CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El poderoso tifón Jebi arrasó el martes pasado la mitad occidental de Japón, dejando un saldo de al menos 10 personas muertas y más de 300 heridos, según cifras del ministro portavoz del Ejecutivo, Yoshihide Suga. De acuerdo con medios locales que no descartan que la cifra de víctimas mortales aumente, la mayoría de quienes perecieron sufrieron caídas causadas por las fuertes ráfagas huracanadas o resultaron golpeados por objetos proyectados por el viento. Jebi atravesó el archipiélago desde el suroeste hasta el norte y ha ido perdiendo fuerza hasta convertirse en una tormenta. Sin embargo, ya se le considera el tifón más poderoso en llegar a Japón en los últimos 25 años, y ha dejado a su paso lluvias torrenciales, desbordamientos de ríos y vientos que han superado los 220 kilómetros por hora, lo que además ha causado cuantiosos daños materiales en edificios y vehículos y caos en los transportes. Aerolíneas niponas cancelaron casi 800 vuelos entre ayer y hoy, y el aeropuerto más afectado es el de Kansai en Osaka que resultó inundado al estar construido en una isla artificial en el mar. Además, un petrolero chocó con el puente que une el lugar con tierra firme, lo que dejó varadas a cinco mil personas que pasaron la noche sin electricidad ni aire acondicionado y han sido evacuadas esta mañana en 25 autobuses y un ferri movilizado por bomberos y la Guardia Costera para trasladarlos al aeropuerto de Kobe, situado más al oeste. El aeropuerto permanecerá cerrado indefinidamente, después de que las compañías All Nippon Airways, Japan Airlines y Peach Aviation cancelaron 184 vuelos nacionales e internacionales. Según el diario Yomiuri, la reapertura del aeropuerto puede tardar en llegar varios días, dependiendo de los daños. Debido a los fuertes vientos provocados por Jebi, el tráfico por carretera se volvió casi imposible pues camiones y vehículos más ligeros fueron arrastrados o volcados. El tráfico ferroviario vuelve a l normalidad poco a poco. La región de Osaka ha sido la más afectada con numerosos edificios dañados, postes eléctricos rotos, árboles arrancados y tejados destrozados, como en la estación de Kyoto. Según la agencia de prensa Jiji, cinco de los fallecidos se hallaban en esa zona. Unos 2.4 millones de hogares y edificios sufrieron cortes de electricidad, sobre todo en Osaka y en zonas limítrofes, como Kioto, por lo que durante la noche las compañías energéticas trabajaron para restablecer el suministro de casi el 50% de los inmuebles afectados. La agencia Jiji también informó que alrededor de 16 mil personas pasaron la noche en refugios después de que las autoridades recomendaran evacuar sus casas a 1.2 millones de habitantes. Un grupo de 160 alumnos de primaria que se encontraba en un alojamiento rural de Kioto quedó incomunicado por el bloqueo de carreteras por árboles derribados. Dos de los niños tuvieron que ser trasladados esta mañana en helicóptero debido a que enfermaron durante la noche, según fuentes de la Junta Educativa de la localidad citadas por la agencia de noticias Kyodo. Compañías como la subsidiaria de Toyota Motor, Daihatsu Motor, han detenido la producción en las fábricas ubicadas en Kioto y Osaka y la tecnológica Panasonic, suspendió el trabajo en la prefectura de Shiga. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, canceló un viaje programado a Kyushu, isla al sur de Japón, para supervisar la respuesta del gobierno al tifón y garantizó, desde su página de Facebook, que harán "todo lo posible" para desplegar los servicios de emergencia y reconstruir las infraestructuras dañadas. Japón sufre año con año los embates de tifones en verano, pero este ha sido particularmente difícil. Hace mes y medio, lluvias sin precedentes provocaron inundaciones nunca vistas y deslizamientos de tierra que dejaron 220 personas muertas. Además, una ola de calor húmedo golpeó al país en julio, lo que causó 119 muertos y 49 mil hospitalizados. Hace dos semanas, el tifón Cimarron pasó por el oeste del país dejando también fuertes lluvias. Con información de El País