Leen carta póstuma de Alan García; ocho apristas mueren en accidente

viernes, 19 de abril de 2019 · 18:39
LIMA (apro).- Mientras que uno de los hijos del expresidente de Perú, Alan García Pérez, se registró como militante del partido de su papá, el Apra, durante el funeral, y una hija leyó una carta póstuma de su padre, ocho militantes apristas murieron y 45 resultaron heridos en un accidente automovilístico esta mañana. Los militantes salieron del departamento de Piura, localizado al norte de Perú y se dirigían a Lima, cuando el autobús chocó contra un muro de contención a la altura del kilómetro 154 de la carretera Panamericana Norte. Los heridos fueron trasladados al hospital regional del departamento de Huacho. Viajaban 68 pasajeros. La información fue dada a conocer por el congresista del Apra, Jorge del Castillo, quien indicó en medios peruanos, que presuntamente el chofer se quedó dormido. En el féretro de su padre, el hijo más chico, del segundo matrimonio de Alan García, Federico Danton García Cheesman, firmó el acta de inscripción al partido del Apra. A sus 14 años, dijo que el partido debe regresar a la presidencia de la República: “Hay que hacer que el Apra vuelva al gobierno de cualquier manera. Posteriormente, recibió la banda presidencial de Alan García, de manos de su hermana mayor, Carla García Nores. “Les dejo mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios”: Alan García En el homenaje a Alan García, efectuado en el aula magna de la Casa del Pueblo, su hija Luciana García Nores, leyó una carta que escribió su padre, quien se suicidó el martes pasado cuando llegaron agentes policíacos a detenerlo por presunto lavado de dinero en el caso de la empresa brasileña Odebrecht. En la carta dice que les deja a sus hijos la dignidad: “Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento. “Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años. Pero jamás encontraron nada, y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones. “En este tiempo de rumores y odios repetidos, que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar, y no para encontrar verdades. “Por muchos años me situé por sobre los insultos. Me defendí, y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias. “No hubo ni habrá cuentas ni sobornos ni riqueza, la historia tiene más valor que cualquier riqueza familiar. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí, otros se venden, yo no. “Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos. “Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones. A mis compañeros, una señal de orgullo; y mi cadáver, como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse. “Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”. La hija dirigió las últimas palabras a Alan García: “Papá: entregaste tu vida a tu país y partiste con convicción y la frente en alto. Tu última enseñanza fue una elección de valentía y dignidad. “Viejo: la paciencia nunca fue tu mejor virtud, pero verás que el tiempo y la verdad te darán el lugar en la historia, que te mereces. Vive por siempre en nuestros corazones, rebosantes de orgullo por haber tenido el lujo de ser tus hijos y tu familia. Y prometemos hoy juntos, pero cada uno a su manera, devolverte esa sonrisa y ese orgullo que nos regalaste. Te amamos, papá, que descanses en paz (…)”.

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