Italia: mensaje antiinmigrante

domingo, 10 de junio de 2018 · 09:19
ROMA.-La tarde del sábado 2 de junio Soumayia Sacko, un trabajador temporal de 29 años originario de Mali, se encontraba en una fábrica abandonada en San Calogero, en Italia meridional. Iba con Madiheri Drame y Madoufoune Fofana, también inmigrantes africanos, en búsqueda de chatarra para construir una choza cuando de repente una ráfaga de disparos los alcanzó. Sacko, conocido por sus actividades como sindicalista y en defensa de los derechos laborales de los temporeros, murió allí mismo. Sus compañeros, heridos, fueron trasladados poco después a hospitales de la zona. La noticia se extendió rápidamente por Italia. El asesinato ocurrió un día después de la formación del nuevo gobierno en Italia, país fundador de la Unión Europea (UE) cuyo nuevo Ejecutivo nació de la unión del populista Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la xenófoba y eurófoba Liga, dirigida por Matteo Salvini. No obstante, al día siguiente, Salvini, flamante ministro de Interior de Italia, viajó a Sicilia, la isla considerada la zona cero de las llegadas de los inmigrantes que son rescatados en el mar Mediterráneo. Y, desde allí, Salvini no sólo no se solidarizó con las víctimas, sino que, tras algunas semanas en las que había mantenido un lenguaje más diplomático, volvió a su más dura retórica antiinmigrante. Italia "no se convertirá en un campo de refugiados" de la Unión Europea (UE), dijo. “Construiremos más centros de expulsión”, afirmó. “Túnez es un país libre y democrático en el que no existen guerras, carestías y pestilencias, pero no exporta gentilhombres”, señaló en referencia a este país del norte de África de cuyas costas salen pateras de inmigrantes que llegan a Italia. Túnez “exporta malhechores”, precisó el ministro, provocando una inmediata reacción de rechazo por parte de las autoridades tunecinas. “Para los irregulares se ha acabado la buena vida. Han comido a costa del prójimo muy abundantemente y por demasiado tiempo”, añadió Salvini, en momentos en los que se difundía la información del naufragio de una embarcación con alrededor de 180 migrantes a bordo precisamente frente a la costa de Túnez, en el que finalmente perecieron ahogados 112 personas, según cifras de la Organización Internacional de Migraciones (IOM). A renglón seguido, Salvini adelantó que su país no le dará el apoyo a la propuesta de Bulgaria de reformar el Reglamento de Dublín III, el cual establece que los solicitantes de asilo presenten su petición en el primer país europeo que pisan. “Votaremos 'no' al documento que será presentado en la reunión en Luxemburgo sobre la inmigración porque penalizará de nuevo a Italia y a otros países del Mediterráneo a favor de los países del norte y del este de Europa”, explicó Salvini, cuya popularidad ha crecido ocho puntos desde las pasadas elecciones, pasando de 17% de apoyo en marzo a 25%, según los más recientes sondeos. La Liga, cuyos orígenes se remontan a 1989, llegó a proponer en el pasado rechazar las pateras a cañonazos. La iniciativa no prosperó. La ley que contempló por primera vez el delito de inmigración clandestina se llama Bossi-Fini, debido a que fue propuesta por Umberto Bossi y Gianfranco Fini, ministros de uno de los gobiernos que encabezó Silvio Berlusconi. Victoria El martes 5 Salvini ordenó a su representante en la reunión de Luxemburgo que dijera “no” al documento de reforma del Reglamento de Dublín. Su negativa se sumó el rechazo -aunque por motivos opuestos- de países como Austria, Hungría, Polonia, Lituania y Eslovaquia. “Lo que ha ocurrido en Luxemburgo ha sido una victoria para nosotros (…) Teníamos una posición y otros países nos han apoyado. Estoy muy satisfecho”, resumió el ministro italiano, al reivindicar el fracaso de la negociación como un logro propio. “Necesitamos un compromiso”, pero “hay un clima político más duro” por el ascenso al poder de la derecha en varios países europeos, lamentó por su parte la ministra sueca de Inmigración, Hélène Fritzon. “Ahora no es solo Italia, también está Eslovenia”, observó Fritzon. En tanto, a unos cuantos kilómetros de allí, en Roma, el nuevo primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, un desconocido jurista italiano elegido para el puesto por la Liga y el M5S y exelector de la izquierda, también abordó la cuestión migratoria en su primer discurso en el Parlamento italiano. “El negocio de la inmigración (…) aumentó desmesuradamente a la sombra de una falsa solidaridad”, dijo Conte, usando un lenguaje muy cercano al de la Liga y el M5S, formación que también ha puesto en discusión la actividad de las ONG que salvan inmigrantes en el mar. “Donde no exista el derecho de permanencia en el país, se harán efectivos los procedimientos de repatriación”, adelantó Conte. Añadió que uno de los próximos pasos de su gobierno será firmar acuerdos bilaterales con los países de origen de los inmigrantes para su devolución, puesto que en la actualidad sólo hay cuatro firmados. Conte insistió en que Italia aumentará los procedimientos de expulsión, por los que su gobierno tiene previsto la abertura de nuevos centros de identificación y expulsión. El clima de una época Las últimas medidas del anterior gobierno italiano que encabezó Paolo Gentiloni permitieron la expulsión de 7 mil inmigrantes y redujeron notablemente el número de llegadas. Según datos del Ministerio del Interior italiano, en los primeros seis meses de 2018 llegaron a Italia por mar 13 mil 430 inmigrantes, 77% menos que en 2017 y 71% menos que en 2016. “El discurso del primer ministro ha sido bellísimo. Comparto todo lo que ha dicho”, festejó Salvini, tras una intervención en la que Conte también pidió poner fin a las sanciones contra Rusia y recalcó que llevará adelante las medidas económicas prometidas por la Liga y el M5S. En este contexto, los analistas empezaron a hablar de Zeitgeist, el clima intelectual y cultural de esta era, así como de la habilidad de Salvini como político y negociador, mientras que la inexperiencia Luigi Di Maio, el líder de los indignados de M5S, ha coincidido con una baja de consensos para esta formación creada en 2009 por el cómico Beppe Grillo y el empresario informático Gianroberto Casaleggio. El clima en Italia, en todo caso, preocupa a las autoridades. “No hay que olvidarse que entre los años 30 y 60 de la pasada década alrededor de 40 sindicalistas fueron asesinados por la mafia en Sicilia”, explicó el director de la Dirección de Investigación Antimafia (DIA), Giuseppe Governale, en referencia al asesinato de Sacko. “Los asesinatos contra sindicalistas que defienden los derechos de los últimos tienen una alta carga simbólica”, añadió. Descartó, sin embargo, indicios que de momento apunten a que estas organizaciones criminales se hayan acercado a los dos partidos que gobiernan hoy Italia. La incógnita es qué alternativas concretas proponen la Liga y el M5S a la crisis migratoria europea, puesto que esta formación ha dicho querer colaborar con la Hungría del ultraconservador Victor Orbán, con el cual, sin embargo, existe un conflicto de intereses. Esto se debe a que Orbán ha rechazado reiteradamente acoger los inmigrantes que se encuentran en el sur de Europa, algo que permitiría aliviar la carga de países como Italia y Grecia. “No está claro qué quiere hacer Salvini”, resumía Il Sole 24 ore, el diario de referencia del sector empresarial italiano. “La actual reacción de Italia está poniendo por delante el egoísmo nacional y está complicando el camino. No hay nada que festejar y no lo han entendido”, explicó a esta periodista un alto funcionario de una agencia internacional con sede en Roma.

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