La serie de Bolado sobre el 68, ocho años guardada

viernes, 10 de agosto de 2018 · 12:52
El pasado 1 de agosto, TV-UNAM estrenó la serie televisiva Verano del 68, dirigida por Carlos Bolado, sobre el movimiento estudiantil de hace 50 años. El cineasta había realizado filmaciones hace 10 años, pero una “censura muy sutil” impidió su proyección, en parte debido a que se impuso la trama amorosa de una pareja sobre la investigación de un periodista, Julio Cantú (en realidad Julio Scherer García), interpretado por Rodrigo Murray. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La serie de televisión Verano del 68, del destacado cineasta Carlos Bolado, nació junto con su película Tlatelolco (los dos proyectos los filmó de manera simultánea entre diciembre del 2009 y febrero del 2010), pero durante ocho años no salió a la luz la idea televisiva porque “fue una censura muy sutil”, relata el realizador del largometraje Colosio, el asesinato. Ahora TV UNAM, cuyo titular es Armando Casas, rescata el proyecto para la pantalla chica, ya que la Universidad Nacional Autónoma de México es coproductora de la serie y del largometraje; cabe recordar que este último se estrenó, “con muchos cortes”, hacia 2012. Los productores de la cinta (Eliza Salinas y Fernando Sariñana) no aceptaron el primer corte de la película de Bolado, donde aparece el periodista Julio Scherer García –interpretado por el actor Rodrigo Murray–, porque les importaba más la historia de amor de la trama, destaca Bolado. Ahora en Verano del 68 sí se incluye al director fundador de Proceso con la finalidad de rendirle un homenaje. TV UNAM estrenó el 1 de agosto Verano del 68, integrada por 13 capítulos de 30 minutos cada uno. Se podrá ver en el canal y su página de internet cada miércoles y viernes a las 21 horas. Está basada en los hechos reales del movimiento estudiantil de 1968, donde actúan Juan Manuel Bernal, Cassandra Ciangherotti, Armando Hernández, el mismo Murray, César Ramos, Roberto Sosa, Teresa Ruiz, y Christian Vázquez, entre otros. La parte de ficción se centra en dos enamorados de diferentes estratos sociales que participan en las protestas estudiantiles previas a los Juegos Olímpicos de ese año en la Ciudad de México. El padre de ella trabaja para el gobierno del presidente en turno, y el hermano del chico es miembro de la policía judicial. La pareja enfrenta profundos dilemas morales e ideológicos y se rebela ante un sistema que considera autoritario. El relato de amor se entrelaza con la investigación periodística que efectúa el reportero Julio (Murray). En febrero del 2010, Murray explicó a este medio (Proceso, 1737) que Bolado lo buscó para recrear al periodista Scherer “quizá porque tengo la edad, 40 años, en la que el personaje asume la dirección del periódico Excélsior en 1968”. Luego el actor dedujo: “También considero que lo hizo por un cierto parecido, aunque no somos iguales, pero tampoco se hace una caracterización. De hecho, el periodista en la ficción no se llama Julio Scherer, sino Julio Cantú. El apellido es un juego de palabras, tomado de una anécdota que narra el otro fundador de la revista Proceso, Vicente Leñero, en su libro Los periodistas, de que en pleno conflicto de Excélsior con el gobierno de Luis Echeverría, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, entonces jefe de prensa del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, ‘como amigo’ y de manera extraoficial, llamó a Scherer para decirle que el problema podría aliviarse ‘si dejas de escribir tu segundo apellido’. De ahí, Scherer concluyó: ‘Qué estúpido soy, claro, mi segundo apellido es García. Quieren que Gastón García Cantú deje de escribir en Excélsior. Eso es. Qué estúpido soy’.” Bolado, también realizador del documental Promises (Promesas), nominado al Óscar en su categoría, rememora en entrevista que con Carolina Rivera (guionista del largometraje Tlatelolco), Luis Felipe Ibarra y él trabajaron para incluir más personajes e información en Verano del 68: “Metimos la historia de la poeta uruguaya Alcira Soust Scaffo, quien permaneció varios días encerrada en el baño de mujeres de la Torre 1 de Humanidades al borde de la locura, tras refugiarse cuando entró el Ejército a CU. Esa famosa leyenda la comenta Roberto Bolaño en su libro Amuleto. Eso no está en la película. En la serie queda más abundante la toma de la UNAM, en fin, se agregan muchas cosas que yo dije que se tenían que rodar y recuperar.” Ahí se aborda más el papel del gobierno y los periodistas (Proceso, 1874). –¿Cómo es que Verano del 68 estuvo “censurada sutilmente”? –La serie de repente fue comprada por el Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA), de la Secretaría de Gobernación, ahora llamada Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR). HBO se interesaba en adquirirla, y lo mencioné, y el OPMA la obtuvo rápidamente, no supe nunca la cantidad, pero superó la parte de HBO, supongo, por obvias razones, y dijeron que la estrenarían en abril del 2013. ¡No pasó nada!, y de repente ya no dieron fecha. Pregunté y su respuesta fue que se estrenaría ‘un día de estos’. Llegamos al 2014, 2015 y 2016 y señalaron que ya no se iba a estrenar nunca. ¡Imagínate! y pagaron por ello. En 2017, nada, y de repente llega el 2018, justo en los 50 años del aniversario del movimiento estudiantil. Fui a ver a Armando Casas, director de TV UNAM, y me preguntó qué había pasado con la serie, le conté todo lo