Morelos: entre inseguridad, autodefensas y reparto de culpas

viernes, 27 de julio de 2018 · 12:45
CUERNAVACA, Mor. (apro).- El surgimiento de grupos de autodefensas en los Altos y Oriente de Morelos, ha generado diversas reacciones: negación de las autoridades, admisión a medias, asombro, solidaridad, presencia del Ejército y videos de supuestos grupos delincuenciales que han comenzado “la limpia” de presuntos delincuentes. De ello, el encargado de la seguridad pública de Morelos culpó a los candidatos que en la reciente campaña electoral prometieron desaparecer el Mando Único. Y uno de los más destacados en esa crítica fue Cuauhtémoc Blanco Bravo. En tanto, organizaciones de defensa de los derechos humanos y empresariales, condenan la utilización del Ejército en el combate a los grupos delincuenciales. Y es que, en esta semana, los municipios de las regiones de Los Altos y Oriente vivieron el sufrimiento de grupos organizados para defenderse de la inseguridad que les aqueja. Aunque llevan varios años organizados, el arribo de una banda de “colombianos” que comenzaron a extorsionar, combinado con el abigeato y los robos e intentos de secuestro, hicieron que incluso se cerraran los accesos y se instalaran trincheras. En Tlalnepantla, al norte de la entidad, en los límites con el Estado de México, desde hace un mes decidieron controlar los accesos al municipio. Con rifles de bajo calibre, debidamente registrados, los “autodefensas” decidieron controlar los accesos para saber quién entra y cuál es el objeto de la visita o el paso. La negación de esto fue la única reacción del gobierno del estado. El sábado pasado, desde la mañana, en Atlatlahuca, Totolapan y Tlayacapan, pobladores instalaron “puestos de vigilancia”, que consisten en un manteado con sillas y en algunos lugares costales llenos de arena a manera de trincheras. En esos puestos, hombres esbozados y con armas de bajo calibre se dirigen amablemente a quienes pasan para pedirles que se identifiquen y digan por qué están ahí y a dónde van. La mayoría de los automovilistas reaccionan con sorpresa y miedo. Hacen caso a las instrucciones y luego prosiguen su camino o se dan la vuelta y regresan por donde vinieron. “Hasta el momento no ha pasado nada. Mire, el problema es que aquí hay unos cabrones colombianos que nos están chingando. La semana pasada nos hirieron a un chofer (de transporte colectivo de pasajeros) allá en Cuautla. ¿Por qué? Porque no queremos pagarles (derecho de) piso”, dice un hombre de edad media con un pañuelo en la cara, lentes y un sombrero. A esta medida se sumaron los municipios de Yautepec, Ocuituco, Zacualpan de Amilpas, Temoac, Jantetelco, Ayala, entre otros. Pero en Tetela del Volcán y Hueyapan, en las faldas del Popocatépetl, donde hace unos ocho años comenzó todo este movimiento, la situación fue tan complicada, que el lunes pasado sitiaron la ciudad de Cuautla. Durante siete horas bloquearon todos los accesos a ese municipio y reventaron la circulación en el oriente de la entidad. La situación llegó a tal grado de tensión, que automovilistas estuvieron a punto de liarse a golpes con los inconformes ante la ausencia e indiferencia de las autoridades. Sólo un grupo de policías federales, destacamentados en el acceso a Cuautla, pudieron mediar más o menos con éxito ante la rabia de ciudadanos de ambos lados, enfrentados por el bloqueo. Luego acudieron funcionarios menores del gobierno de Graco Ramírez, mismos que fueron retenidos y llevados contra su voluntad a Hueyapan, el recién creado municipio indígena. Hasta allá tuvieron que ir otros funcionarios del gobierno estatal, y representantes del ejército y la policía federal. El acuerdo fue, un destacamento del Ejército mexicano en Tetela y otro en Hueyapan. El gobierno niega la realidad Dentro del gobierno estatal, la presencia de estos grupos ha provocado diversas reacciones. Algunos, como el secretario de Gobierno, Ángel Colín López, no han tenido otra que admitir su existencia e incluso que están armados. Pero otros, como el comisionado estatal de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, no sólo ha negado su presencia, ahora también ha culpado al gobernador electo Cuauhtémoc Blanco Bravo, de lo ocurrido. En conferencia de prensa, aseguró: “Hemos logrado la detención de centenares de personas ligadas al crimen organizado, hemos erradicado prácticamente al grupo de los Guerreros Unidos, que operaba particularmente en la zona metropolitana y el oriente del estado, hemos disminuido hasta en un 90% la operación y poderío que tenía el Cártel de los Rojos, que dirigía Santiago Mazari; y hemos desarticulado en su totalidad a grupos delictivos que operaban de manera especial en el oriente del estado, como es La Familia Michoacana”. Según el funcionario “los espacios dejados por esos delincuentes” son ocupados por excolaboradores locales que burlaron la ley o por “criminales de otros estados que buscan alianzas con los locales”. Pero fue más allá, al asegurar que las “expresiones vertidas en la