Realizador de los musicales Si nos dejan, con canciones de José Alfredo Jiménez, Joan Sebastian, Juan Gabriel y Vicente Fernández, y de la obra infantil El último teatro del mundo, el actor, productor y director teatral José Manuel López Velarde celebra este 6 de febrero en el Auditorio Nacional una década de Mentiras. Este musical (con temas popularizados por Lupita D’Alessio, Yuri, Dulce) lo convirtió en una celebridad del género.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El mexicano José Manuel López Velarde festejará en febrero los 10 años de la puesta en escena musical más exitosa de la cartelera nacional, Mentiras, de su autoría y dirección, la cual recientemente celebró el millón de espectadores.
Sin embargo, para López Verlarde “aún existe un desdén, sobre todo del sector cultural” a dicho género teatral. El también actor especifica en entrevista:
“Esa fracción considera a estos montajes como si fuera un género menor, y me parece que de entrada el teatro musical, mal llamado comedia musical, puede contar cualquier historia; existen trágicas, cómicas muy intensas y muy tristes, pueden haber muy diferentes expresiones en esta forma escénica. No obstante, existen personas que manifiestan: ‘No, si es teatro musical, no voy’.”
Pero es positivo al decir que “en general, sí gusta en México el teatro musical”. Luego, destaca:
“También es cierto que los montajes de este tipo, importados de producciones extranjeras, son muy caros de realizar, por lo tanto es muy arriesgado el musical y también suele ser costoso para la gente. Entonces, se deben atraer unos volúmenes enormes de público para que funcionen. Igual, existen muchos exponentes de teatro musical original. Yo he hechos tres: Si nos dejan, con canciones de José Alfredo Jiménez, Joan Sebastian, Juan Gabriel y Vicente Fernández; El último teatro del mundo, un musical para el público infantil, sin olvidar que los adultos también forman parte de estos espectáculos, y Mentiras, el musical, con melodías de los ochenta, de los cantantes populares Yuri, Dulce, Emmanuel, Daniela Romo y Lupita D’Alessio.”
Narra que “para bien o para mal”, Mentiras tuvo muchas repercusiones en su carrera:
“Lo bueno es que me dio una cierta estabilidad para poder escoger mis proyectos; lo negativo es que me cerró muchas puertas en un inicio para crear otro tipo de teatro y me encajonaron. Creo que ahora eso se está rompiendo, con La Teatrería Teatro & Estudio (espacio que abrió en 2015 junto con Óscar Carnicero) también se ha ido transformando, y además influyen las necesidades actuales del medio teatral.
“Ahora hago los proyectos que quiero.”
–¿A que le atrubuye el éxito de Mentiras?
–Cumple 10 años en febrero. Es inédito que un musical mexicano, y de un musical en general, no hay otro que haya permanecido una década ininterrumpida en la cartelera, por muchos aspectos.
“La música de los ochenta creó una sintonía sentimental y emocional muy fuerte con el público del país porque las canciones siguen ahí. Por otro lado hay mucho rigor al contar ese relato con aquellas melodías sin traicionar su esencia, su estilo y lo que narra. La obra se ha vuelto de culto, la gente se disfraza de los personajes, los quiere mucho. Además, la producción es cuidada por un equipo que todos los días del año ha hecho que se sostenga.”
Adelanta que celebrará una década de Mentiras con una función en el Auditorio Nacional el próximo 6 de febrero, donde participará una buena parte de los actores que han intervenido durante diez años. Incluso armó un grupo musical integrado con los personajes de Mentiras que ya ofrecen conciertos fuera de la obra.
La pieza musical estrenó el 11 de febrero de 2009. Actualmente se puede ver en el Teatro México, Centro Teatral Manolo Fábregas, con artistas como Ana Cecilia Anzaldúa, Efraín Berry, Marta Fernanda, Carlos Gatica, Paola Gómez, María Chacón, Georgina Levin, Leticia López, Reyna López, Majo Medellín, Alicia Paola y Mary Francis Reyes. Los invitados son Gloria Aura, Lolita Cortés, Lorena de la Garza, Lenny de la Rosa, Dalilah Polanco, Angélica Vale y Tatiana.