que sabía, y señaló que la UNAM es coproductor y tenían el derecho de estrenarla, y así fue. De la Máxima Casa de Estudios participó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), la Filmoteca y TV UNAM. El documental “1968” Antes de filmar la película y la serie, Bolado se dedicó a investigar todo lo del movimiento estudiantil y creó el documental 1968, el cual se transmitió en 2008, e informa que ha hecho una nueva versión para Canal Once: “Por los cincuenta años lo transformé en tres capítulos de cincuenta minutos. Tenía testimonios de muchas personas del movimiento que ya fallecieron, como Raúl Álvarez Garín, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca y otros más. Deseaba ampliar un poco sus entrevistas, y se hizo. Va a salir en septiembre en esta emisora del Instituto Politécnico Nacional. “Primero desarrollé el documental 1968 porque quería saber todo. Hablando con los productores de la película les dije: ‘La historia es mucho más complicada, mucho más larga, mucho más interesante, tiene que ser coral y polifónica, tiene que haber más personajes para realmente entender lo que fue el movimiento estudiantil y lo que sucedió’.” A los productores del largometraje les propuso la serie: “Me tacharon de loco. Me preguntaron: ¿con qué dinero?, que no iba a alcanzar. Les planteé que elaboraría la serie en las nueve semanas que rodaría el filme, y con el mismo presupuesto. Entonces se hizo primero una miniserie, histórica, cuando no había este boom de las series, era de seis episodios que luego se convirtieron en trece.” Bolado enfatiza que siempre pensó que el largometraje “sería el bocadillo, y la serie, el guisado”. Sigue: “Estaba seguro de que iba a ser una película exitosa y luego saldría la serie. Las cosas empezaron a estar mal desde el momento en el que yo llegué con mi primer corte, no fue aceptado y me hicieron reeditar la película durante cuatro o cinco meses quitando todas las historias paralelas, sobre todo las que tenían que ver con don Julio Scherer. Las historias de los periodistas. Nos centramos en la historia de amor, ya ahí fue un corte consensuado entre dirección y producción. “Se pudo realizar la serie porque conseguimos el apoyo de la UNAM completamente, gracias a que soy exalumno del CUEC. Armando Casas en ese momento era el director de esa escuela y Fernando Sariñana consiguió apoyo con el Instituto Nacional del Cine Argentino, y pudimos obtener un presupuesto más alto. “¡En nueve semanas hicimos la serie y la película!” Rememora: “La película se estrenó y fue criticada, no lo niego. Ahí me faltó más historia de lo que es el movimiento estudiantil. Pero pensé que la serie me iba a reivindicar.” Deseaba destacar en Verano del 68 que en ese 1968 había esperanza: “Pero pasó lo de la noche negra de Tlatelolco, los encarcelamientos, la guerra sucia y todo lo que sucedió en los setenta. Había opciones y de repente se fue todo al traste. Es muy importante que pensemos en esto para el futuro. Si hay un cambio real en el país, se deben abrir puertas para que se pueda hablar de estas historias, de desclasificar archivos y empiecen a salir muchas verdades que no han salido. En el gobierno de Vicente Fox se intentó juzgar y todo se silenció. Lo que sucedió en estos años no lo hemos podido contar. En Estados Unidos se ha realizado un sinnúmero de películas de la guerra de Vietnam y de los escándalos de Nixon, etcétera, y aquí no hablamos nada de nuestro país. “Hay tres películas que hablan de 1968. No se ha podido avanzar porque siempre ha estado el miedo, la censura o la autocensura. Aunque pensé que no había ningún problema, porque habían pasado muchos años del movimiento estudiantil, y sucedió lo de la serie: ¡No se estrenaba!. Y no está mal que salga al aire a los cincuenta años.” –¿Qué fue lo más difícil de recrear? –Siempre es muy complicado recrear la época. Soy muy obsesivo en todo para poder ser fiel a una etapa del pasado. Fue muy difícil escoger las locaciones. La matanza también fue trabajosa, es una cuestión de producción. Nos prometieron unos tanques de combate. Fui a hablar con el Ejército, me dijeron que sí, luego se negaron. Reproducimos la matanza con pocos extras y fue el llamado más largo. Me encerré en la Plaza de las Tres Culturas. Dije: ‘Es ahora o nunca’. Todo lo que sucede en la plaza y en los departamentos fue filmado en día y medio, nos llovió, en fin. ¡Fue un reto! Era un equipo muy bueno, peleó por laborar lo mejor posible. Grabé todavía en cine, ahora ya no se filma en cine. Armando Casas elogia a Verano del 68 (Ricardo Raphael presenta cada capítulo), que forma parte del programa M68 de la UNAM: “Los muy jóvenes no conocen mucho ese momento, el cual es un parteaguas en la historia contemporánea de México. Una serie de ficción como la de Bolado recrea muy bien la época y representa a estudiantes universitarios, además que esté ahí la gente del Batallón Olimpia, el secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez, el presidente de México de entonces Gustavo Díaz Ordaz, o personajes tan emblemáticos de la época como Julio Scherer y Heberto Castillo, en fin. “Creo que rápidamente acerca a las nuevas generaciones a esa etapa. Sí provoca el interés por conocer más la historia e ir a los documentos. La serie deja muy claro lo que pasó.”    Este texto se publicó el 5 de agosto de 2018 en la edición 2179 de la revista Proceso.

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