Investigan por abuso sexual a obispo argentino; el Papa le había dado un cargo

viernes, 4 de enero de 2019 · 15:40
CIUDAD DE MÉXICO (apro).-  El obispo argentino Gustavo Zanchetta, de 54 años, está bajo investigación preliminar por acusaciones de abuso sexual, confirmó El Vaticano en un comunicado enviado a la agencia estadunidense  AP. El prelado había renunciado a su diócesis en 2017 por motivos de salud y luego fue nombrado por el Papa Francisco como asesor de Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), oficina que gestiona más de cinco mil propiedades del Vaticano. Ese cargo no existía antes del nombramiento de Zanchetta. Información sobre las acusaciones contra Zanchetta fueron publicadas por el diario local El Tribuno el pasado 28 de diciembre, e incluyen también denuncias sobre abusos de poder y malos manejos económicos. En el comunicado dirigido a The Associated Press, el portavoz Alessandro Gisotti informó que las acusaciones contra Zanchetta surgieron en los últimos meses, casi un año después de que el papa Francisco le creara su puesto en APSA. En el momento de su renuncia, Zanchetta sólo le había pedido al pontífice que lo dejara salir de la diócesis de Orán, en el norte argentino, porque tenía relaciones difíciles con sus sacerdotes y era “incapaz de gobernar al clero”, según comentó Gisotti. Por lo pronto, Zanchetta no trabajará en el Vaticano mientras se realiza la investigación, dijo el vocero. La información surge justo cuando el Papa Francisco envió una carta a la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, donde afirma que la credibilidad de la Iglesia ha sido gravemente minada por pecados y delitos de abuso sexual, a propósito de la reunión de obispos de ese país que se llevará a cabo en la Arquidiócesis de Chicago. “La envergadura de los acontecimientos no resiste cualquier respuesta y actitud; por el contrario, exige de nosotros pastores la capacidad y especialmente la sabiduría de gestar una palabra fruto de la escucha sincera, orante y comunitaria de la palabra de Dios y del dolor de nuestro pueblo”, afirmó Francisco. Dijo que la credibilidad de la Iglesia “se ha visto fuertemente cuestionada y debilitada por estos pecados y crímenes, pero especialmente por la voluntad de querer disimularlos y esconderlos, lo cual generó una mayor sensación de inseguridad, desconfianza y desprotección de los fieles”.  

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