¿NAIM o Santa Lucía? Una consulta inédita
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Entre el jueves 25 y el domingo 28 de octubre se realizará una “consulta inédita” que contará con mil 300 a mil 500 mesas de votación en 538 municipios del país para determinar si se continúan los trabajos del NAIM en el exlago de Texcoco, se elige otro sitio –como la base militar de Santa Lucía– o se opta por una posible tercera vía que incluya un reforzamiento del Sistema Aeroportuario Metropolitano que implica una inversión de 5 mil millones de pesos para incrementar la capacidad del Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
Para realizar el cómputo y la vigilancia de los participantes de la consulta el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, le solicitó su participación a la fundación Arturo Rosenblueth, dirigida por Enrique Calderón Alzati, quien ya antes había organizado el plebiscito capitalino de 1993 para definir si el jefe de Gobierno era electo o designado por el presidente de la República en turno.
Junto con la consulta se realizará una encuesta domiciliaria, también a cargo del gobierno electo, para tener “dos instrumentos” de decisión frente a la posibilidad de Texcoco o la base aérea de Santa Lucía.
El vocero del próximo gobierno, Jesús Ramírez Cuevas, afirmó que “habrá dos instrumentos: una consulta abierta en las urnas, acompañada de información con ventajas y desventajas de las opciones de Santa Lucía y el NAIM. Por eso se realizará durante cuatro días. La gente se llevará los folletos que estarán en las casillas y podrá regresar para emitir su voto. Y, además, se realizará una encuesta domiciliaria”, cuyos detalles de costo, cobertura y reglas se darán a conocer este lunes 15.
Calderón Alzati dice a Proceso: “La consulta no es un ejercicio estadístico. Es un ejercicio democrático para plantearle a la gente que quiere participar y que quiera dar su posición respecto al Nuevo Aeropuerto. Esta consulta es inédita porque nunca se había hecho a iniciativa de un presidente electo”.
–¿En qué radica este carácter inédito? –se le pregunta.
–Las consultas que antes habíamos realizado se llevaron a cabo desde la sociedad civil y en contra del gobierno en turno. En 1993, Salinas de Gortari estuvo en contra del plebiscito capitalino. Las dos consultas que realizamos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fueron al margen de la autoridad gubernamental. Este es el inicio de una transformación, donde lo importante es la democracia, que el gobernante pregunte antes de tomar una decisión.
–Hay muchas críticas desde los medios de comunicación porque no será una consulta representativa de toda la población, porque es un asunto “técnico”; en fin, han descalificado el ejercicio. ¿Qué opinión le merecen estas críticas?
–La consulta será representativa de quienes participen. No pretende ser una consulta de todo el padrón. Antes, quienes gobernaban eran de derecha. Los medios que tradicionalmente apoyaban a estos gobiernos ahora apoyan la posición de las empresas, la ideología del mercado que está en contra de este tipo de medidas. Espero que López Obrador no sea el único que decida consultar una decisión a la sociedad, sino que este tipo de ejercicios se vayan haciendo cada vez más comunes entre otros niveles de gobierno.
–¿Qué opina de quienes dicen que ésta debe ser una solución técnica solamente?
–No entienden qué es la democracia. Las decisiones las debe tomar el pueblo para beneficio del pueblo. No se necesita ser un científico para saber si la decisión de Texcoco afecta o no los derechos de los pueblos originarios de la región o si va a afectar el medio ambiente. Si tomamos una decisión equivocada, también de ahí aprenderemos. Para eso son las consultas.
–¿Cómo se decidió que fuera la Fundación Rosenblueth la responsable del recuento de los votos?
–Nosotros fuimos invitados directamente por López Obrador. Él ya nos conocía del plebiscito que organizamos en la Ciudad de México. Él sabe que no hubo riesgos y confió en nosotros. Es una relación que viene de años atrás.
–¿Qué opina de las recientes encuestas, como la de Consulta Mitofsky, que señalan un desinterés de los ciudadanos mexicanos en la consulta del Nuevo Aeropuerto?
–Son válidas, son ejercicios de sondeo. Todo este tipo de mediciones ayudan.
Encuestas y redes sociales
En los últimos días de septiembre y desde la primera semana de octubre, la polarización entre las opiniones expresadas en las redes sociales, abiertamente más favorables a la consulta y a la opción por defender el Lago de Texcoco, han contrastado con las opiniones en los medios electrónicos y con las encuestas realizadas por compañías privadas.
En su tercera encuesta sobre el NAIM, difundida el domingo 7, Consulta Mitofsky reveló que la opción de Texcoco seguía adelante “dos a uno” sobre la de Santa Lucía, y más de seis de cada 10 personas opinaron a favor de que López Obrador consulte a la población.
Según la misma encuesta, 65% se expresó “poco o nada interesado” en el tema, y 51.3% “muy o algo interesado”.
En septiembre de este año 42.5% estaba a favor de Texcoco y bajó levemente a 39.3% en octubre. Paradójicamente, también disminuyó el apoyo a Santa Lucía: pasó de 19.4 a 16.5%, según Mitofsky.
En mayo pasado, antes de las elecciones presidenciales, Parametría lanzó un sondeo en el que seis de cada 10 personas consideró que el Nuevo Aeropuerto es “una obra que podría esperar”; en septiembre, 64% de los encuestados en la Ciudad de México estaba de acuerdo con la construcción del aeropuerto en Texcoco.
En contraste, en la última semana de septiembre y en la primera de octubre, un monitoreo de redes sociales reflejó que la campaña #YoPrefieroElLago generó 24 mil 552 interacciones en 9 mil 250 cuentas de Twitter, y lo convirtieron en tendencia.
“La comunidad de la plataforma (de Twitter) creció exponencialmente conectando nodos que antes estaban dispersos… Nuevos actores se integran a la discusión desde el posicionamiento #YoPrefieroElLago, actores que previamente sólo habían participado promoviendo el aeropuerto en Santa Lucía o celebrando la consulta”, indicó el análisis de redes sociales, al que tuvo acceso este semanario.
Este texto se publicó el 14 de octubre de 2018 en la edición 2189 de la revista Proceso.