25 años del EZLN: El zapatismo está vigente y puede reaccionar ante los megaproyectos de AMLO

sábado, 29 de diciembre de 2018 · 19:58
Pese a sus avatares, el EZLN, que irrumpió en Chiapas el 1 de enero de 1994, es ya un referente obligado en los análisis sociales, comenta a Proceso el historiador Antonio García de León, al hacer un balance de los últimos 25 años del zapatismo. Quien también fuera asesor de los zapatistas, considera que ante los silencios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sobre los acuerdos de San Andrés e iniciativas suyas como los megaproyectos del Tren Maya y del Istmo de Tehuantepec, el EZLN puede cobrar más importancia ante el eventual crecimiento de la resistencia indígena en ese contexto. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) podría convertirse en una “caja de resonancia” de los movimientos indígenas contestatarios a los proyectos del gobierno federal, sostiene el historiador Antonio García de León Griego, antiguo asesor del grupo armado que hace 25 años irrumpió en Chiapas para reivindicar a las comunidades indígenas marginadas. García de León, quien en 1996 participó en los diálogos de paz con el gobierno de Ernesto Zedillo en el pueblo de San Andrés Larráinzar, puntualiza que, a fin de cuentas, la herencia de los zapatistas es positiva, pues dieron preponderancia a las comunidades indígenas marginadas y pusieron a Chiapas en el horizonte del apoyo federal. Frente a los proyectos ferroviarios y de infraestructura carretera del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es factible que la influencia del zapatismo en las comunidades indígenas se revitalice por los movimientos que actualmente hay en Chiapas, Yucatán, Quintana Roo y Oaxaca, dice el doctor en historia económica y social por la Universidad de la Sorbona al hacer un repaso de los 25 años del EZLN. García de León, quien cursó su maestría en lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, es uno de los principales conocedores de la vida indígena chiapaneca, de lo cual ha dejado constancia en sus libros Resistencia y utopía. Memorial de agravios y crónica de revueltas y profecías acaecidas en la provincia de Chiapas durante los últimos 500 años de historia, así como Fronteras interiores. Chiapas, una modernidad particular, en el que aborda la historia de esa entidad entre 1940 y el año 2000. El EZLN, dice, tiene presencia nacional e internacional, y si bien ésta ha menguado y sufrido cambios en su dirigencia –el 14 de febrero de 2013 el subcomandante Marcos fue relevado por el comandante Moisés–, su lucha por los derechos y la cultura de los pueblos indígenas sigue vigente, comenta el historiador. “En un sentido general, veo que el EZLN posicionó a las comunidades indígenas en el debate nacional; eso es evidente. Pero hay otros aspectos que también son importantes: las autonomías y la participación desde la base van a ser necesarias si el gobierno (de López Obrador) centraliza demasiado la construcción de megaproyectos como el Tren Maya y el proyecto del Istmo de Tehuantepec, que puedan ser ofensivos para el medio ambiente o para las comunidades indígenas. “Todo eso va a reactivar una resistencia de las comunidades y la única resistencia posible es una participación más activa (de los indígenas) en sus propios destinos.” –Parafraseando un poco uno de sus libros, ¿cuáles serían las utopías y las resistencias del EZLN a 25 años del alzamiento? ¿Qué significado ha tenido? –Por un lado, ha propiciado movimientos muy diversos que poco tienen que ver con el EZLN, pero que han representado el empoderamiento de ciertas élites que se autodenominan indígenas y tratan de sustituir la representación indígena. Esto es muy importante porque el nuevo régimen está utilizando de manera patética la cultura indígena, reinterpretada de una manera muy parecida a como lo hacía el viejo PRI. (Adelanto del reportaje especial publicado en Proceso 2200, ya en circulación)

Comentarios