CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El teatro para niños también habla de un pueblo oprimido.
La compañía La Sociedad de las Liebres retoma una leyenda de la cultura navaja, al norte de México. Cuenta que el pueblo debe vivir bajo la tierra, ya que arriba habitan unos seres que pretenden cazarlos. Cuando la comida se acaba, los niños gemelos Nay y Tob --que viven sólo con su madre-- deciden emprender un viaje para liberar a su pueblo, durante el cual descubren que son hijos del Dios Sol, y hallarlo parece ser la respuesta que los ayude a terminar con los monstruos.
Los personajes son interpretados por un sólido elenco, formado por Abraham Baños, Fernanda Benítez, Carolina Berrocal/Daniela Bustamante (alternando), Jorge Rojas y Andrés Torres Orozco, dirigido por Gerardo Daniel Martínez. Todos egresados del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM.
La puesta juega con varios recursos para contar la historia, como son títeres, teatro de sombras y diversos objetos. Pero sin duda el que se lleva el premio mayor son los vestuarios de los entes, que parecen estar inspirados en personajes del cineasta Guillermo del Toro: una araña hecha con una máscara enorme habitada por dos actrices que duplican los diálogos con sus voces, un zorro encantador y la hija del Dios Sol, son algunos de ellos.
La escenografía es versátil y funciona, pero el hecho de que los páneles sean blancos, hace que al interactuar con ciertas luces que muestran su color real nos saque del espacio desértico en el que el resto de los elementos habían logrado introducirnos.
La obra tiene música en vivo a cargo de Francisco Buentello, quien se mantiene en un espacio ajeno al escenario con instrumentos de percusión y viento.
A pesar de lo conmovedor de la historia y lo entrañable de los personajes, el ritmo en la obra --sobre todo en el complicado teatro para niños-- no funciona del todo. Hay poca interacción de los pequeños con el montaje. Casi no se escuchan las risas ni murmullos que suelen caracterizar el teatro para pequeños. El espacio --que es el gran Teatro Helénico-- suma una complicación a la creación de complicidad.
Se agradece que se difundan las historias de nuestro país en este tipo de creaciones. Es importante conocer el pasado para entender el presente y vislumbrar el futuro.
Hay que recordar también que se trata de una obra para niños mayores de 8 años. Es decir, que su complejidad es mayor y los más pequeños pueden no llegar a entenderla o disfrutarla.
Los gemelos en busca del sol se presenta los domingos a las 13:00 horas en el Teatro Helénico (Av. Revolución 1500, Col. Guadalupe Inn). Hasta el 5 de agosto.