Procuraduría de Guanajuato se retracta: cuerpos encontrados no son de la familia Bustos

martes, 15 de mayo de 2018 · 22:39
SALAMANCA, Gto. (apro).- Los cuerpos que fueron localizados en un predio en el municipio de Villagrán no corresponden a los cuatro integrantes de la familia que desapareció de su domicilio en Celaya junto con dos jóvenes, dio a conocer el procurador Carlos Zamarripa Aguirre. “No son ellos y no vamos a dejar la búsqueda, hasta que los podamos encontrar”, prometió el funcionario. Julio César Bustos Alemán, de 44 años; su esposa Yolanda Escogido Navarro, de 46; el hijo de ambos, Gustavo Ángel Bustos Escogido, de 18; el sobrino del matrimonio, Luis Eduardo Escogido Navarro, de 20, y dos amigos del hijo de la familia, de nombres Brian Jesús Ortiz Cervantes y Martín Alejandro Rosas Mendoza, ambos también de 18 años, desaparecieron desde la madrugada del 29 de enero, al concluir un convivio familiar en una vivienda de la colonia Villas del Bosque de Celaya. El 4 de mayo, en un comunicado con el título “PGJ localiza a integrantes y amigos de la familia desaparecida”, la dependencia dio a conocer que tras la investigación efectuada por agentes, se encontró la camioneta Explorer verde propiedad del matrimonio de Yolanda y Gustavo Ángel en una casa de una comunidad en Villagrán, y que en un terreno se hallaron restos humanos que, por sus características y vestimentas, corresponderían a los de las seis personas desaparecidas, aunque al final se indicó que se practicarían los exámenes periciales para confirmar las identidades. El domingo 6, Apro informó que el predio donde se encontraron los restos está ubicado en un punto cercano a las comunidades de Santa Rosa de Lima y Los Ángeles, una zona de influencia y operación del denominado Cártel de Santa Rosa, que actualmente mantiene una violenta confrontación con otros grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para asumir el control del robo y trasiego de combustible. Una fuente allegada a la Procuraduría refirió a Apro que en el lugar se encontraban más de seis cuerpos, y que podría tratarse de un socavón donde se inhumaba clandestinamente a víctimas de los grupos del crimen organizado, aunque no estaba plenamente confirmado que en el sitio estuvieran los restos de la familia Bustos Escogido y los de los dos jóvenes amigos. El lunes 14, el procurador Zamarripa habló sobre el predio en el que se localizaron estos restos: “Encontramos en un predio el hallazgo de varios cuerpos y muchos fragmentos óseos sobre el mismo terreno; se han hecho una serie de análisis forenses en trabajo de genética y me han informado que se ha logrado la identificación de dos de ellos, con nombres y apellidos, que estaban en calidad de desaparecidos”. Y hoy, aunque no dio los nombres, aclaró que en definitiva ninguno corresponde a los cuatro integrantes de la familia celayense y los dos jóvenes desaparecidos el 29 de abril. “Sí hay que decirlo, no corresponden a la familia”. Zamarripa dijo que no quería anticipar un número de personas que pudieran ser identificados por estos restos, puesto que antropólogos están trabajando en los numerosos indicios, que lo mismo son restos óseos que prendas y otros objetos. “Esperamos que el trabajo de los antropólogos se pueda traducir en determinar a qué personas pertenecían para lograr su identificación”, señaló. “Esto va a ser un trabajo bastante arduo. Sí puedo decir que son más de seis” las víctimas allí sepultadas. Dejan cinco cuerpos en un auto abandonado La Procuraduría de Justicia confirmó el hallazgo de cinco cadáveres abandonados en el interior de un Tsuru blanco con franjas negras y placas de Guanajuato, en un camino de terracería cerca de la comunidad de Sanabria, en Irapuato; la principal línea de investigación es la venta de droga. El auto fue dejado en una zona cerril en despoblado. Dentro del vehículo se encontraron tres cuerpos, y dos más en la cajuela. La PGJE informó que los cinco hombres fueron estrangulados y se encontraban en estado de descomposición. Dos de ellos ya fueron identificados: Favallí Emmanuel Márquez, de 25 años y quien trabajaba en la pizca de fresa, e Ignacio López Cortez, de 49, quien laboraba en un taller mecánico. Ambos habían salido de sus domicilios el viernes pasado e informaron a sus familiares que harían trabajos por la zona, sin que se les volviera a ver.

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