Griezmann, de promesa no deseada a estrella más querida

lunes, 16 de julio de 2018 · 11:33
PARÍS (Proceso).- En vísperas de la Copa del Mundo de Rusia 2018, un canal televisivo francés difundió un reportaje sobre la epopeya de la selección gala en 1998. En el programa aparece el video de un entrenamiento del equipo que hace 20 años se coronó campeón por primera vez. En las imágenes se aprecia a dos niños pidiendo autógrafos a estrellas del momento, como Thierry Henry y Frank Leboeuf. Entre los pequeños estaba un güerito con la playera azul que siempre soñó portar en la final de un Mundial. Ese niñito se llama Antoine, Antoine Griezmann. La historia es hermosa: veinte años después, ese pequeño se convirtió en estrella de la selección y como sus admirados jugadores, en campeón del mundo. Sin embargo, las puertas del futbol francés se le cerraron cuando comenzó su carrera. El joven Griezmann nunca logró integrar las fuerzas básicas de alguno de los clubes franceses. ¿La principal razón?, su estatura. Le fue difícil destacar en un país en el que cree más en la fuerza física y en un futbol de contacto que en la inteligencia. Refugiado en España Fue hasta que un tal Eric Olhats, simple entrenador de jóvenes en un equipo amateur, creyó en él. Le propuso hacer unas pruebas del otro lado de la frontera, en San Sebastián, en el País Vasco español. Ahí, en el club de la Real Sociedad, su talla no fue un problema. Con los txuri urdin (blanquiazules), Griezmann se convirtió en uno de los jugadores más prometedores. Rápidamente subió de categoría hasta ganarse un lugar en el primer equipo, a lado del mexicano Carlos Vela. En la campaña 2012-2013, el club termina en cuarta posición, gracias a las 23 anotaciones del joven galo. Con el tiempo y la experiencia, se convirtió en un atacante clave. El francés llevó a la Real Sociedad hasta la Liga de Campeones. Sin embargo, la playera le quedo corta y fue fichado por un club madrileño, para jugar bajo las órdenes del argentino Diego Simeone en el Atlético, club en el que todavía es pieza fundamental, pese a que el Barcelona lo pretendía.  Con la casaca francesa, la historia es más complicada. En 2012 se enfrentó al primer reto de su carrera: después de una derrota ante Norugea con la Sub-23, una escuadra de cuatro jóvenes se fue en taxi en un antro parisino. Entre ellos, Griezmann. El hecho mereció a las jóvenes promesas un castigo de varios meses. El ser separado de su selección representó un freno para la carrera de Antoine. Más tarde, Griezmann es convocado por el actual entrenador de Francia, Didier Deschamps, para integrar al plantel que enfrentó el Mundial de Brasil 2014, competencia en la que tuvo poca actividad. Detrás de Messi En el conjunto madrileño, Antoine se convirtió rápidamente en indiscutible titular al grado de ser considerado como uno de los mejores delanteros del futbol español. No obstante, 2016 es un año ambivalente para él: si bien alcanzó la final de la Liga de Campeones de Europa y la final de una Eurocopa, ambas las perdió ante el Real Madrid y Portugal, respectivamente. Su desempeño le llevó a terminar en tercer lugar por el Balón de Oro en aquel año, justo detrás de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.  Hoy, el delantero de 27 años es imprescindible en la selección de Francia, ese que el domingo 15 venció a Croacia y se coronó por segunda vez campeón del mundo. Este texto se publicó el 15 de julio de 2018 en la edición 2176 de la revista Proceso.

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