En la Tarahumara, narcoimposiciones

miércoles, 11 de julio de 2018 · 10:08
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La oleada morenista no llegó a la Sierra Tarahumara ni a la región noroeste del país. En esas regiones ganaron candidatos del PRI y el PAN, algunos de ellos cuestionados por su presunta cercanía con grupos delictivos que operan ahí. Los capos son quienes controlan la vida serrana. Durante las campañas, era usual ver a hombres con armas largas al costado que ordenaban a los lugareños cómo y por quién votar. Lo mismo sucedió el día de los comicios: acarreos y levantones exprés de opositores al PRI, como en Guachochi. En los 67 municipios de Chihuahua la ciudadanía votó por la renovación de alcaldes y síndicos, así como de los 33 diputados locales, 22 de los cuales son designados por mayoría relativa, por nueve diputados federales y por representantes al Senado. En por lo menos cinco municipios, según la información recabada por Proceso, las bandas criminales apoyaron a candidatos impulsados por el PAN, en detrimento del PRI; en otros apostaron por priistas. En la Tarahumara y el noroeste esos grupos, cuyos sicarios iban armados con cuernos de chivo, cosecharon altos porcentajes de votos. La capital del estado quedó en manos de Acción Nacional, mientras que en el fronterizo municipio de Juárez, el más grande, arrasaron los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia, pese a esos férreos controles. Ahí, los candidatos fueron activistas e indígenas. Las campañas no estuvieron exentas de ejecuciones. Eduardo Aragón Caraveo, dirigente del Partido Encuentro Social en la ciudad de Chihuahua, fue asesinado el 7 de mayo. El día previo hubo una refriega en las inmediaciones de los municipios Ignacio Zaragoza y Gómez Farías, donde murieron nueve personas, entre ellas una candidata a regidora del PRD. Semanas después, 12 perredistas que aspiraban a un cargo en el ayuntamiento de Gómez Farías informaron al Instituto Estatal Electoral (IEE) que se retiraban de la contienda por falta de garantías. Jesús Velázquez Rodríguez, considerado el padrino político del exgobernador César Duarte, fue el candidato del PRI a diputado por el Distrito 22, que comprende municipios serranos, incluidos Guachochi y Guadalupe y Calvo. Él fue alcalde de esta última localidad en el trienio 2004–2007 y se hizo famoso por su papel en la película La ram blanca, protagonizada por Sergio Goyri, al caracterizar al gatillero de un capo. Los candidatos de Juntos Haremos Historia... En Guadalupe y Calvo, la coalición Juntos Haremos Historia, conformada por Morena PT y PES, optó por Hortensia Portillo Ramos para la alcaldía. Portillo, quien trabajaba en el hospital regional, perdió la contienda ante el priista Noel Chávez Velázquez. En Guachochi, conocida como la capital de la Sierra Tarahumara, la candidata fue Francisca Ivonne Contreras Peinado, una activista que ha encabezado protestas para exigir paz en la región; ella incursionó en la política en 2016, después del asesinato de su esposo, su hijo y dos sobrinos en la comunidad La Gobernadora. Ahí, el triunfador fue el priista Hugo Aguirre García. En Gómez Farías, el candidato a la alcaldía fue Blas Juan Godínez Ortega, hijo del médico Juan Blas Godínez Loya, quien fue secuestrado en noviembre de 2017 por grupos delictivos durante uno de los enfrentamientos ocurridos en la región noroeste. Presuntamente los delincuentes se lo llevaron para curar enfermos del grupo La Línea. Godínez Ortega le dio un triunfo a la coalición que llevó a López Obrador a la Presidencia de la República. El líder estatal de El Barzón, Eraclio Rodríguez Gómez, buscó una diputación federal por el Distrito 7 con cabecera en Cuauhtémoc, el municipio con más desapariciones en el sexenio de Duarte. Ganó. A su vez, el activista y empresario Carlos Tena Nevárez obtuvo la alcaldía de Cuauhtémoc, donde el panista Humberto Pérez Holguín intentaba reelegirse. En Balleza el candidato de la coalición fue Rafael Humberto Villalobos Chaparro, un antiguo militante del PRI que renunció a ese partido por la utilización de delincuentes para ganar las elecciones cuando Duarte era gobernador. Villalobos sucumbió ante el priista Roberto Arturo Medina Aguirre. ...Y los de los otros partidos Por lo que atañe al PRI, el partido escogió a Salomé Ramos Salmón para la alcaldía de Chínipas, municipio colindante con Sonora, quien se adjudicó el triunfo.  Ramos Salmón es cuñado de Jesús Alfredo Salazar Ramírez, integrante del grupo delictivo Los Salazares, operador del cártel de Sinaloa, quien fue detenido en 2012. A Salazar Ramírez, la Secretaría de la Defensa Nacional le atribuye múltiples ejecuciones –entre ellas la del activista Nepomuceno Moreno Núñez, registrado el 28 de noviembre de 2011– en Sinaloa, Chihuahua, Ciudad de México y Sonora. El PAN, por su parte, propuso a Sonia Alvarado de Andujo como su candidata a la alcaldía de Namiquipa, ubicada en el noroeste de Chihuahua y considerada como una las zonas más golpeadas por la violencia durante la gestión del panista Javier Corral Jurado. Al cierre de esta edición las autoridades electorales aún no declaraban vencedor, pues la diferencia entre Alvarado y el priista Óscar Barraza Robledo era de sólo 23 votos. El alcalde saliente, Ramón Alonso Enríquez, del PRI, según los lugareños, es uno de los principales impulsores de la candidata panista. Alonso Enríquez ha sido cuestionado por las detenciones de agentes municipales que protegían o eran parte del grupo criminal de Carlos Arturo Quintana, El 80 –líder de La Línea, una célula del cártel de Juárez–, detenido a mediados de mayo pasado. En Bachíniva, la priista Irma Delia Morales Mendoza, quien actualmente ocupa la alcaldía, buscaba la reelección. Al final dejó el ayuntamiento, que ahora gobernará el PAN. De acuerdo con Alonso Bassanetti Villalobos, consejero de la Comisión de Seguridad en el Instituto Estatal Electoral por lo menos cinco municipios –López, Jiménez, Ignacio Zaragoza, Temósachi y Madera– registraron intimidaciones, amenazas o ambientes violentos durante las campañas. Asimismo, cuatro candidatos solicitaron protección en Parral, Juárez, Guachochi y Camargo. Este texto se publicó el 8 de julio de 2018 en la edición 2175 de la revista Proceso.

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