Celebrarán el Día de la Educadora con gris panorama

sábado, 20 de abril de 2019 · 21:44
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- En medio de “un panorama muy gris”, por la incertidumbre que ha generado el anuncio de la transformación del programa de estancias infantiles, la falta de reconocimiento y los bajos salarios, este 21 de abril se celebrará el Día de la Educadora. Así lo señala a través de un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el doctor en psicología Fernando Salinas-Quiroz, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la vicepresidencia para América Latina de la Organización Mundial para la Educación Preescolar, y ganador del Premio Nacional Silvia Macotela 2015 por su tesis en la UNAM, quien destaca: “Los niños formulan sentidos sobre el mundo que los rodea, por lo que son también productores de cultura, pero vivimos en un mundo profundamente adultocéntrico, que además impone estereotipos de género: los niños al fútbol y las niñas a la cocinita y a cuidar bebés. Hay mucho por hacer, y es momento de cuestionar qué se hace en este nivel educativo, porque aquí se sientan las bases para socializar, compartir con otros y pertenecer a un grupo”. El Día Internacional de la Educadora se instituyó en memoria del pedagogo alemán Federico Froebel (1782-l852), creador de la educación preescolar y del concepto de jardín de niños (kindergarten). En opinión de Salinas-Quiroz el quehacer de los educadores es fundamental para el desarrollo de los niños. Su labor es interpretar sus señales y atenderlas en tiempo y forma para generar en ellos una sensación de seguridad, elevar su autoestima, autorregulación, mejor tolerancia a la frustración, optimizar su competencia social, la confianza en los demás y el éxito escolar. Lamenta que, siendo un nivel educativo obligatorio, no esté regulado, “se concibe como algo de segunda” y se ha dejado a cargo de instituciones de asistencia social. Esto ha provocado que en muchos sitios se deja el cuidado de los niños a puericulturistas o asistentes educativas, quienes sólo tienen una formación técnica, no universitaria ni especializada. Además, se ve a las estancias como guarderías donde los niños se “guardan” y sólo se les da de comer, lo cual vulnera sus derechos de atención educativa de calidad, pues se enfocan sólo en los derechos laborales de los padres. Suma el hecho de que se le ha visto como una profesión “feminizada” y en la cual el salario no importa. Señala que en países como Uruguay, Colombia o Argentina, por no decir Finlandia donde la educación es muy desarrollada, se ha demostrado una mayor atención en este nivel con el fin de forjar mejores ciudadanos: “Las educadoras están presentes con el objetivo de formar a los niños, pues son lo más importante; pero si son tan importantes, ¿por qué invertimos tan poco en ellos?”, cuestiona.

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