Juárez, el fallido laboratorio de la militarización contra la violencia

jueves, 22 de noviembre de 2018 · 10:59
CIUDAD JUÁREZ (APRO).- Justo cuando Ciudad Juárez lleva una década como laboratorio fallido de estrategias de militarización contra la violencia y el crimen organizado, el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pretende mantener a las fuerzas armadas en las calles del país, como policías fortalecidas con reformas constitucionales en materia de seguridad pública. La propuesta lopezobradorista de mantener al Ejército en el combate a la inseguridad bajo la figura de una Guardia Nacional, formada principalmente por efectivos del Ejército –de las Policías Militar y Naval–, encendió alerta y preocupación en sectores de esta comunidad que ha vivido la militarización desde el 2008 –con la Operación Conjunta Chihuahua– y que en el Foro Escucha organizado aquí en agosto pasado hizo sentir a AMLO su postura antimilitarista. “Es preocupante, alarmante, en mí genera sospecha que sea lo mismo (que ya vivimos), pero con otro tipo de nombre”, afirma el padre Óscar Enriquez, director del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte al referirse a la estrategia de militarización activada por Felipe Calderón, ratificada por Enrique Peña Nieta y ahora profundizada en la propuesta de AMLO. “No creemos que sea el camino para pacificar el país, con el Ejército en las calles no”, afirma el hombre que con su organización ha llevado casos de abusos de militares hasta cortes internacionales. A su vez, la abogada Imelda Marrufo, dirigente de la Red Mesa de Mujeres, advierte que Ciudad Juárez ya fue laboratorio de la militarización y los resultados, que están a la vista, no son convincentes. “Me sorprende que esto no se consulte”, agrega, al tiempo de considerar que la experiencia de la militarización de Juárez debe tomarse en cuenta. “No faltará que nos digan que nada nos gusta y que no nos parece nada, pero lo cierto es que el modelo (en materia de seguridad pública) que se plantea debe tomar en cuenta, y que prevea, varias de las situaciones por las que ya pasamos”, dice. Isabel Sánchez, coordinadora de Mesa de Seguridad, coincide en que Ciudad Juárez hay un gran aprendizaje para el Ejército. Recuerda que esta localidad fue una de las primeras ciudades del país en donde se dio la intervención del Ejército para tratar de reducir los índices delictivos y no se lograron revertir las tendencias sin coordinación con policías civiles, con las policías Federal, Estatal y Municipal. Sánchez advierte que se apoyará todo esfuerzo encaminado a lograr el orden y la paz del país siempre y cuando se respeten los derechos humanos de la población, los cuales considera que no son negociables. Aunque algunos sectores expresan sorpresa y preocupación por la continuidad de la estrategia castrense en la propuesta de seguridad del nuevo gobierno federal, el Movimiento contra la Militarización ya había advertido que el discurso de López Obrador, durante la campaña y luego de la elección, generaba serias dudas de que realmente estuviera pensando en ir en camino contrario. Por eso se movilizaron hasta lograr instalar en el Foro Escucha una mesa donde se discutió la Ley de Seguridad Interior y la presencia de efectivos castrenses en las policías, donde los participantes expusieron que la militarización de las corporaciones de seguridad ha resultado un fracaso en los últimos años y es un factor importante para el aumento de crímenes y violaciones a los derechos humanos, de acuerdo con la relatoría de esta, consultada por La Verdad. “Podemos observar un cierto peligro de que la militarización continúe en el país bajo una nueva piel… esto a partir de ciertas omisiones en el discurso de AMLO y de su equipo”, advierte Gero Fong, del Movimiento contra la Militarización, en entrevista previa al Foro Escucha del 7 de agosto. ¿Qué diferencia tiene a lo que los juarenses han vivido en los últimos 10 años? Se les cuestiona a Imelda Marrufo y responde que en apariencia nada. Es una estrategia que “en Juárez la hemos visto y la sufrimos en el 2008, al final de cuentas, (en ese entonces) quienes tomaron el mando fueron los militares”. Las