'El Complot Mongol”: intriga internacional a la mexicana

viernes, 19 de abril de 2019 · 19:11
MONTERREY, N.L. (apro).- El Complot Mongol (2019) es como una caja bellamente recubierta de oropel, pero sin contenido. La esperada cinta dirigida por Sebastián del Amo sorprende por los motivos menos deseados: junto a la cuidada ambientación de México en la década de los 60,  se encuentra una historia confusa y mal contada. El complot al que se refiere la trama, que se basa en la novela homónima de Rafael Bernal, habla de un tema trascendente: agentes internacionales planean en asesinato del presidente de EU en territorio nacional. Sin embargo, la adaptación de Del Amo subordina la intriga y se concentra en darle voz a una serie de personajes, todos caricaturizados y parlanchines que se la pasan en escenarios donde ocurre muy poco. “Pinche”, es la palabra que repite una y otra vez el detective Filiberto (Damián Alcázar), un burócrata de las pesquisas, agente de gatillo fácil, aunque con un sentimentalismo bien oculto. Con ambientación de cine negro e impactante música de mambo, el policía se mueve dentro de un thriller de espionaje, contado a la vieja usanza. El mismo policía es un antihéroe cliché, pues vive solo, anda trajeado y con sombrero, ama y odia el trabajo, es maltratado por los jefes y constantemente se coloca por encima de la ley para usar la pistola a su conveniencia, con tal de sacar adelante sus encomiendas que son, por lo general, labores sucias. Dentro de esta historia, con tono de farsa y parodia de género, el policía rompe la cuarta pared. El recurso surrealista que le funcionó muy bien al presidente Underwood en House of  Cards, es utilizado por Filiberto como una manera aparentemente novedosa de involucrar al espectador, y hacerlo cómplice de su vida violenta y divertida. Eugenio Derbez y Xavier López Chabelo aportan buenas actuaciones, aunque su trabajo es transeúnte. El gran personaje, sin embargo, es el de la linda Martita Fong, una china migrante interpretada con precisión y gracia por Bárbara Mori. Ella, una especie de diablo, que se le mete en la sangre al detective. Bella, seductora e inocente, mujer fatal, es como el fruto prohibido que el rudo policía no quiere tocar, por alguna oscura reticencia de la que podría llegar a arrepentirse. Complementan, como referencia común a las producciones de intriga, un agente ruso de la KGB y otro gringo del FBI, tontines, los dos, que se involucran en la investigación para desactivar el plan maestro de mentes criminales de alcance internacional para, supuestamente, perpetrar un magnicidio. Quién sabe qué pretendió hacer Del Amo al incorporar al innecesario personaje de Hugo Stiglitz, lanzándole un guiño incomprensible a Tarantino. El Complot Mongol es un remake de la que dirigió Antonio Enceiza en 1978 con prácticamente los mismos elementos. El guión que se construye ahora es muy similar al que escribió, entonces, Tomás Pérez Turrent. Sin embargo, a diferencia de aquella solemne versión, la nueva es pura comedia que, con pretendido cinismo y desenfado, lanza algunos dardos de reproche al corrupto sistema judicial mexicano. Pero la crítica queda en el puro chiste y, al final, el resultado de la producción es pobre.

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