Artz Pedregal: Más de lo mismo

martes, 10 de abril de 2018 · 14:05
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La incorporación de proyectos artísticos y culturales en centros comerciales no es ni original ni novedosa. Ya sea que se utilice para diferenciar y darle identidad a la marca del centro comercial, o que la difusión y publicidad artística se dirija a los consumidores de estos centros, la presencia de actividades artísticas en tales conjuntos tiene antecedentes que convierten al recién inaugurado Artz Pedregal en, simplemente, un proyecto ostentoso que repite los dictados del mercado mexicano ferial. Desde la edición 2017 de la feria Zona Maco, Artz Pedregal se hizo notar al otorgar un premio de adquisición de hasta un millón de dólares para obra en Espacio Público, que se exhibiría de manera permanente en sus espacios. En 2017 las galerías beneficiadas fueron la mexicana Hilario Galguera –con una pieza para sitio específico de Daniel Buren–, la londinense Lisson –con la instalación de bicicletas doradas Forever de Ai Weiwei–, la brasileña Vermelho –con un kiosko sonoro de Tania Candiani–, y la mexicana Kurimanzutto –con el Autoconfusión de Abraham Cruzvillegas; sobre la obra de Cole Sterberg, la feria no menciona en su página web el nombre de la galería. En 2018, la única galería beneficiada fue, de nuevo, la Kurimanzutto, con la instalación colgante Torch, de Damián Ortega. Desarrollado por el Grupo Sordo Madaleno como un complejo de usos mixtos para comercios y oficinas en un terreno de 50 mil metros cuadrados ubicado en Periférico Sur, en el Pedregal de San Ángel, en la Ciudad de México, Artz Pedregal fue inaugurado el pasado 8 de marzo por el entonces todavía jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera. Sin estar totalmente terminado y ocupado, el centro comercial se abrió exhibiendo una desilusionante instalación escultórica sobre agua y no transitable de Buren, y las piezas de Candiani y Ai Weiwei que flanquean lo que podría ser lo más atractivo del proyecto: un espacio de enormes dimensiones en donde se exhibirá arte y del cual, hasta el 4 de abril, Artz no había informado sobre su concepto, propiedad y operación. Además del antecedente del centro comercial Plaza Loreto que, desde 1994, en la Ciudad de México, se distinguió por la presencia en sus instalaciones del Museo Soumaya, de exhibiciones de escultura en las áreas abiertas, y la incorporación de una zona en la que se realizan conciertos y actividades culturales, uno de los proyectos más atractivos que vinculan el arte en un complejo comercial es el Northpark de Dallas, en Estados Unidos. Propiedad de los  importantes coleccionistas de arte Nasher, el Northpark presenta en sus discretas instalaciones obras de distintas dimensiones, de autores tan sorprendentes como Jonathan Borofsky,  Henry Moore, Anthony Caro, Antony Gormley, Andy Warhol, Thomas Houseago, Mimmo Paladino, Frank Stella, Tony Cragg, Mark di Suvero y Liam Gillick entre otros. https://www.northparkcenter.com/pages/northpark-about-the-collection Otro ejemplo de un espléndido vínculo entre el arte y la experiencia de consumo en un centro comercial, es el famoso flashmob que reproduce la imagen de La ronda nocturna de Rembrandt. Realizado en abril de 2013 en un modesto centro comercial de Breda, Holanda, para anunciar la reapertura del Rijksmuseum de Amsterdam, el flashmob (“acción organizada en la que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente”) no sólo internacionalizó la nota sino que, también, generó una nueva manera de experimentar el arte. Exquisito en su interior, repleto de vigilantes y con dos patrullas en sus dos entradas, Artz es una burbuja que simula una experiencia urbana que, si tuviéramos buenos gobiernos, debería suceder en las calles. Este texto se publicó el 8 de abril de 2018 en la edición 2162 de la revista Proceso.

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