El dueto Hocico 'guillotinó” al Plaza Condesa

lunes, 25 de junio de 2018 · 12:38
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La banda mexicana Hocico hizo temblar el Plaza Condesa con una poderosa descarga de sonidos electrónicos como parte de su gira Spider Beats tour y celebrar 25 años de su catártica furia. Racso Agroyam en los sintetizadores y Erk Aicrag en las voces, dieron un estruendoso paseo sonoro de hora y media la noche del sábado bajo estilos Electronic Body Music (EBM), aggrotech y electro dark, los cuales agradecieron sus aguerridos fans tras dos años de ausencia en México. El foro se cubrió de atmósferas oscuras cuando el dúo emergió a las 22:20 horas, cubiertos con una producción sencilla y una gigantesca pantalla central a sus espaldas, donde los videos fueron la pócima extra para el alucinante repertorio. [caption id="attachment_540098" align="alignnone" width="702"]Erk Aicrag. Foto: Carlos Enciso Erk Aicrag. Foto: Carlos Enciso[/caption] Salidos desde el underground de la Ciudad de México, Hocico surgió oficialmente en 1993 después de que sus integrantes Erk Aicrag y Racso Agroyam (ambos primos), cambiaran de nombre a sus dos proyectos previos Niñera Degenerada y Hocico de Perro, para reducirlo únicamente a Hocico. En las imágenes se veía cómo resucitaban a un moribundo en la plancha de un sanatorio, a la par que se detonó el tema cicatrizante “Scars” cual arranque energético. Ritmos portentosos, agresivos y veloces, pusieron a bailar con los experimentales beats de Agroyam y que Aicrag explotó con su áspero canto, de la mano de su carisma delirante. Zombis, calaveras, arácnidos y arte macabro daban el ambiente idóneo en filmaciones que retrataban también erotismo sadomasoquista así como los desenfrenos humanos que llevan a los excesos emocionales, que de acuerdo con los integrantes, es influencia referente a la realidad en la Ciudad de México. Continuaron con “Sex Sick”, “I Abomination” y “Bite Me!”, generando movimiento de los cuerpos entre los congregados, en su mayoría ataviados de negro a-la-Béla Lugosi quienes deambulaban con imágenes vampirescas y colmilludas fueran hombres o mujeres. El lugar lucía repleto al escucharse “Bienvenido a la maldad”, “Ecos”, “Poltergeist”, “Dead Trust” y “Forgotten Tears”, siendo uno de los momentos que subió aún más la ebullición masiva con las palmas generalizadas. Erk Aicrag lanzó su grito de tenebrosa invitación: “Sobrepasemos la muerte, ¡esta noche nadie saldrá vivo! ¿Quién se quiere ir al infierno?” [caption id="attachment_540101" align="alignnone" width="702"]Fans en El Plaza Condesa. Foto: Carlos Enciso Fans en El Plaza Condesa. Foto: Carlos Enciso[/caption] [caption id="attachment_540102" align="alignnone" width="702"]Lleno total. Foto: Carlos Enciso Lleno total. Foto: Carlos Enciso[/caption] Dieron paso así a los clásicos ladridos perrunos para “Tiempos de Furia” y después entonar la infernal “Hell on Earth”, cuando todo pintaba que terminaría el enloquecedor recital que desbordó el Plaza Condesa. Sin embargo, tenían preparado un par de espectrales regalos: Primeramente “Odio en el alma”, donde el vocal se bajó del entarimado acercándose a su enardecida gente y en seguida, guillotinó el show con “Sexo bajo testosterona”. Al unísono hizo erupción el clamor por más rolas, sin embargo, la fiesta culminó con una consigna política por parte de Erk Aicrag: “A nosotros no nos importa por quién votes la próxima semana, pero gane quien gane no olvides que solo tú tienes el poder. ¡Viva México cabrones!” [caption id="attachment_540103" align="alignnone" width="702"]Erk Aicrag de Hocico. Foto: Carlos Enciso Erk Aicrag de Hocico. Foto: Carlos Enciso[/caption] Cruzaba la medianoche y los fantasmales invitados se escurrieron en las oscuras calles de la Condesa. El ritmo de esta banda resultó de la experimentación y mezcla del industrial con el EBM, creando así escenarios musicalmente agresivos y melancólicos, sin perder el espíritu bailable. Actualmente Hocico es uno de los máximos exponentes en su estilo con reconocimiento e influencia en otros países (especialmente europeos), aunque un tanto ocultos en su propia tierra.

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