consecuencias, asegura, fue una masacre en términos humanos, nuestra experiencia fue una violación constante, repetitiva de los derechos humanos de todas las personas, de sus libertades. “Somos una ciudad que ya vivimos esa experiencia, ya vivimos con los militares en la calle y como que no fue una buena experiencia”, dice a su vez el padre Óscar Enríquez, quien ve con preocupación la propuesta que este martes será presentada para su debate en el Congreso del Unión. La iniciativa es básicamente tener al Ejército y a la Marina en las calles, “contra eso es contra lo que estamos, que (los militares) no hagan funciones de la policía civil”, dice el director del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte. Isabel Sánchez, coordinadora de la Mesa de Seguridad, concede que el plan en general es un buen inicio, porque va encaminado a lograr el orden y la paz, pero recuerda que en Juárez ha habido un gran aprendizaje porque se dio la intervención del Ejército para tratar de reducir los índices delictivos y “no pudieron revertir las tendencias hasta que se coordinaron la Policía Federal, la Estatal y la Municipal”. 10 años entre operativos con militares El padre Enríquez asegura que recuerda perfectamente cuando llegó el Ejército a Ciudad Juárez en marzo del 2008, para dar comienzo a la Operación Conjunta Chihuahua, plan de combate al crimen organizado con la militarización implementado por el gobierno de Felipe Calderón. En ese entonces, un contingente de más de 2 mil 500 efectivos del Ejército arribó a la ciudad, por aire y por tierra, para reforzar los operativos anticrimen en Juárez y otras seis ciudades, principalmente del noroeste del estado, de acuerdo con reseñas periodísticas. Desde su arribo, comenta el padre, los militares comenzaron a descalificar a los policías, decían que estaban coludidos con el narco, que no estaban preparados y prácticamente asumen todo el control por unos dos años y los otros años siguiente, lo hicieron en conjunto con la policía federal. “La experiencia en Juárez fue terrible, la presencia del Ejército significó una violación constante al derecho a la vida, una violación constante al derecho a la integridad física. Hubo casos de tortura, desaparición forzada de personas, ejecuciones extrajudiciales, los derechos básicos fueron violentados por las fuerzas armadas”, menciona. Ante las críticas, las denuncias contra efectivos y los fallidos resultados, Calderón modificó las acciones, enriqueciendo la estrategia contra el crimen organizado con acciones sociales, de salud, de educación y reconstrucción de tejido social, pero los militares estaban presentes en los operativos. Con el arribo de Enrique Peña Nieto al gobierno federal, el plan antiviolencia mantuvo a los militares en la calle de combate al crimen. Diez años después de intervenciones federales militarizadas, la violencia se mantiene en esta comunidad. Las consecuencias de la militarización de Juárez se expusieron en el Foro Escucha que organizó aquí el equipo del presidente electo, el pasado 7 de agosto. De acuerdo con la relatoría de la mesa donde se abordó el tema, el consenso fue un rechazo a la idea de hacer una policía nacional militarizada bajo “mando único”, ya que se consideró que la militarización de la policía ha resultado un fracaso en los últimos años y es un factor importante para el aumento de crímenes y violaciones a los derechos humanos. Particularmente en Juárez la presencia del modelo de militarización de la seguridad pública ocasionó el incremento crítico de la violencia en las calles de la ciudad, hasta convertirla en la ciudad más violenta del mundo. Los participantes se pronunciaron por la profesionalización de las policías sin militarización, se lee en el documento que relata que la conclusión es que militarización no es la solución a la problemática de violencia que vive el país. Sorprende que este tema no lo hayan expuesto en los Foros Escucha realizado en el país, nada más aquí en Juárez se abordó, de pasadita y por insistencia de los ciudadanos, dice Imelda Marrufo, “fue valioso lo que ahí se dijo, pero la plana mayor del equipo de AMLO no estuvo presente… no escucharon”.

Comentarios