Oxfam advierte aumento de la desigualdad

lunes, 22 de enero de 2018 · 15:23
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En 2017, ocho de cada diez dólares generados en el planeta fueron a parar en las manos del 1% más adinerado de la humanidad –cuya fortuna creció en 762 mil millones de dólares--, mientras que la mitad de la población más pobre no vio su riqueza crecer en lo más mínimo, de acuerdo con un informe que publicó hoy la organización Oxfam. En su reporte, donde señaló la responsabilidad de “los dogmas de la economía neoliberal y la inaceptable influencia que ejercen las élites sobre nuestros gobiernos” sobre la desigualdad, Oxfam aseveró que las mujeres, los pequeños productores agrícolas, los trabajadores informales y los jóvenes resultan los más afectados por el modelo económico. A lo largo del año pasado surgió un nuevo multimillonario cada dos días –varones, en el 90% de los casos--. Esta casta suma ahora 2 mil 43 personas –su máximo histórico--, y entre los 500 más ricos de ellos destacan seis mexicanos: Carlos Slim, Sara Mota de Larrea, Alberto Baillères, Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea Velasco y David Martínez. Según el informe, el 93% de los mexicanos opina que la brecha entre ricos y pobres es un tema que debe abordarse de manera urgente o muy urgente, en un país donde apenas dos de cada diez personas están catalogadas como “no pobre y no vulnerable”, y donde 484 mil millones de pesos de impuestos escaparon a las autoridades fiscales en 2012. “Dos terceras partes de la riqueza de los multimillonarios es producto de herencias, monopolios, o relaciones de nepotismo o de connivencia con los gobiernos”, subrayó la organización, al recordar que Slim construyó su fortuna sobre el monopolio “casi absoluto” que mantuvo sobre el sector de las telecomunicaciones, con el que pudo cobrar tarifas excesivas a los mexicanos. Según el informe, las mujeres aportan a la economía mundial 10 billones de dólares en trabajos de cuidados no remunerados, mientras que más de cuatro de cada diez jóvenes no tienen trabajo y, si lo tienen, reciben de ello un ingreso que los coloca en la pobreza. Los superricos, por su parte, acaparan la mayor parte del crecimiento económico mediante los dividendos y los chantajes a los trabajadores para bajar el salario y las prestaciones. Prueba de lo anterior: entre 2006 y 2015 los salarios aumentaron en un 2% anual en promedio, mientras que la riqueza de los multimillonarios se disparó en un 13% cada año. “En todo el mundo, la economía del 1% más rico se construye a expensas de trabajos mal pagados, a menudo ocupados por mujeres, que reciben salarios miserables sin que se respeten sus derechos fundamentales”, subrayó la organización, al recordar que este 1% concentra más riquezas que el 50% más pobre de la población del planeta. De acuerdo con una encuesta que realizó la organización a 70 mil personas en 10 países, la gran mayoría de la población está en desacuerdo con la desigualdad y exige que sus gobiernos tomen medidas para acabar con ella. Sin embargo, en lugar de atender estos reclamos, los gobiernos aceleran la apertura neoliberal de sus economías; a la vez, erosionan los derechos de los trabajadores, rebajan los impuestos y recortan los presupuestos al gasto público, privatizan sectores de la economía y atacan la libertad de expresión para acallar las protestas que produce la desigualdad. La organización presentó su informe en la muy exclusiva cumbre de Davos, en Suiza, donde cada año se reúnen hombres de Estado y empresarios globales --quiénes conforman el famoso 1%-- para discutir sobre temas globales y económicos. En los últimos años, estos actores multiplicaron las promesas de que reducirían las desigualdades –lo plasmaron en los Objetivos del Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas por ejemplo--, pero éstas permanecieron en el vacío, y la brecha entre ricos y pobres se acelera cada año. Oxfam recordó que los ricos esconden cerca de 7.6 billones de dólares en estas jurisdicciones offshore, donde las tasas de recaudación son mínimas o nulas, como lo revelaron las investigaciones globales Panama Papers, BahamasLeaks o Paradise Papers, en las que participó Proceso. Para revertir esta situación, la organización llamó los gobiernos a diseñar políticas económicas “más equitativas desde un principio” –al otorgar, por ejemplo, un poder más efectivo a los sindicatos, o al favorecer el modelo de las cooperativas-- y a hacer uso de las políticas fiscales “para redistribuir y lograr una mayor justicia”.

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