Familias migrantes "huyen" de Oaxaca hacia Veracruz para desmarcarse de "infiltrados"

viernes, 2 de noviembre de 2018 · 18:37
DONAJI, Oax. (apro).- La caravana de migrantes centroamericanos abandonó territorio oaxaqueño porque en esta población no hay las condiciones para una atención adecuada y, además, no quieren mezclarse con otros grupos que realizan disturbios. “Lo mejor sería que nos dejaran seguir adelante a nosotros, porque a la otra caravana, sí, en verdad, no la queremos esperar porque vienen haciendo disturbios”, puntualiza el hondureño Alan Garita, quien viaja con su esposa e hija. En espera de un jale (aventón), el migrante explica: “Somos los mismos seres humanos. Venimos de Centroamérica. Somos de Honduras, Guatemala y El Salvador, pero vienen haciendo más disturbios. Nosotros no hicimos disturbios. Se vinieron dando disturbios después de la frontera de México, porque hay gente infiltrada y no nos gustaría que nos vincularan con ellos”. Añade: “Nosotros venimos en una caravana aparte. Venimos más tranquilos. Venimos familias completas y a nosotros no se nos ha dado por la violencia. Por eso vamos avanzando para que no se peguen a nosotros”. Al llegar a esta comunidad, Mirian Torres, de La Ceiba, Honduras, se instaló en el campo deportivo, pero al no tener las condiciones para permanecer ahí decidió levantar sus pocas pertenencias, junto con sus cinco hijos. “La mayoría de la gente ya nos vamos a Acayucan. No hay condiciones para estar aquí. No queremos que nos pase lo que pasó ayer, donde casi nos inundamos con la lluvia. Estábamos entre charcos y lo mismo nos puede pasar aquí”. Al comentarle que la ruta que seguirán es peligrosa, suelta: “Vamos a caminar hasta donde Dios diga, hermano. Cuando vas con el rey de reyes nada pasa. Si vas pensando en la maldad, es lo que te va a pasar”. Prosigue: “Yo soy una mujer muy positiva. La primera vez que me fui a Estados Unidos, me decían: ‘te van a matar, te van agarrar los de aquí y los de allá’, pero gracias a Dios nada me pasó y llegué a Nueva York y ahora regresé de vuelta a Honduras por mis hijos”. Confiesa que regresó hace ocho meses a su país porque su madre enfermó de cáncer y ya no se puede hacer cargo de sus cinco hijos, “y ahora aquí vamos en condiciones no tan buenas, pero ahí vamos. Pese a todo están contentas porque van con su madre, pues. El mal de uno es el mal de todos”, dice Miriam. A su vez, Norma Villeda se queja que anoche, en el campo de futbol de Matías Romero, vino la lluvia y todo se le mojó. “En medio del aguacero salimos a buscar un refugio y no había dónde meterse. Aguatamos el agua casi toda la noche y amanecimos en la calle. Como ve, hay muchos niños enfermos, unos con calentura, y nos vuelve agarrar el agua aquí, ¡imagínese! Esto no es para los niños, sería terrible”. Los mismos organizadores del éxodo que pedían no irse a Acayucan, Veracruz, a menos que lo hicieran bajo su propio riesgo, dos horas después ayudaban a buscar transporte a mujeres con niños para trasladarse. A las 11 horas de este viernes, más de tres mil migrantes abordaron tráileres, camionetas, autobuses y todo tipo de transporte para llegar a tierras veracruzanas. Desde un altavoz, un integrante de la caravana informaba: “Nos vamos a la parroquia de Acayucan. Allá nos está esperando el padre. Vamos a conseguir el raite para las mujeres primero, porque la mayor parte de la gente se nos adelantó y vamos a poner orden. La gente ya no está haciendo caso. Nos vamos todos”.

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