campaña electoral” por aquellos que prometieron acabar con el Mando Único, particularmente la de Cuauhtémoc Blanco, son los responsables: “Generan dos fenómenos: por un lado, desequilibrio interno en las instituciones, principalmente las policiacas, en donde los elementos empiezan a futurear, a crear reuniones y organizaciones relajando su actividad diaria; y por otra parte, una evidente intención de grupos criminales, particularmente de otras regiones del país, a venir y establecerse, dados los múltiples mensajes públicos de cambiar y modificar los esquemas de seguridad y las estrategias que para el combate a la delincuencia organizada, han sido exitosas”, aseguró. Luego habló sobre un mensaje supuestamente del Cártel Jalisco Nueva Generación, que –aseveró-- “no fue grabado en Morelos”. Dicho mensaje se hizo llegar con un video en el que aparece un hombre rodeado de presuntos sicarios, todos armados. El hombre al mando se identifica como el “Comandante Flores” quien advierte: “Este aviso va contra el Secretario de Seguridad Pública por estar cubriendo a la gente culera que está dando piso a los taxistas de Temoac, Amilcingo y Huazulco. Y también es contra esos culeros que están molestando a la gente que trabaja. Vengo por ti Rodolfo (inaudible) e hijos. ¿No te bastó lo del lunes, hijo de tu puta madre? Vengo a limpiar a los servidores públicos y lacras. Ya tenemos ubicados a los culeros que se pasaron de verga con los menores de edad. Estamos aquí por el Patrón, el Viejón. Atentamente, Comandante Flores, Cartel de Jalisco Nueva Generación”. Capella Ibarra, cerró su rueda de prensa con una siguiente solicitud al equipo de transición de Cuauhtémoc Blanco: “Hago un muy respetuoso y atento exhorto para que los responsables del equipo de transición del partido ganador de las elecciones del 1º de julio, se acerque a través del Grupo de Coordinación Morelos (…) para que vayan conociendo la realidad delincuencial, los retos, las amenazas, los avances y las asignaturas que están pendientes”. Asimismo, refrendó que el Ejército, la Marina Armada, la Policía Federal y otros organismos federales, “seguirán coadyuvando en el mantenimiento de la seguridad” en varias zonas del estado. Con ello, admitió que el Mando Único, expulsado prácticamente de varias zonas por los grupos organizados, ha fracasado. Sociedad civil defiende las autodefensas En respuesta, diversas organizaciones de la sociedad civil calificaron como “muy mala estrategia” el proceso de militarización. “La presencia del Ejército en el oriente y los Altos está mal. La militarización de la seguridad pública sólo lleva a mayores niveles de violencia y violación de derechos humanos”, dijo José Martínez Cruz, vocero de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos (CIDHM). En tanto, que calificó los procesos de autodefensa “como una respuesta de los pueblos, las comunidades y las y los ciudadanos a la omisión del Estado de garantizar una seguridad ciudadana con respeto a los derechos humanos”. Por ello, pidieron respeto y se pronunciaron en contra de que la respuesta a la terrible violencia que vive la entidad sea la presencia de militares en las calles, los caminos y los pueblos. De su lado, Jorge Matar Vargas, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), afirmó que la militarización es “una mala señal”. Lamentó que se haya llegado a ese extremo, ante lo que calificó como “falta de coordinación gubernamental”. Al ejército, dijo, “no lo vemos como una solución permanente, tal vez necesaria, pero temporal, mediante una presencia de rondines en la región”. Aseguró que “no es una buena señal que el Ejército esté en las calles, esa es la realidad, pero ante el surgimiento de las autodefensas en la región Oriente del estado, es una solución temporal viable. Nosotros seguimos pensando que la estrategia del Mando Único debe de funcionar bajo ciertos esquemas muy puntuales, como el darle el seguimiento en los municipios y que se atienda de manera prioritaria los delitos que más afectan a los ciudadanos, como la extorsión o los plagios. No creemos que el Ejército en las calles sea una solución permanente a la inseguridad en la región", refirió. Pero la presencia del Ejército no ha detenido el proceso de autoorganización de comunidades, pueblos y municipios para proteger su patrimonio y su seguridad. Hace un mes, el doctor José Manuel Mireles Valverde, acudió a Morelos a presentar su libro y aprovechó para reunirse con diversos grupos organizados que se dijeron listos para tomar su seguridad en sus propias manos. Esta misma semana, a través de sus cuentas de redes sociales, el fundador de las autodefensas en Michoacán, saludó la acción organizada en Morelos: “En el Pueblo de Tlayacapan los Autodefensas hacen frente a un grupo de ‘colombianos’ que exigían cobro ‘por derecho de piso’ a comerciantes, restauranteros y hoteleros, si la autoridad no cumple su obligación, la sociedad organizada retoma la tranquilidad de sus comunidades”.

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