'Si la colonia hablara”: poesía de la intimidad

viernes, 25 de enero de 2019 · 19:33
MONTERREY, NL. (apro).- Son recurrentes las tomas cerradas que captan los rostros de frente. No hablan, sólo comunican emociones sigilosas. Barry Jenkins se asegura de que los personajes se expresen honestamente. Pueden estarse dirigiendo al público, atendiéndolo e incluso aceptando juicios ajenos, pero también pueden estarse reflejando en un espejo para cuestionarse, ellos mismos, en su propio viaje de autodescubrimiento frente a escenarios nuevos que son bellos y terribles. Con Si la colonia hablara (If Beale Street could talk, 2018), el director de la aclamada Luz de Luna (Moonlight) lo vuelve a hacer: toma una historia afroamericana y la lleva a un extremo de delicadeza visual convirtiéndola en poesía sobre la intimidad emocional. Abundan los encuadres en penumbras, que insinúan alegría y sufrimiento, pero también mucho amor. https://youtu.be/ln0YJP9F8X8 El drama, ambientado en Harlem, en la década de los 70, remite a una angustiosa carrera contra el tiempo. Tish (Kiki Layne) está esperando un hijo de Fonny (Stephan James). Él ha sido acusado indebidamente de un crimen terrible por el que está en prisión. Sus familias se unen para tratar de demostrar su inocencia, mientras se aproxima la hora del parto. La premisa es sencilla, pero Jenkins lleva su desarrollo hacia un nivel magistral. Toda la película está llena de virtudes y detalles afortunados. Las escenas son largas, pero están perfectamente ambientadas y con una música aterciopelada de Nicholas Britell que remite al romance y a la tristeza. Por un lado, se muestra con encantadora sutileza el trance en el que entra la pareja cuando descubre el amor, por encima del simple romance, en su esencia más pura. Estos dos chicos coincidieron en el universo y se merecen mutuamente. No queda duda que lo de ellos será eterno. En una atmósfera de intimidad tibia y envolvente, la cámara se mete hasta la misma habitación donde inicia el reconocimiento mutuo de los cuerpos. El trance es simultáneamente pasional y tierno, fragoroso y apacible. Sin embargo, los saltos en el tiempo remiten, inmediatamente después, al peor de los infiernos, pues Fonny se encuentra tras las rejas por lo que parece ser una maldita venganza de corte racial. No existen más evidencias que su palabra, pero la decencia que transpira mueve a suponer que es inocente. Mientras, la apacible Tish debe sobreponerse, estoica, a esa mala jugada del destino y enfrentar la enorme responsabilidad de recibir al bebé con la incertidumbre del futuro inmediato. Las actuaciones son soberbias. El ensamble histriónico carece de estrellas, pero en cambio se llena de tremendas interpretaciones. Sobresale la de la veterana Regina King, en el papel de su vida, dando vida a la amorosa madre dispuesta a llegar al fin del mundo para demostrar la inocencia del yerno y oponerse al desbalanceado sistema de justicia que amenaza con aplastarlos. Si la colonia hablara es un conmovedor drama de barrio, de clase trabajadora en un universo cerrado. Habla de los sueños cumplidos y truncados, y de cómo el amor prevalece por encima de la peor de las tormentas.

Comentarios