Trabajadoras sexuales de La Merced fabrican bálsamo labial apoyadas por la UNAM (Video)

miércoles, 28 de noviembre de 2018 · 19:02
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En el barrio de La Merced, uno de los corredores de trata de personas más grande de América Latina, ser trabajadora sexual de 35 años “ya no es garantía para obtener clientes, porque ellos buscan a las niñas de 10 y 15 años”, aseguró Brenda Martínez, trabajadora social de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM. Ante esta situación, trabajadoras sociales universitarias y 30 mujeres dedicadas al comercio sexual en las calles de ese barrio crearon la empresa social “Lady Meche” y este miércoles presentaron su primer producto comercial: “Alva Malva”. Se trata de un bálsamo labial de origen naturista y artesanal elaborado a mano con productos provenientes de una comunidad rural del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, y desarrollado con apoyo de la Coordinación de Innovación y Desarrollo (CID) de la UNAM. [video width="848" height="480" mp4="https://cdn.proceso.com.mx/media/2018/11/WhatsApp-Video-2018-11-28-at-6.31.54-PM.mp4"][/video] Luego de cuatro años de diagnóstico académico y 14 meses de emprendimiento entre las mujeres que trabajan en las calles de La Merced, las expertas de la UNAM -dirigidas por la investigadora María Elena García Mendoza- informaron que el inicio de la faceta empresarial es parte del proyecto de intervención social comunitario con ese sector de la población. En la Facultad de Medicina, aclararon que su objetivo no es combatir el delito de explotación sexual, sino dar a estas mujeres una oportunidad laboral, independientemente de que sigan o no dedicándose a ese trabajo, conocido como el más antiguo del mundo. “Las abordamos con la metodología de reducción de daños, porque nuestra estrategia no es su reinserción socio laboral, ni la rehabilitación, sólo detener los estragos negativos derivados de una vida de violencia y explotación”, explicó García Mendoza, quien lleva 16 años de labor social en La Merced. De acuerdo con las investigadoras, las 30 mujeres que manifestaron interés por entrar a este proyecto sufrieron explotación sexual desde niñas o adolescentes y padecieron violencia, exclusión, pobreza y nulo acceso a los derechos. Al paso del tiempo, han visto disminuidas sus ganancias, debido a que a los 25 años ya son consideradas “grandes” para el trabajo sexual y a partir de los 35, ya las ven como “en senectud”, pues quienes van a comprar sexo, prefieren a las adolescentes. El perfil emprendedor De acuerdo con las impulsoras del proyecto, las participantes tienen entre 35 y 60 años. La mayoría son madres solteras y provienen de los municipios conurbados del Estado de México, así como de Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala y Veracruz. Su nivel educativo no rebasa la secundaria y jamás en su vida han hecho otro trabajo, por lo que no cuentan con capacitación ni experiencia laboral. Tampoco tienen el hábito de laboral en un lugar formal y ganar un sueldo fijo u honorario. “Aun cuando son económicamente activas y en edad de insertarse al mercado laboral formal, no lo hacen porque han dedicado años a este otro mundo. No saben hacer otra cosa más que eso”, dijo la especialista María Elena García. Pero la característica que podría definir su participación en el proyecto es que “ya son libres”, es decir, que ya no están sometidas a proxenetas o sujetos que las amenacen para seguir realizando ese trabajo y prácticamente las tienen presas, sin opción de hacer otras actividades. Además, como obtienen menos ingresos, requieren trabajar en otra cosa para para llevar el sustento a su familia La especialista aclaró: “Nosotros no buscamos terminar con la trata. Lo que hacemos es darles la libertad real de decidir sobre su vida y les ofrecemos una oportunidad de ser emprendedoras”    . Brenda Martínez agregó que “la finalidad de la empresa social es que, al generar un producto de alta calidad, se produce un impacto social, una oportunidad de decisión de mejora de la calidad de vida y reducción del estigma y reivindicar los derechos de las mujeres”. Paulina Flores explicó que los cosméticos “Alva Malva” son 100% naturales y están inspirados en los tres mercados más importantes de La Merced: flores, frutas y dulces. Se trata de una manera de homenajear al legendario barrio de la Ciudad de México. Su presentación, en cada de metal, explicó, contiene una flor Malva que recuerda el mercado de flores, mientras que el color violeta de la envoltura representa “el valor y la fortaleza femenina”. Su costo en el mercado está calculado en 150 pesos y, por el momento, será distribuido mediante tres canales: venta en universidades públicas y privadas, internet y redes sociales, y bazares en el centro, el bajío y el norte del país. El proyecto “Lady Meche” es beneficiario de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, a través del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico CDMX. Además, ganó el Premio UVM 2017 en la categoría de Desarrollo Social y obtuvo mención honorífica en el certamen Cátedra Extraordinaria de Trata de Personas de la UNAM, categoría de Material Audiovisual.

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