelado, sin insistir en cada uno de los detalles: de los bordes, de la forma de las teselas, habría sido imposible llevar a buen puerto esta propuesta de montaje, la cual esperamos aterrice también en un mediano plazo en el Museo Alberto Ruz, de la Zona Arqueológica de Palenque”, expresó al instituto. Armendáriz hizo mancuerna con el arqueólogo Arnoldo González Cruz, quien el 11 de abril de 1994, junto a su colega Fanny López, descubrieron una subestructura en el Templo XIII de la zona arqueológica de Palenque que llevó a todo un equipo de experto hasta el sarcófago de la Reina Roja. Ahora, González Cruz y Constantino Armendáriz proponen una recreación real del momento en que fue amortajado el cuerpo de Tz’ak-b’u Ajaw hace mil 345 años, un acto que González Cruz, director del Proyecto Arqueológico Palenque, describió a detalle en su libro La Reina Roja, una tumba real (INAH, 2011): “Tras ejecutar los rituales que corresponden a su estatus, su organismo (de la Reina Roja) fue purificado con agua y posteriormente embadurnado por completo con cinabrio. Posteriormente, le fue colocada su mejor indumentaria; un pik de algodón que le cubría el cuerpo desde abajo de los senos hasta la altura de los tobillos y sobre ésta, un k’ub (pectoral), también de algodón que llegó a envolverle el pecho y la parte superior de los brazos, que estaba adornado con numerosas cuentas de jade y concha que cubrían casi toda su superficie. “Sus largos cabellos fueron arreglados en numerosas trenzas para conseguir un soporte abultado que permitiera colocarle el tocado del dios Narigudo compuesto de teselas de jade, concha y piedra caliza, que había sido concebido para encumbrar la condición suntuosa de su portadora en el más allá”, se lee. El pectoral o k’ub de la Reina Roja partió del registro fotográfico de 172 cuentas de jadeíta, cuatro navajillas de obsidiana, cinco conchas de nácar, dos perlas y una aguja de hueso que se encontraron en 1994 sobre el tórax del personaje. Los objetos más importantes del mismo son dos emblemas de la realeza: una pequeña concha esgrafiada y un rosetón con los rasgos sobresalientes de un mono araña. Juntos formaban un medallón con la representación del dios Sol que debería ir en la parte inferior del tórax y sujeto al pectoral, lo que se complementó con una diadema en la frente, pulseras en ambas muñecas, dos orejeras y dos cuentas globulares de jade atadas a sus tobillos. Además del tocado conformado por un conjunto de 103 teselas de jadeíta, 14 piezas de concha y 37 pequeños fragmentos de caliza. Finalmente, se le colocó el cinturón real y la máscara de malaquita, que revelaron la última imagen que se tuvo de la reina –que falleciera entre los 50 y 60 años– en el Templo XIII de la antigua Lakam’ha “El lugar de las grandes aguas”, hoy conocido como Palenque.

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