El argumento parte de un funeral, donde cuatro mujeres descubren que todas estaban involucradas románticamente con el fallecido Emmanuel. La hermana del difunto las junta, porque una de ellas es la responsable del asesinato de Emmanuel. Deberán resolver el misterio de quién fue la culpable y así poder recibir su herencia.
“Cuando la terminé de escribir pensé que podía ocurrir algo interesante; pero todo lo que ha pasado rebasa cualquier imaginación.”
Mentiras, el musical cuenta además con dos discos grabados.
López Velarde recuerda que Si nos dejan (estrenada en 2011) “me dejó determinar un estilo estético en el teatro musical”, y le abrió muchas puertas internacionales, pues “ha sido una carta de presentación muy fuerte para otros proyectos, me parece una obra hermosa”. Fue presentada durante un año y medio con éxito; viajó a Guadalajara, México, y a Bogotá, Colombia, “causando furor entre los conocedores y ofreciendo a nuevas generaciones estos acordes musicales que forman parte de nuestra cultura nacional”.
La puesta de El último teatro del mundo se recreó en el escenario con materiales reciclados funcionando como instrumentos musicales, y Paloma Cordero le dio vida a una catarina que lucha para alcanzar el triunfo. Fue seleccionada para la edición 36 de la Muestra Nacional de Teatro. Logró nominaciones en los Premios Metropolitanos, y ganó el galardón a Mejor Actuación Masculina.
–¿Qué significó para usted traer a México Conejo blanco, conejo rojo, del iraní Nassim Soleimanpour (Teherán, 1981), obra que hacia 2011 empezó a ser importante a nivel internacional?
–La traje como productor. Tenemos el teatro La Teatrería, por ello buscamos qué producir, y una de nuestras colaboradoras conoció a los promotores de esa obra en el Fringe Festival de Edimburgo, y la leímos. Nos pareció interesantísimo el proyecto y decidimos traerlo. Después invitamos a Nassim con otra obra suya, una especie de continuación de Conejo blanco, conejo rojo que se llama Nassim, quien vino al país a participar con actores que tampoco sabían a qué se iban a enfrentar exactamente.
En Conejo blanco, conejo rojo participaron Bruno Bichir, Diana Bracho, Irene Azuela, Luis Gerardo Méndez, Daniel Giménez Cacho, Ely Guerra, Ludwika Paleta, Úrsula Pruneda, Ilse Salas, Ximena Sariñana y Cecilia Suárez. Actualmente la obra se presenta en el Foro Lenin de La Teatrería, Merida 98, colonia Roma, con Paola Gómez, Tessa Ia, Benny Ibarra, Luis Felipe Tovar y Sergio Zurita, entre otros.
En Nassim igual actuaron Irene Azuela, Cecilia Suárez y Diana Bracho, para posteriormente integrarse Ana Serradilla.
“Gobiernos muy incultos”
Al director teatral López Velarde le preocupa la realidad: que en general todo el teatro mexicano simpre se encuentra en crisis y al mismo tiempo “no exista una cultura muy clara por parte de la gente de ir a esta rama de las artes escénicas; otras naciones destinan de su presupuesto una cierta cantidad para que el público acuda a los montajes”.
–Igual especialistas destacan que desde las escuelas no se inculca lo suficiente el gusto por el teatro, ¿verdad?
–No cuento con una respuesta concreta; pero sí creo que el problema parte de la educación, cuando en otros países es lo contrario. En Inglaterra, desde William Shakespeare hay un gusto teatral. Además, cabe destacar que igual interviene la situación económica para ir al teatro. Y por si fuera poco, ahora en el país estamos arrinconados con los presupuestos del gobierno.
“Es una cuestión de educación, tradición y por supuesto, de prioridad de los gobiernos. Como ya mencioné, me parece que siempre quedamos un poco relegados. Hemos tenido varios gobiernos muy incultos. Los presidentes o los legisladores o quienes han ocupado puestos públicos, no asisten seguido al teatro, sólo algunas figuras públicas van a cortar un listón o por la foto. Y ya.”
