Laurence Fink y su pasarela con los presidenciables

viernes, 11 de mayo de 2018 · 11:25
MADRID (apro).- Cuatro de los candidatos a la presidencia de México hicieron una discreta pasarela para reunirse con Laurence Fink, presidente ejecutivo de Blackrock, la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, con alrededor de 6,3 billones de dólares de activos bajo su gestión, algo que los especialistas equiparan al Producto Interno Bruto de Alemania y Francia juntos. Tiene sentido que el máximo jerarca de Blackrock quisiera conocer de primera mano a los candidatos y sus propuestas –esto fue a principios de mayo—, si partimos de que dicha gestora tiene una presencia avasalladora en las principales compañías que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). A través de un comunicado, la compañía mostró su optimismo por las perspectivas de México, y en el país, como a nivel global, sus discretas operaciones suelen gestionar inversiones por cifras que resultan mareantes. Para darse una idea que, del tamaño del sapo es la pedrada, Blackrock está en el accionariado de América Móvil, la firma de telecomunicaciones del magnate Carlos Slim; en Cemex, una de las mayores productoras de cemento; en Femsa, la principal embotelladora de Coca Cola en el país y en el grupo regiomontano Alfa. En 2016 incrementó hasta 5,4 por ciento de las acciones del Grupo Televisa, líder en el mercado de televisión abierta y de paga. Hasta un año antes, poseía el 2,92% del grupo. Lo que resulta sintomático es la escueta información que trascendió de dichos encuentros. Un portavoz del puntero, Andrés Manuel López Obrador destacó que ambos personajes hicieron `clic´, que la reunión fue “muy afable” y que los dos salieron “encantados”, informó Reuters. En el caso de José Antonio Meade la reunión resultó un “reencuentro” con quien le une una relación “profesional y de amistad que data de años atrás”. La candidata Margarita Zavala escribió en Twitter que en la reunión hablaron de “la importancia de la libertad económica y de la inversión pública y privada en educación, innovación e infraestructuras como motor para el desarrollo de México”. Y el candidato Ricardo Anaya prefirió no hacer comentarios. Salvo éste último, la escueta información que difundieron solo sirvió para que los presidenciables echaran agua a su molino, al resaltar la buena sintonía con el poderoso empresario. Particularmente llamó la atención el encuentro con López Obrador, quien viene manteniendo una pública diferencia con un grupo de empresarios, y quien a lo largo de su campaña ha hablado sobre la necesidad de revisar todos los contratos petroleros firmados en los últimos años bajo el paraguas de la reforma energética, un terreno en el que Blackrock ha entrado con el pie derecho. Esos pronunciamientos de López Obrador le han traído una serie de ataques de sus adversarios que –con la tediosa perorata— le acusan de ser un populista y que pretende llevar a México bajo la misma senda de Venezuela. Fue en marzo de 2015, que Blackrock anunció un acuerdo con Pemex para quedarse con el 45 por ciento de la segunda fase del gasoducto de Los Ramones –en alianza con el fondo First Reserve— por 900 millones de dólares. Ese mismo año se informó que Blackrock adquirió el fondo de inversión mexicano Infraestructura Institucional, a través de la cual entró en la licitación de proyectos petroleros de la Ronda Uno, toda vez que tiene una participación en Oil & Gas. La sociedad creada en 2009 por Jerónimo Gerard, el cuñado del expresidente Carlos Salinas de Gortari, recibió el primer contrato para la extracción y exploración de hidrocarburos, al ganar dos licitaciones de la Ronda Uno para explorar aguas someras en busca de hidrocarburos, al lado de Talos Energy LLC de EU y Premier Oil PLC de Gran Bretaña. Tres meses después, Blackrock adquirió Infraestructuras Institucionales, entrando de lleno a la exploración y explotación de hidrocarburos, como publicó la reportera Jesusa Cervantes en Proceso. Asimismo, Pemex y Blackrock firmaron un memorándum de entendimiento con el fin de acelerar el desarrollo y financiamiento de proyectos de infraestructura energética. En su visita de principios de este mes, Fink también atendería el avance de su acuerdo con Citibanamex, ya que adquirió la gestora Impulsora de Fondos Banamex, una transacción que está pendiente de ser aprobada por los reguladores. Hace unos meses, en Madrid, el sociólogo Rubén Juste, autor del libro Ibex 35. Una historia herética del poder en España, consideró que no hay ahora mismo ninguna empresa tan poderosa como Blackrock. “Esta gestora global pasa casi por todas las empresas importantes que te puedas imaginar”, dijo al corresponsal. Juste es asesor del grupo parlamentario de Unidos Podemos en el Congreso español. El secretario general de esta fuerza política, Pablo Iglesias, ha escrito en una tribuna que Blackrock es un gigante silencioso “experto en opacidad”. Y es que en España es otro país donde el gigante de la gestión de fondos entró con mucha fuerza. Aquí lo hizo de la mano de la familia Botín, que encabeza el Banco Santander. Así como en México lo hizo en el entorno de la familia Slim. De hecho, el hijo del magnate mexicano, Marco Antonio Slim Domit, es miembro de la junta directiva de Blackrock. En el país ibérico, la compañía tiene una importante participación en cinco de las siete entidades bancarias que cotizan en el IBEX-35, como Banco Santander y BBVA, en ambas es el principal accionista –por cierto ambos bancos con fuerte presencia en México—. Solo en 2015 participaba en 17 de las compañías de dicho índice bursátil, con más de 20 mil millones de euros de inversión, señala Juste en su libro. Asimismo, el Banco de España contrató a Blackrock y a Oliver Wyman para que diseñaran el Sareb, el llamado “banco malo”, para que gestione los activos tóxicos inmobiliarios de las entidades, producto de la burbuja inmobiliaria que reventó en España. El zorro cuidando las gallinas. Se le encuentra también en el sector de la alimentación (Tiendas DIA); construcción (Merlin Propierties y Ferrovial); energía (Repsol e Iberdrola); medios de comunicación (Telefónica y Mediaset, grupo al que pertenece las televisoras Telecinco y Cuatro); siderurgia (Acerinox), o la privatizada gestión aeroportuaria (Aena), añade. Un debate celebrado en el Foro Económico Mundial de Davos, en 2015, en el que Laurence Fink participó al lado del vicepresidente del FMI, Min Zhu, refleja muy bien el talante y el pensamiento de quien encabeza una firma tan poderosa. En esa ocasión cuestionó la madurez de la población europea para elegir a los dirigentes, según se desprende de una información firmada por el experimentado periodista económico de El Mundo, Carlos Segovia. El representante del FMI refería la urgencia de avanzar en las reformas estructurales en Europa, pero advertía que eso era difícil por los procesos electorales, que esos grandes retos requieren de “grandes líderes políticos”. “En los grandes momentos o la historia escoge al líder o el líder cambia la historia”, sentenció Min Zhu. “Ya, pero antes hay que educar a la población (en Europa) para que vote al líder correcto que tome las medidas correctas”, respondía el mandamás de Blackrock.

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