Se le comenta al dramaturgo que aunque siempre se encuentra en crisis el teatro mexicano, hay una diversidad de obras, y comenta:
“Si, en el país incluso existe una de las carteleras más nutridas. México debe estar entre las cinco naciones que más teatro producen en el mundo. En cuanto a que si el público las ve, ahí si no creo que estemos entre los primeros… Hay muchísimos espacios para los montajes. El problema no es tanto de espacios o de producciones como de público.”
Con la obra El último teatro del mundo, ejemplifica, “una de mis intenciones era cautivar a nuevos públicos, tanto niños como adultos, es como una especie de carta de amor al teatro donde el personaje quiere encontrar ese último teatro en un mundo donde ya no existe el teatro. Y en el camino lo reinventa, lo descubre, sin querer, otra vez”.
–¿Es complicado armar un elenco actoral para el teatro musical?
–En cuanto al casting se ha vuelto una cosa muy, muy complicada, muy difícil y muy frustrante. El año pasado tuve una duda existencial, de seguir haciendo teatro o no; el teatro está un poco pospuesto en la lista de prioridades de los actores, en relación a las series de televisión y al cine. Me ha pasado que de pronto se ha vuelto más difícil concretar un elenco porque cinco minutos antes les ofrecen una serie y se van. El teatro requiere tiempo de ensayo, de preparación, no es algo que te aprendes el día anterior del estreno.
“Quizá una buena noticia para los actores es el que haya tanta oferta en las series y el cine; yo creo que el teatro contribuye en la formación de actores, pero desgraciadamente se ha vuelto la última prioridad para muchos de ellos. ‘Mientras no me hablen para otra cosa, hago teatro’, dicen. Sí; es complicado buscar el reparto.”
–¿Dónde se siente mejor, en la dirección, la producción o cómo actor?
–Como productor he hecho muy pocas cosas. Como escritor, la verdad escribo por necesidad de dirigir, porque de pronto hay en mi cabeza una idea que tengo muchas ganas de dirigirla. Nunca he escrito para que alguien más dirija; pero sufro mucho al escribir, me cuesta trabajo, me atoro, me quedo un mes sin escribir. En cambio dirigiendo me siento como pez en el agua. Si yo tuviera un clon que escribiera, lo mandaba a redactar o pondría a alguien más que pudiera escribir mis ideas, pero dirigiendo me siento muy seguro, fluye muy bien todo.
Duda en volver a la actuación:
“Hace poco laboré como actor y codirector. La verdad no actuaba desde hace mucho y sufrí; no me gusta mucho la repetición, aunque un actor no se repite. Hay una parte de estar cada semana en el mismo lugar y a la misma hora, y la verdad es que soy demasiado cerebral mientras estoy actuando, pienso cómo estoy trabajando y en el público, en fin. Desde la escuela no era algo que me encantara actuar. Después de estudiar comunicación, estudié actuación para dirigir actores y definitivamente fue mi mejor escuela.”
Sobre el musical, manifiesta:
“Me gustan mucho los musicales porque es donde confluyen muchas pasiones mías y bastantes cosas que he estudiado a lo largo del tiempo: estética, composición, vestuario, escenografía, fotografía, actuación y la música, que es una parte muy importante de mí.”
Su próximo proyecto es 1984, basada en la novela homónima, publicada en junio de 1949, del británico George Orwell (Motihari, India, junio 25 de 1903-Londres, enero 21 de 1950), con guion de Robert Icke y Duncan McMillan.
Aún no concreta el elenco; pero la presentará en el Teatro Helénico a mediados de julio próximo. Dicha historia se ubica en 1984, cuando la mayoría de la población en la Tierra ha sido víctima de una guerra perpetua, bajo la omnisciente vigilancia gubernamental y la propaganda. Sólo adelanta:
“No es un musical.”
Este texto se publicó el 27 de enero de 2019 en la edición 2204 de la revista Proceso.